El peor de todos

Nada es más insoportable para un santiaguero que trasladarse de un lugar a otro, incluso dentro de un mismo municipio. Pocos cambios ha sufrido esta realidad desde hace cerca de 18 años. En la década de los años noventa no pudo ser peor la situación, cada vez más irreversible, con matices distintos, pero igual de insostenible.

En abril de 2006, en sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, el primer secretario del Partido Comunista en esta provincia, Misael Enamorado Dager, reconoció la crisis del transporte ante las cámaras de la televisión: "En Santiago no hay transporte, Comandante, el 90% del transporte está en manos de transportistas privados". El funcionario se refería a la transportación de pasajeros realizada mediante coches tirados por caballos, triciclos de impulsión humana, motocicletas y camiones.

Sin embargo, lo que el líder partidista no mencionó en aquel momento, ni en su nueva aparición pública, son las condiciones y daños que causan estos arcaicos medios de transporte.

Los caballos inundan las calles de estiércol y orina. De ahí que las autoridades sanitarias tuvieran que prohibir la venta de alimentos a lo largo de la Avenida Libertad, en la localidad de Palma Soriano, previendo la contaminación con la bacteria que causa la encefalitis equina. También, de los camiones y motocicletas, debido a que su pésimo estado técnico provocó trágicos accidentes en esa vía de circulación.

En aquel momento, Fidel Castro ordenó la entrega a la provincia de Santiago de Cuba de 30 taxis que llevaban unos 20 años de servicio en el turismo. Sólo nueve funcionan actualmente. También en el año 2006, la Asociación de Transporte por Ómnibus (ASTRO) incrementó considerablemente el precio del pasaje. Por ejemplo, de 42 pesos a 169, en el recorrido Santiago de Cuba-La Habana.

Un funcionario de ASTRO consultado por esa fecha informó que el alza de los precios se debía a la entrada en servicio de los nuevos ómnibus chinos Yutong, además de ser una medida para contrarrestar la corrupción y el soborno a los empleados y funcionarios de la entidad, debido a la venta ilegal de pasajes. Esta misma persona, ya jubilada, reconoce que la corrupción ha aumentado. El soborno para adquirir un pasaje en ómnibus es 10 CUC, amén de los 169 pesos del costo, y por avión, sale a 20 CUC, más los 220 pesos establecidos.

Según el ex empleado, la mitad de los Yutong están fuera de servicio o circulan con desperfectos. El pasado 20 de abril, a las siete de la mañana, hora punta, sólo circulaban 20 ómnibus en el municipio de Santiago, de las 86 rutas existentes. A la misma hora, tampoco se registró circulación en los municipios de Palma Soriano y San Luis. Dicha situación ha obligado a restituir los inspectores estatales, los conocidos "amarillos", que se dedican a parar autos estatales y obligarlos a trasladar pasajeros.

La crisis del transporte continúa. Alrededor del 20% de los ómnibus Yutong son utilizados exclusivamente para servir a trabajadores sociales, inspectores y policías. Raúl Castro también ha reconocido la crisis del transporte en la ciudad de Santiago de Cuba, pero nada ha resuelto la situación en esta provincia de un millón de habitantes y una población flotante de 450.000 personas.

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