Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Refugiados, Bahamas, Exilio

¿Qué pasó con los cubanos en Bahamas?

Versiones contradictorias y cubanos sufriendo

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Algo extraño sucedió alrededor de las acusaciones sobre abusos contra cubanos en Bahamas y las versiones sobre este tema desde Miami y Nassau, absolutamente contradictorias.

No se trata de dictarle al estado soberano de Las Bahamas lo que debe hacer o no, ni establecerle una política de inmigración que corresponde solamente a su gobierno decidir. No desean inmigración ilegal cubana en su territorio, y aunque no haga gracia a muchos cubanos, están en todo su derecho.

Lo que no tiene sentido son los episodios de aparentes problemas de comunicación que generan versiones contradictorias sobre lo que sucede y hacen cambiar continuamente los escenarios que creemos estar viendo.

Quienes no necesitan pensar demasiado, porque en La Habana piensan por ellos, dirán que la mafia de Miami miente para hacerle el juego al imperialismo y las campañas contra Cuba, porque para el gobierno cubano, quienes están en el poder en La Habana encarnan a Cuba. Pero las realidades no son como las quieren hacer ver.

Un video con maltratos contra cubanos detenidos en la cárcel Carmichael, en Nassau, fue divulgado en la televisión de Miami y desató la indignación de muchos cubanos en el sur de La Florida. El gobierno de Bahamas negó enfáticamente la autenticidad del video y lo calificó de falsificación destinada a dañar el prestigio del país.

Las protestas de los cubanos frente al Consulado de Bahamas en Miami y en el puerto de esa ciudad desde donde parten los cruceros turísticos hacia las islas, así como una huelga de hambre en La Pequeña Habana, caldearon el ambiente. El gobierno de Bahamas, molesto con la situación, recordó a los floridanos los mil millones de dólares que esa nación gasta cada año en La Florida (aunque no mencionó el peso de La Florida en el turismo de las islas, sector que constituye el 60 % de su economía y emplea a más de la mitad de la fuerza de trabajo del país).

Buscando soluciones, el congresista cubanoamericano Joe García pidió reunirse con autoridades en el Consulado de Bahamas en Miami. Participaron el Ministro de Turismo de Bahamas, el encargado de inversiones en el gabinete, y un asesor del Primer Ministro. Al término de la misma el congresista dijo a la prensa que Bahamas se comprometió a investigar las denuncias de maltratos, aplicar a los cubanos las normas internacionales sobre refugiados, analizar si merecían estatus de refugiados, y moverlos de las áreas de máxima seguridad de la prisión. A la vez, se conocía que el Departamento de Estado de Estados Unidos enviaría funcionarios a conversar con las autoridades de Bahamas sobre las condiciones de detención y las quejas de abusos y maltratos.

Con esas noticias, la tensión en Miami aflojó, y la huelga de hambre y las protestas fueron suspendidas. Al día siguiente se recogería en el Consulado un documento sobre los acuerdos de la reunión con el congresista. Y aquí surgió otro problema, pues el Consulado de Bahamas se negó a entregar algo por escrito. Los cubanos consideraron que todo había sido una burla, y retornaron las protestas, ahora con más fuerza, y dos huelguistas de hambre en vez de uno.

En medio de las tensiones, se dijo que Panamá otorgaría asilo territorial a 19 cubanos detenidos en Nassau, y que un embajador especial viajaría al país a tramitar la documentación. Como el Primer Ministro de Bahamas había dicho que si un tercer país acogía a los cubanos no habría inconveniente en que viajaran, parecía abrirse un camino. Por su parte, la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen dijo que el gobierno de Bahamas había reconocido abusos contra los detenidos. Surgían esperanzas sobre la situación de los cubanos, mientras el ministro de Relaciones Exteriores de Bahamas viajó a La Habana a conversar con el régimen sobre los detenidos.

Entre el optimismo en Miami por el futuro de los cubanos presos, se dijo que el régimen exigió la devolución de los encarcelados, y Nassau repatrió 24 de ellos, anunciando que otro grupo de unos veinte lo sería en breve. Aunque Bahamas hizo lo mismo que México, o Estados Unidos con los cubanos “pies mojados” —que no tocan tierra— las acusaciones y protestas en Miami volvieron a dispararse.

El Ministro bahamense de Relaciones Exteriores y Turismo dijo: “nadie del Gobierno de Bahamas ha admitido que hubo abusos contra los detenidos”. “Bahamas no ha admitido la autenticidad del vídeo, que los manifestantes sí han admitido es una falsificación. Esto es contrario a la afirmación hecha por un legislador en Estados Unidos”. Y sobre el tema del ofrecimiento de Panamá de asilo territorial a cubanos detenidos: “No hay ninguna oferta de Panamá para dar asilo a 19 solicitantes (…) en contra de lo que se ha publicado. Hemos pedido a Panamá una explicación formal de lo que hemos leído”.

Según el Ministro, otros mentían, no él. Sin embargo, pudo conocerse que Bahamas no recibió al embajador especial de Panamá porque ese país no había llenado documentos requeridos, a pesar de que el gobierno panameño envió una carta sobre el tema al Ministro de Exteriores de Bahamas. La congresista Ileana Ros-Lehtinen, por su parte, dijo que el ministro mentía: “…funcionarios del gobierno bahamés le dijeron a funcionarios del Departamento de Estado en Bahamas que el video del abuso contra refugiados cubanos era verídico. También, la semana pasada, los funcionarios bahameses declararon que los guardias carcelarios habían sido reasignados y que cámaras de seguridad habían sido instaladas para prevenir futuros incidentes. Aun así, el ministro de Relaciones Exteriores niega todos estos sucesos”.

Evidentemente, o los congresistas cubanoamericanos y el gobierno panameño mentían en sus declaraciones, o quien faltaba a la verdad era el ministro de Relaciones Exteriores y Turismo de Bahamas, por falta de coordinación del gobierno o por otros propósitos.

Cuando todo parecía totalmente cerrado, apareció nueva luz. Bahamas dijo que si se suspendían las protestas contra su consulado en Miami se reuniría con el embajador especial panameño, lo que ocurrió el martes. Los cubanos en Miami confiaron en el gobierno de Panamá, no en el de Bahamas, y suspendieron las manifestaciones. Como resultado de la reunión, Bahamas prometió enviar a Panamá 18 cubanos calificados para status de refugiado, según confirmó el embajador especial panameño: “Van a viajar en los próximos días y eso es lo que estamos coordinando. Hubo una excelente relación con los funcionarios [de Bahamas] y cualquier diferencia que hubiera sobre este tema ha sido zanjada”.

La ONU y la Cruz Roja panameña ya trabajan en eso. Esperemos que no surja un nuevo desmentido del gobierno de Bahamas, porque parece que la sombra de La Habana se proyecta cada vez más sobre Nassau.

En el Palacio de la Revolución darán exactamente la interpretación que les convenga, contra la mafia de Miami y contra el gobierno panameño que les detuvo un buque con armas sin declarar escondidas bajo un cargamento de azúcar. Los acólitos del régimen y sus jenízaros de la palabra lo repetirán como cotorras en todas partes. Y quienes podemos disfrutar la libertad de información y pensamiento, y buscar la verdad donde esté, seguiremos escarbando en este tema.

Nassau debería mostrar más coordinación, transparencia y honestidad en sus acciones y declaraciones si pretende disfrutar de credibilidad.

Credibilidad que, en este momento, parece que podría cuestionarse seriamente.


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