Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Ventana del lector

La verdad dura y pura

¿De dónde sale el dinero que circula por el bolsillo de cada cubano? Del robo, de la especulación y del mercado negro, no hay otra respuesta posible

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La otra noche me senté a conversar con unos amigos muy cercanos sobre la economía de subsistencia en la que estamos obligados a sobrevivir los cubanos de a pie. Y digo amigos cercanos porque estos temas no se pueden hablar con cualquiera sin pagar el precio. Llegamos a conclusiones tan interesantes que deseo compartirlas con ustedes.

Un trabajador cubano que ostente un elevado nivel técnico o profesional en teoría debe trabajar entre 40 y 48 horas a la semana y su salario promedio es 465 pesos MN. En algunos sectores donde el salario está vinculado a la producción se pueden percibir ingresos de más de 1.000 pesos MN o estímulos en divisas (CUC) pero no es lo habitual y las pensiones son de 240 pesos MN como promedio. Todos saben incluso los jerarcas del Partido que el salario no alcanza pero ¿a cuanto asciende el déficit para el obrero común?

Tomemos como punto de partida un salario mínimo que según el código laboral es aquel suficiente para satisfacer las necesidades normales de la vida del trabajador consistente en: alimentación, vivienda, vestuario, transporte, previsión, cultura y recreación honesta. En base a esto y según el precio de los bienes y servicios que hoy se prestan en la mayor parte del territorio nacional una persona normal necesita 1.877 pesos MN cada mes para vivir con lo elemental.

Vivir con menos que esto implica ser un indigente, vestir mal, pasar hambre o vivir en el mayor ostracismo social que se pueda imaginar y cualquier privación semejante corre el peligro de generar frustración y resentimiento, lo cual, en casos extremos, podría incluso provocar inestabilidad social.

Le propongo a cada cubano que haga sus propios numeritos. Sé que la mayoría no va a coincidir conmigo pero no podemos negar que 1.877 pesos es una cifra conveniente para empezar. Esto representa unos 62 pesos diarios o 22.524 pesos al año como renta mínima que cada ciudadano necesita para vivir con dignidad.

Claro un hombre o una mujer también aspiran a formar una familia y aquí es donde los numeritos cambian. Una familia promedio incluye cinco integrantes donde dos personas trabajan, uno estudia, tienes a un pensionado y a una ama de casa es decir que el ingreso familiar mínimo debe llegar a 309 pesos al día 9.385 al mes para un total de 112.620 pesos MN al año.

Conclusión, si en la practica dos salarios promedio de 465 pesos y una pensión de 240 solo representan 11.625 pesos MN al año, notamos que estos ingresos solo alcanza a cubrir los gastos mínimos necesarios durante poco más de un mes y una semana. Los once meses restantes representan el déficit y estamos hablando 100.995 pesos. Una brecha que no puede ser cubierta ni siquiera por una generosa remesa familiar.

El Gobierno Cubano plantea que no pude solventar un sustancial incremento en los salarios porque la economía nacional no es lo suficientemente productiva como para sostener los subsidios, cubrir el gasto público y mantener funcionando el enorme aparato institucional que requiere el país. Es decir que un incremento en los salarios depende de una mayor productividad laboral.

¿Y cual es la productividad laboral de un cubano? Nadie lo sabe a ciencia cierta. El estado no aporta cifras oficiales. Solo existen estimados de algunos organismos internacionales. El Programa para el Desarrollo (PNUD) en su Informe Desarrollo Humano 2009 (IDH) sitúa a Cuba en 2007 con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de 6 mil 876 dólares en paridad de poder Adquisitivo de Estados Unidos. Según estimados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Cuba tuvo en 2007 un PIB per cápita de 4 mil 173 dólares a precios constantes del 2000, o sea, una base distinta a la empleada por el PNUD. En diciembre del 2010 el Parlamento Cubano, durante la presentación del Plan de la Economía y la Ley del Presupuesto del Estado para el año 2011 dio a conocer que el Producto Interno Bruto de Cuba en el 2010 superó los 64 mil millones de pesos CUC lo que representa un PIB per cápita de 5 mil 700 CUC.

La población económicamente activa en Cuba es de 5,2 millones de personas y su salario promedio es de 223 CUC al año lo cual representa un gasto anual en salarios de 560 millones de los 64 mil millones que ingresa. ¡Más de cien veces menos! Este fue el momento en que yo y mis amigos nos quedamos sin palabras. Nosotros solo aspirábamos a que nos pagaran 900 CUC al año. (Yo no soy un economista, solo he tomado los numeritos que ellos mismos reportan y los he puesto en contexto sin ánimo de ser exacto cosa que por demás es imposible en ausencia de información precisa y confiable.)

Ahora bien ¿la mayoría de las familias cubanas están viviendo en la indigencia? No. ¿Hay hambruna? No. ¿La sociedad cubana está colapsando? No. De hecho la crisis interna radica en que la demanda es superior a la oferta y por eso los precios se mantienen desproporcionalmente altos y las tiendas desabastecidas (incluso las que recaudan divisas). Entonces ¿de dónde sale el dinero que circula por el bolsillo de cada cubano? Del robo, de la especulación y del mercado negro, no hay otra respuesta posible. Por eso la mayor parte de las empresas cubanas son poco rentables, emplean grandes cantidades de materias primas y producen poco. ¿Somos una nación de cleptómanos? No, claro que no pero tenemos que vivir el resto de los once meses del año, los jerarcas del Partido lo saben y lo permiten.

