Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Sociedad

Periecos no, ilotas

¿Qué puede esperarse de la tan elogiada 'clase media cubana'?

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Los actuales periecos de la Isla no son sino ilotas acomodados (relativamente) por un pícaro recurso del poder. Lo poco que poseen es en préstamo y con humillantes tasas de interés. Al final, continúan siendo esclavos tan sometidos como el que más, pero con el agravante de no contar con la única ventaja del esclavo, el cual, según la socorrida sentencia marxista, no tiene otra cosa que perder más que sus cadenas.

Agazapados hasta ver quién gana

Funcionarios con cargos en las capas medias altas del turismo, de la inversión extranjera o de otras actividades con más o menos solvencia. Oficiales directamente subordinados a las planas mayores en el ejército y el Ministerio del Interior. Algunos pocos triunfadores en el negocio particular, cuyas ganancias responden casi siempre a misteriosos resortes.

Artistas e intelectuales a quienes el régimen (por conveniencia o por cohecho) les permite, incluso les propicia, vender el fruto de su trabajo en dinero de verdad (o sea, en cualquier moneda menos la nacional). Algunos (los menos) deportistas de fama. Algunos (los menos) técnicos y profesionales bien parados. Cierta parentela ubicada en la segunda línea del vínculo sanguíneo con la alta jerarquía o de su estimación: He aquí, en apretado cuadro, el núcleo de lo que tal vez podría ser considerada en la actualidad nuestra "clase media".

Y pueden estar seguros los señores analistas de que será más fácil extraer aceite de un ladrillo que un efectivo gesto de condolencia, por no hablar de solidaridad, por parte de tales periecos hacia el sufrimiento de sus compatriotas ilotas. Mucho menos si el gesto implica un desafío para con los amos homoioi.

Lo más que se podría esperar de ellos es que en un momento de crisis se mantengan agazapados hasta ver quién gana, para desbocarse a aplaudir al vencedor.

Así las cosas, no queda otro remedio que depositar toda la confianza en los ilotas. Hasta la más elemental ecuación lo aconseja. Son mayoría, son los más afectados, son los únicos que nada tienen que perder y en cambio pueden ganar mucho (apenas falta que todos acaben de entenderlo), y son también los únicos con capacidad para despejar la nebulosa de la mejor manera, la más aconsejable, la única que constituye garantía para el futuro: en las urnas, mediante el escrutinio abierto, plural, libre y sin injerencia extranjera.


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