Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Política

¿Regresan los rusos?

La apuesta de La Habana por Moscú: un giro hacia el fracaso que podría complicar aún más las relaciones con Estados Unidos.

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Una impresionante cantidad de altos funcionarios rusos visita Cuba desde hace meses, lo cual vaticina el estrechamiento de las relaciones con el antiguo aliado eslavo. En julio, el señor Igor Ivanovic Sechin, vicepresidente del gobierno, y el general Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, fueron recibidos por el general Raúl Castro.

Asimismo, el 10 de agosto, una declaración oficial, firmada por Raúl Castro, proclamó el apoyo a la intervención rusa en Georgia; un conflicto controvertido y complejo, en el cual Rusia quedó bastante aislada en la comunidad internacional, y que no guarda absolutamente ninguna relación con los intereses cubanos como para brindarle tanta connotación.

En octubre estuvo en La Habana Su Eminencia Kirill, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores de la Iglesia Ortodoxa Rusa, para inaugurar una catedral, acompañado de Liubov Konstantinovna Sliska, vicepresidenta primera de la Duma Estatal Rusa. Al Metropolita se confirió un tratamiento singular, pues fue recibido por Fidel y Raúl Castro, a los que condecoró a nombre de Su Santidad Alexis II. Se destaca que el dirigente enfermo rara vez sostiene entrevistas.

Por su parte, la dirigente rusa abordó con el vicepresidente Ricardo Cabrisas cuatro esferas fundamentales de colaboración, pactadas durante la visita del vicepremier Sechin: industria energética y petrolera, industria farmacéutica, inversiones en el turismo y transporte.

Como si fuera poco, a fines de octubre arribaron otros dos ilustres visitantes, el jefe del Estado Mayor de la Defensa Aérea, teniente general Alexandr Maslov, y el ministro de Comunicaciones Igor Shegoliev, y esta semana lo hace el ministro de Transporte, Igor Levitin. Este sábado tenía previsto arribar a Moscú el canciller Felipe Pérez Roque.

El objetivo del general Maslov ha sido "intercambiar su experiencia en la organización táctica de la defensa aérea y el entrenamiento de soldados". Además, se discutió "la perspectiva de la formación de soldados cubanos en las academias de defensa táctica aérea y los centros de entrenamiento en Rusia", según fuentes militares rusas.

Obstáculos a la distensión

En momentos en que Cuba atraviesa difíciles problemas económicos, resulta chocante que se trate la colaboración militar, máxime cuando en Estados Unidos hay posibilidades de un cambio de política hacia La Habana, como resultado de la elección de Barack Obama. Esto pudiera reducir las tensiones existentes entre ambos países durante décadas.

Por supuesto, el acercamiento al antiguo aliado podría estar encaminado a poner obstáculos a la distensión mediante las relaciones militares con Rusia, que ha estado dando muestras inequívocas de apetencias imperiales.

Es cierto que desde hace algún tiempo se nota tendencia en el gobierno cubano hacia la búsqueda de nuevos aliados, capaces de financiar su tambaleante economía. En este sentido se han hecho gestos hacia Brasil, con acuerdos en la exploración petrolera y en el cultivo de soja en Cuba, entre otras cooperaciones.

En ese marco, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva visitó la Isla en enero y repitió a fines de octubre, en una estancia de unas horas. Sostuvo conversaciones con Fidel y Raúl Castro, además de asistir a la firma de un convenio sobre la exploración para buscar petróleo en aguas cubanas del Golfo de México. También el canciller Amorin viajó en mayo. Se prevé una visita del general Raúl Castro a Brasil en diciembre, que sería la primera al extranjero desde su ascenso como jefe de Estado y gobierno.

Movimientos similares se han realizado con China, que constituye el segundo socio comercial desde hace años, aunque las autoridades de la nación asiática han evidenciado claramente que las relaciones están centradas en aspectos económicos y comerciales.

Indudablemente, para Cuba, la alta vinculación a Venezuela constituye un serio riesgo, del cual parece estar consciente el general Raúl Castro. Este socio depende demasiado del petróleo, materia prima muy valiosa, pero que podría continuar perdiendo valor en los mercados internacionales si, como se prevé, la recesión económica internacional llegara a profundizarse. Por otra parte, el presidente Chávez no parece estar en su mejor momento político interno, y el 23 de noviembre podría repetirse el revés en las urnas experimentado en 2007.

Sin embargo, el aliado ruso no es menos débil. Su potencial radica en el petróleo, del cual dependen, fundamentalmente, los ingresos del presupuesto nacional. A diferencia de China, que ha diversificado sus producciones y tiene una economía sólida, Rusia mantiene una economía de país del Tercer Mundo, basada en la venta de energía y materias primas. Al mismo tiempo, enfrenta grandes problemas demográficos, con una vertiginosa caída de la esperanza de vida, inmensa corrupción y mafias. Además, tiene peligrosos problemas étnicos, que hasta el momento han sido resueltos mediante la fuerza, pero que al estar latentes pueden resurgir en cualquier momento.

La Habana tiene que estar consciente de que el interés de Rusia por reiniciar las relaciones con Cuba está vinculado a su actual confrontación con la Unión Europea y Estados Unidos, por lo que podría estar tentado a provocar nuevamente a Washington desde el Caribe, con la diferencia de que hoy su potencia real es muy inferior al que tuvo la Unión Soviética.

Por ello, la apuesta que parece intentar el gobierno de Cuba con Rusia es un giro hacia el fracaso, que podría complicar aún más las relaciones con Estados Unidos, en un momento en el que podría haber una mejoría. En las actuales condiciones, resulta sabio que nuestro país desee abrirse al mundo y procurar otros socios para alcanzar colaboraciones en beneficio mutuo, pero es un error muy grave hacer el papel de ariete en manos de otras naciones; mucho menos en aquellas dirigidas por pretendientes a zar.


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