Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Salud

El pasajero de papel

La gripe A es un huésped malvenido. Obliga a fuertes erogaciones y tensa la capacidad del sistema cubano de salud.

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"El sexo oral cura la gripe A". No es el último descubrimiento de la medicina, sólo el letrero de una camiseta en la espalda de alguien en La Habana, una ciudad bajo crisis epidemiológica, como otras del país.

Dengue, conjuntivitis hemorrágica, influenza, ¿alguna desgracia más?

"No, gracias", dicen los habitantes de la urbe con más de dos millones de residentes, rebosantes tachos de basura, salideros de aguas servidas y hacinamiento urbanístico, un caos higiénico que se calienta con el sol achicharrante de un verano que se burla del otoño.

En mucho ese desorden —rumoran— influyó en la destitución de Pedro Sáez, líder del Partido Comunista en la provincia, a quien despacharon a una escuela de estudios militares para cuadros civiles.

Las autoridades han puesto bajo signos de admiración la influenza A. Un programa radiotelevisivo como Mesa Redonda, que generalmente evita los candentes temas vernáculos, dedicó una emisión a la enfermedad, en el que destapó la cifra de fallecidos —tres embarazadas—, el mismo número de Egipto, país de 80 millones de habitantes, y de enfermos, más de 600.

"Eso dicen, pero deben de haber más", especula una señora en el mercado de 11 y 4, en el Vedado, mientras espera pagar en caja. Lleva dos jabones y un paquete de detergente de 500 gramos.

"Hay que lavarse las manos cada vez que vienes de la calle, pero hay que tener dinerito para eso", dice la cliente.

Factura total: 2,60 CUC. Quince por ciento del salario promedio en la Isla. Es una higiene cara que los mensajes no pueden eludir. Uno de ellos recomienda mantener las manos limpias, otro consumir alimentos ricos en vitamina C.

"De dónde", se queja un cartero. Toma una cerveza de diez pesos luego de haber "zapateado" uno de los barrios metropolitanos. A unos metros, en el mercado agropecuario, a veces venden naranjas a peso. "¡Son un lujo!", exclama. Alguien replica. "Con el pescao — diez pesos— del lagarto-cerveza resuelves tu problema".

Un dolor de cabeza

La gripe H1N1 se ha convertido en otro dolor de cabeza para el gobierno. En los techos de algunos buses puede leerse una pegatina con un prontuario del virus. Una de sus recomendaciones aconseja no permanecer innecesariamente en lugares muy concurridos.

"Estoy de más en esta guagua", dice jocoso un estudiante de informática. Acaba de leer la advertencia del adhesivo y junto a otros colegas, también alborotosos, se burla de la situación. El bus va repleto a esa hora de la mañana y casi nadie repara en el pasajero de papel.

Los chicos siguen dándose las manos, otros chocan los nudillos, algunos, de rápidos modales, se besan en las mejillas. Es la moda.

"Ahora a los guaposos les ha dado por los besitos", comenta una celadora de museo en La Habana colonial, al ver a dos hombres adultos saludarse con besuqueos.

El beso es uno de los vectores de la pandemia, pero cambiar de la noche a la mañana los hábitos afectivos del cubano promedio, ni tan siquiera aparece en las agendas de los responsables de salud.

Un diario como Juventud Rebelde, con gran número de lectores, advirtió recientemente que "la idiosincrasia del cubano puede a veces jugarnos una mala pasada", calificando a los besos y abrazos como "contactos desmesurados".

"Las jovencitas que vienen a hacer ejercicios en mi gimnasio se acercan para saludar y hago un esfuerzo por esquivarlas", relató el profesor de 45 años al vespertino.

Los 621 casos confirmados en Cuba corresponden a 177 niños y 444 adultos, del total 181 —29%— son "importados", es decir, viajeros; 62 considerados introducidos —10%— y 378 autóctonos, 61%.

En la Isla hay censadas unas 80.000 embarazadas y, de acuerdo con cálculos oficiales, alrededor de cinco mil deben padecer gripe común en el periodo estacional hasta diciembre.

'Armas' contra la influenza

Luis Estruch, viceministro de Salud Pública, informó que Cuba compró 2,5 millones de dólares en vacunas para la gripe estacional. Los antídotos llegarán en noviembre y se destinarán a los grupos de riesgo.

"La nueva vacuna contra el virus A H1N1 es de gran efectividad y también de elevado costo", lamentó el doctor Estruch, y agregó que Cuba ha solicitado la cooperación de la OMS y la OPS para su adquisición, a fin de administrarla a las personas más susceptibles al virus.

Mientras las vacunas llegan —pueden tardar, pues el país hace cola y apenas posee liquidez monetaria—, el arma más eficaz "es cumplir las orientaciones para evitar el contagio y la atención ágil y eficaz ante cualquier sospecha de infestación, sobre todo en los grupos de riesgo como embarazadas y niños menores de cinco años".

Irene Rivero, viceministra de Educación, dijo, por su parte, que el curso escolar continuará sin interrupciones e indicó que se han orientado medidas especiales que incluyen la capacitación y preparación de profesores, trabajadores y alumnos, mayor divulgación, aumento de la higienización de las escuelas y sus áreas exteriores y tareas de pesquisaje y vigilancia, entre otras.

El coronel José Betancourt, jefe de gestión para la prevención de riesgos del Estado Mayor de la Defensa Civil, afirmó que es primera vez que el país se declara en fase de alerta ante una situación sanitaria, a semejanza de un peligro por huracán.

La gripe H1N1 se presenta como un pinchazo financiero para el gobierno. Comprar equipamiento médico, reactivos para diagnósticos, Tamiflú para los enfermos, obliga a millonarias erogaciones.

"Estamos en la lista de espera para donación", dijo Estuch y señaló: "creemos en la vacuna, pero no la tenemos. La mejor vacuna es la prevención, evitar el contagio".

La batalla se presenta larga. Cuauhtémoc Ruiz Matus, asesor principal de inmunización de la OPS, advirtió en agosto pasado que sólo se producirían 1.300 millones de dosis de vacunas, frente a las "4.900 millones de dosis" calculadas "en principio" para un año.

"Finalmente un virus pandémico se vuelve más propenso a ser estacional y eso normalmente tomará entre dos y tres años", manifestó por su parte el portavoz de la OMS, Gregory Hartl.

"Todavía no hay absolutamente ningún indicio de que eso esté sucediendo", precisó.

Por si fuera poco, el número de cubanoamericanos que viajan a la Isla podría deprimirse en los próximos meses, dada la alerta del Departamento norteamericano de Estado sobre las medidas de cuarentena impuestas por La Habana.


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