Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Sociedad

Mirándose de espaldas

El alcoholismo pone contra las cuerdas a las autoridades: Pese a la carestía de la oferta, crece el consumo y la adicción.

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Ante el avance del alcoholismo en Cuba, las autoridades han salido en busca de ayuda. De la que sea.

En el horizonte aparece Alcohólicos Anónimos (AA), una de las poco más de noventa organizaciones todavía no reconocidas por el gobierno y que sobreviven en la cuerda floja del limbo legal.

"No estamos registrados, aunque solemos tener algún tipo de colaboración con el Estado. Todavía eso demorará. Hay países en que tal proceso ha tardado veinticinco o treinta años", reconoció un activista de AA que no pierde las esperanzas de la legalización.

Preocupación en las altas esferas

En una reciente reunión con expertos en alcoholismo y otras adicciones, un funcionario del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista pidió a los presentes consideraciones acerca de AA.

"Quiso saber nuestra opinión al respecto y el por qué son tan exitosos a la hora de reclutar a los enfermos", explicó uno de los médicos presentes en el encuentro.

Al parecer, el partido comunista busca conformar una visión más profesional y menos política sobre el grupo y tender puentes de colaboración. A estas alturas, se ha percatado de la necesidad de las alianzas para combatir males sociales.

"No dio ningún teque. Estaba muy interesado en saber en qué condiciones hacemos nuestro trabajo y le explicamos que en pésimas condiciones", refirió otro de los participantes en la reunión.

Aunque están disponibles medicamentos para controlar el síndrome de abstinencia o período de insidia —algunos superan los ochenta dólares—, la mayoría de los locales para tratar a los pacientes son cubículos ruinosos.

"Tampoco está a la mano la folletería ni la literatura que se reparte en AA, como tampoco tenemos recursos para reuniones familiares. ¿Quién tiene dinero para comprar refrescos o dulces? ¿Lo tengo que pagar de mi bolsillo?", se preguntó un especialista.

Luego de años de reticencia, las autoridades se han visto obligadas a reconocer el alcoholismo como un problema de salud en la Isla.

Actualmente revisan los contenidos del programa nacional contra la enfermedad para modernizarlos y atemperarlos a las condiciones actuales del país. Cada policlínica deberá disponer de un centro contra las adicciones, que incluye todo tipo de drogas.

El bando de los realistas

Un informe del Ministerio de Salud Pública, que data de 1996, admitía que "aunque el consumo siempre fue aceptado por la mayoría de la población, la enfermedad alcohólica y los problemas asociados con ella comienzan a incrementarse a partir de los años 70, tendencia que ha continuado aumentando en la última década".

De acuerdo con estudios realizados, más de la mitad de la población cubana consume bebidas alcohólicas, pese a la carestía de la oferta.

La peor botella de ron se vende por treinta pesos. La más cara, en convertibles, toca los doce, es decir, trescientos pesos, cincuenta más por encima del salario mensual promedio.


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