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Fidel Castro, Rusia, China

Fidel Castro empantanado en la guerra fría

Como si no supiera que su mundo terminó hace tiempo

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Con esa disposición que siempre ha tenido Fidel Castro para predecir el futuro, asegura que el dólar estadounidense y el euro están a punto de convertirse en “papel mojado”, para depender de yuanes chinos y rublos rusos.

Algo así como aquello de la crisis general del capitalismo y el triunfo irreversible del comunismo que se explicaba en los manuales de economía política soviéticos.

Aquellas quimeras se derrumbaron como castillos de naipes ante una ventolera. Lo sabemos todos, menos el invencible comandante de los mil fracasos. Lo suyo no es senilidad, sino algo peor: impudicia.

Una insolencia absoluta que le posibilita vivir en su burbuja políticamente autista, creyendo que la realidad está en su mente y no en lo que existe en el mundo. Lo que, curiosamente, según los manuales de filosofía marxista que gustan tanto al algunos comentaristas, definiría a Castro como idealista subjetivo, no como materialista, que se supone que debería ser pero nunca fue, ni siquiera cuando juraba serlo.

Ese dislate permanente y su alejamiento de la realidad le permite afirmar que “cuando la URSS se desintegró y desapareció también el campo socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y pueblo revolucionarios, proseguimos nuestra marcha independiente”. Eso de “juntos, el Estado y el pueblo” es un eufemismo, si no otra mayúscula muestra de desfachatez. ¿Cuándo consultó al pueblo para imponerle las miserias y carencias del “período especial en tiempo de paz” y sumir a la inmensa mayoría de los cubanos en miserias y privaciones que han subsistido por casi veinticinco años? Etapa que hace parecer paradisíaca la vida durante la “reconcentración” del Capitán General español Valeriano Weyler contra los cubanos en la Guerra de Independencia de 1895.

Véanse brevemente algunas frases y párrafos del artículo del ahora llamado líder histórico de la revolución, titulado “Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre”, donde, naturalmente, las “ideas justas” son las que proclama Fidel Castro, y el “desastre” lo representa el resto de la humanidad que no piense como él:

“La mayor proeza del nuevo Estado [se refiriere a la URSS] fue crear una Unión capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víctimas inevitables de la explotación colonial”.

En realidad, “las víctimas inevitables de la explotación colonial” de la Rusia comunista no se llamaban colonias, sino “repúblicas socialistas soviéticas”, aunque fueran lo mismo, o peor: Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia, Kazajstán, Uzbekistán, Estonia, Lituania, Letonia, Azerbaiyán, Turkmenia, Tadjikistán y Kirguizia.

“Existen sujetos inescrupulosos, al parecer no pocos, que consideran un mérito su disposición a morir, pero sobre todo a matar para defender privilegios bochornosos”.

Los sujetos inescrupulosos que proclaman continuamente que primero se hunde Cuba en el mar antes que soltar el poder, ¿quiénes son y dónde están?

[Estados Unidos] “…aparte de ser los dueños de casi todo en Cuba: abundantes tierras, los mayores centrales azucareros, las minas, los bancos y hasta la prerrogativa de imprimir nuestro dinero, nos prohibía producir granos alimenticios suficientes para alimentar la población”.

Dice que Estados Unidos prohibía a Cuba antes de 1959 producir granos alimenticios suficientes para alimentar a los cubanos. No dice, sin embargo, después de 1959, y hasta nuestros días, por qué no se producen esos granos alimenticios que tanto necesita la población.

[El senador norteamericano John McCain y el Mossad israelí participaron] “en la creación del Estado Islámico que se apoderó de una parte considerable y vital de Irak, así como según se afirma, de un tercio del territorio de Siria”.

Así que McCain y el Mossad crearon la pandilla de cavernícolas del Estado Islámico que una de las cosas que más disfruta hacer es decapitar americanos. ¿Quién pasó a Fidel Castro esa información? ¿La KGB, los espías “antiterroristas” de la Red Avispa, o la “contra-inteligencia” de Evo Morales?

No hay que castigar a los lectores con más muestras de desfachatez, falsedades y absurdos. Ya bastante habrán soportado con las citas mostradas aquí.

Castro hace como si no supiera que la guerra fría terminó. Los enfrentamientos actuales entre potencias no son un choque entre totalitarismo comunista y democracia occidental, que fue lo que definió la guerra fría, sino pujas por esferas de influencia y recursos, como ha habido siempre.

La debilidad del liderazgo americano en estos momentos podrá llevar a autistas políticos y nostálgicos resentidos a añorar los tiempos de “los bolos”, misiles nucleares en Cuba, o tanques rusos disparando en Budapest o Praga, pero no a mucho más.

En el mundo van triunfando, estratégicamente, las ideas justas de la libertad, del estado de derecho, y de la economía de mercado, valga la redundancia.

No las de Fidel Castro, que representa la ideología, la teoría y la práctica del desastre.


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