Actualizado: 25/04/2024 19:17
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cuba

Crónicas

El nuevo hombre ilustrado

¿Podrían tantos millones de cubanos estar equivocados?

Comentarios Enviar Imprimir

Ilustraba un cuarentón a unos muchachos universitarios, en su condición de hombre de mundo, de gente que ha vivido. Su método era socrático. ¿Sería concebible un ruso de invierno, de esos parecidos a un oso, con gorro peludo y orejeras, tomando el sol en una playa cubana en el mes de julio? ¿Por qué? Muy bien, muy bien.

Cambiemos el escenario, les decía otra vez. A uno de los muchachos le diagnostican severas deficiencias del corazón, o quien dice del corazón, podría decir diabetes. Son padecimientos que conllevan severas limitaciones en la alimentación y en todo lo demás. No cumplirlos le ocasionaría la muerte. ¿Conducta a seguir?

Ahora al muchacho le cortan una pierna. Aunque sin elegancia, con muletas o con una prótesis, volvería a caminar. ¿Conducta a seguir?

Mas la suerte no ha sido tan mala. Tiene un corazón de bestia, la diabetes es para él sólo una palabra y sus piernas le acompañarán hasta el final. Pero han pasado los años, el muchacho es ahora un doctor gordo que acaba de ver convertido en chatarra el automóvil en que se hiciera viejo. Una rastra se lo hizo leña. ¿Qué hacer en ese escenario del porvenir? ¿Aprender a caminar de nuevo? ¿Comprarse una bicicleta? ¿Reaprender a envejecer esperando una guagua?

Creía el nuevo hombre ilustrado que los muchachos responderían con cordura, obedientes, de verse ante una de estas posibles realidades. ¿Por qué? Exactamente. El más gordito del grupo (el que se parecía a Platón, observó), dijo bien. Porque la realidad no pregunta, la realidad exige.

La bisolución

Pero, ¿está la realidad del hombre determinada solamente por el azar y el posible trastorno del cuerpo? ¿Y la ley? ¿Dónde dejaban la ley?

Expresión de su circunstancia, las leyes pueden ser más o menos benignas. Las que se hicieron para los judíos, en épocas de Hitler, eran muy estrictas, pero había que cumplirlas. Frente a la Casa Blanca, se han visto latinos exigiendo la libertad de los "cinco héroes cubanos prisioneros del imperio" y la policía no los ha golpeado. ¿Por qué? Porque como parte de su comedia democrática, en el país de los malos protestar es una de las libertades públicas. Es decir, que policías y manifestantes actúan dentro de la ley.

En Cuba, en cambio, por ostensibles razones patrióticas, es ilegal salir a la calle a exigir la libertad de este preso o del otro. Háganlo las Damas de Blanco o los de los llamados derechos humanos, es ilegal la manifestación política disidente. Y acaso no falte entre estos desobedientes, que de todos modos salen a manifestarse, el que no puede ver la sal ni de lejos, porque es cardiópata, o no debería acercarse al azúcar porque es diabético. Es decir, el que le hace caso al médico pero, curiosamente, no obedece la ley. ¿Por qué?

Estos mismos jóvenes que el hombre ilustrado tenía delante: mírelos ahí, torturados por una pregunta que jamás podrían responder. Francamente, a un judío de los de antes le sacarían la carcajada.

Raúl Castro, en Camagüey, el año pasado, mandó a hablar, y durante meses la gente habló hasta por los codos. No hubo en la Isla plazoleta que no conociera la queja, la denuncia, incluso la cólera del que durante mucho tiempo estuvo aguardando la oportunidad de poder al fin despetroncarse diciendo cuanto tenía adentro (o bueno, casi todo). Aunque ya sin los aires de corneta tocando a degüello que tuviera aquella exhortación, el pasado 24 de febrero, al tomar posesión de su cargo como presidente de la república, democráticamente Raúl volvió a consagrar el derecho a hablar, y aun a discrepar, siempre que la discrepancia persiguiera un propósito "sano", sin detenerse sin embargo a explicar, decían los muchachos, cuándo no era sano y quién lo decidía.

De momento, no discrepen. Y mirar hacia el pasado: que es donde siempre han estado escrito los avisos del porvenir.

En 1961, Fidel utilizó una primera variante (luego famosa) de este mismo enigma recuperado por Raúl el 24. En aquella oportunidad, al dar a conocer a los intelectuales los nuevos límites para la creación artística y literaria, el entonces Comandante en Jefe los resumió así: "dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada". Fue un enigma que dividió a los creadores. Los que lo aceptaron se quedaron en el país y muchos de ellos están convertidos en próceres de la nación. Los que no, hicieron sus maletas y se fueron a deambular por el mundo.

Tengan, pues, en el proceder de aquellos intelectuales de 1961, los muchachos que todavía no han adivinado al Raúl del 24 de febrero, no la respuesta pero sí la bisolución para su preocupación de ahora, les decía el nuevo hombre ilustrado.

Él, por su parte, jamás había tenido problemas con la ley. No había discrepado jamás. En esa delicada materia había sido siempre tan razonable como el diabético o el cardiópata con su médico, o como el que se vio de pronto sin piernas o sin automóvil. Lo cual no quería decir que tal vez no tenga o no haya tenido opiniones. Tal vez, precisó, tal vez nada más: no decía que las tenga o las haya tenido.

Y definitivo, viendo la extraña cara puesta por aquellos muchachos que no parecían dispuestos a ser sus discípulos, los exhortó a ser hombres nuevos. Esta filosofía que les enseñaba había permitido al grueso de los cubanos en estos casi últimos 50 años ser felices, en algunos casos, y en los demás, sobrevivir. ¿Podrían tantos millones de cubanos estar equivocados?, preguntó airado.


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.