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Gobierno, Presidente, Crisis

Medio presidente para medio país en ruinas

“El cuartico está igualito”. Así comenzaba un meloso bolero muy popular en los años cincuenta, pero, ¿es así en verdad?

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Raúl Castro va entregando buchito a buchito, el poder, pero ¿a quién? Al parecer según la puesta en escena del 10 de octubre a Díaz-Canel, el aparente delfín, y a Esteban Lazo, ahora presidente de la exrepública y de su Consejo de Estado respectivamente. Ahora bien, ¿qué poder ostentan ambos personajes en la realidad? Para evaluar esto es necesario tomar en consideración varias cosas:

Los ratificados y al tiempo ascendidos son con respecto al partido único y hegemónico miembros de alto nivel de la nomenklatura, es decir, en el sistema copiado de la Unión Soviética los militantes que ocupan la alta jerarquía. En este tipo de régimen solo una pequeña parte de la membresía partidista dispone de cuotas del poder. Es por ello que resulta iluso decir que “en Cuba manda el partido” pues solo una pequeña parte de la militancia pertenece a la nomenklatura. Del resto, los militantes de base, la inmensa mayoría no gozan de poder político alguno, resultan ciudadanos de segunda al igual que el resto de la población.

Poniendo números a lo anterior vale decir que si la militancia partidista constituye el 7 % de la lista electoral, la nomenklatura es sólo el 0,004 %, es decir, de una lista de ocho millones setecientos mil votantes solo 700 mil militan en el partido y no más de trescientos pertenecen a la nomenklatura. Ni siquiera la pertenencia al comité central o a la asamblea nacional del poder popular garantiza un puesto en la ella, en ese nivel hay muchísimos militantes de base cuya misión es completar número y levantar obedientemente la mano ante las propuestas que le ponen delante aprobando por unanimidad cada una de ellas. Todos los miembros de la nomenklatura pertenecen al comité central o a la asamblea, pero no todos los miembros de estas instancias pertenecen a la nomeklatura[1].

Los militares en Cuba manejan más del 50 % de la economía y a sus instalaciones, militares y económicas los recién designado y ascendidos dignatarios solo pueden entrar en caso de ser invitados. Ahí no ostentan ninguna jerarquía. Los multi estrellados generales (un grupito de ellos) que manejan las armas y el dinero tienen lealtades personales muy definidas desde hace más de sesenta años.

En este mundo los hijos, especialmente Alejandro y el exyerno y padre del ayudante personal y guardaespaldas de Raúl Castro, el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja tienen posiciones clave, digamos que cuentan con el aparato de Inteligencia, coordinado por Alejandro, y con el poder económico del Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA) bajo la gerencia de Rodríguez López-Calleja. Entre hijo, exyerno y nieto (que comanda el aparato de Seguridad Personal, tanto o más poderoso que la mayoría de las Fuerzas Armadas de la región) más la lealtad heredada de los generales con mando de tropas representan un poder real infinitamente mayor que el que ostentan los recién designados y ascendidos presidentes.

Del aparato de inteligencia cubano no es necesario comentar nada, todos conocemos sus posibilidades; de GAESA destacar que maneja entidades productivas agrícolas, industriales, constructoras, almacenes, transporte terrestre, marítimo y aéreo, red de comercio minorista y mayorista, importadora-exportadora, casa financiera y sistema bancario y las fuerzas armadas, incluyendo orden interior, se encuentran totalmente desproporcionadas con relación al tamaño del País y su economía. Pueden compararse en medios y efectivos con las de países mayores, como Canadá, España, u otros. Ese Estado paralelo tiene sus propios órganos de control, ahí la Contraloría, Fiscalía, Tribunales, y ministerios del gobierno no tienen jurisdicción.

Pero eso no es todo, GAESA funciona con privilegios que el resto de la economía no puede ni soñar, como es el pago de aranceles en CUP, en lugar de CUC, compras a entidades de la economía interna al costo, prelación de pagos a proveedores en el Banco Nacional y otros privilegios. Nada, el Estado de Díaz-Canel y Esteban Lazo tiene una competencia de león a mono con el Estado de los militares.

Por tanto, las verdaderas definiciones llegarán cuando el Padrino fallezca o se babee demasiado. Veremos.


[1] Para ampliar el tema, muy interesante, ver a Djilas, M. La nueva clase (1957) y a Voslensky, M. Nomenklatura: The Soviet Ruling Class (1984).


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