Entonces en medio de nuestra conversación nos preguntamos: No todos los puestos laborales permiten mejorar tus ingresos mediante el robo o el trafico de influencias. ¿Qué pasa con este sector de la población? Muy sencillo, incurren en otros tipos de ilegalidades: incumplen la jornada laboral para dedicarse a otras actividades, aceptan sobornos, encubren la corrupción, compran y revenden productos del mercado negro, brindan servicios por su cuenta y ejercen oficios sin licencia, pero los peores de todos son los informantes más conocidos por chivatos que hacen este “trabajo” a cambio de ciertas prebendas y disfrutan de total impunidad.

De igual forma los trabajadores por cuenta propia se ven comprometidos en el tráfico ilícito y la corrupción, porque necesitan grandes volúmenes de materias primas (harina, aceite, pieles, madera, combustible, piezas de repuesto) que no pueden adquirir en el mercado mayorista. Por otra parte los excesivos impuestos los obligan a subdeclarar ingresos y a incurrir en el delito de evasión de impuestos.

¿Por qué las autoridades y los jerarcas del Partido permiten semejante desorden social?

Sencillamente porque les conviene, un ciudadano corrupto puede ser fácilmente chantajeado, reprimido y acusado, de esa forma mantiene un perfil bajo y obedece sin rechistar los caprichos de los jefes. ¿A cuantos no ha escuchado usted decir? —Si quiero seguir escapando no puedo enfrentar al sistema—. Cuando una persona se siente sucia no cuestiona a las autoridades para no llamar la atención sobre si. Por supuesto aún quedan personas honestas que no toman parte de esta situación y reclaman —Yo puedo decir lo que pienso porque no tengo nada que temer—, esos son un peligro latente y hay que eliminarlos por todos los medios. El método más fácil no es encarcelarlos o reprimirlos porque eso los convierte opositores y en ejemplos a seguir, el método más fácil es corromperlos privándolos de cualquier medio honesto de supervivencia. Si aún te quedan dudas sobre este asunto, pregúntate —¿No sería más lógico, pagar un salario justo para evitar el desvío de recurso, surtir bien los comercios para evitar la especulación y fijar impuestos razonables que desestimulen la evasión fiscal?— Desde luego que esa sería la lógica si se quisiera construir un país prospero y de ciudadanos honestos. Ah pero cuidado, un pueblo de hombres dignos es un pueblo que le planta cara a la injusticia y a los tiranos. Eso es algo que ellos aprendieron muy bien en su lucha contra Batista. Un pueblo que se gana el pan con el sudor de su frente por pobre que sea nunca se dejará avasallar por un régimen autoritario.

A los partidarios de la crisis como consecuencia del Embargo de los Estados Unidos les recuerdo que muchos países como España, Vietnam, China, Brasil, Canadá, Rusia, Venezuela y Argentina sostienen relaciones comerciales normales con Cuba. Incluso los propios EU le venden a Cuba grandes volúmenes de alimentos (maíz, arroz, pollo, aceite, manzanas, conservas, leche y carne) por no mencionar el constante flujo de remesas y turistas cubanoamericanos hacia la isla.

No niego la arbitrariedad del Embargo pero esa no es razón suficiente para explicar el desabastecimiento intermitente que sufre el mercado interno, sobre todo en los establecimientos donde se venden productos en divisas, productos que muchas veces son elaborados en Cuba. Tampoco explica porque el precio de los productos de primera necesidad triplican o cuadruplican los costos de importación. La única explicación es que todo esto forma parte de un plan muy bien orquestado. ¿Aún no lo cree? Tomemos un ejemplo, China es un gran socio comercial y político del estado cubano. ¿Por qué sus producciones de bienes de consumo no llegan a la Isla a precios competitivos, así como van a Ecuador y el resto de Suramérica?

Al principio a mis amigos y mi nos costó aceptar la respuesta. Pero es un hecho que los altos precios y el desabastecimiento provocan un constante estado de carencia que obliga al pueblo a emplear más esfuerzo, tiempo y dinero para satisfacer sus necesidades básicas.

Por otra parte sabemos que las personas solo pueden ocuparse de cultivar su intelecto y su espíritu cuando han cubierto sus necesidades materiales básicas. Los grandes pensadores y líderes de los movimientos de liberación no son de procedencia humilde sino de la clase media y burguesa porque son ellos los que disponen de una buena educación, del tiempo y de los recursos necesarios para organizar la lucha. Mantenernos pobres y ocupados en conseguir comida, ropa y casa es una buena estrategia para apartarnos de las contiendas políticas.

Esta no es una “revolución de los humildes” sino para mantenernos siendo humildes. Es lamentable reconocer que los cubanos somos esclavos de un orden social perverso. Nuestros abuelos se equivocaron y nosotros sus nietos estamos pagando las consecuencias.

Lamentablemente todo parece indicar que a la “Involución Cubana” aún le quedan unos años más. Esa es la verdad dura y pura.


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