Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Proceso, Revolución, Gobierno

¿Relato de una sociedad asfixiada?

La irracionalidad y el proceso político, social y económico cubano iniciado el primero de enero de 1959

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Era un día caluroso del año 2012, en la llamada ciudad de las primicias: Cárdenas, Cuba. Me disponía a realizar algunas entrevistas como parte de mi trabajo de campo, para mi tesis de maestría en Sociología en la Universidad de La Habana. La investigación tuvo como objetivo analizar el funcionamiento participativo del gobierno municipal en Cárdenas, con base en la teoría de Pierre Bourdieu y a partir de 3 dimensiones fundamentales de análisis: estructural, subjetivo y práctico.

La entrevista a realizar prometía ser interesante, tanto por la formación y visión de la persona a la cual interpelaría, como por sus políticas y administrativas. No daré más detalles al respecto para preservar el deseo de anonimato de esta persona, quien, como justificativa de este deseo, expresó la preocupación por el posible cuestionamiento de su condición política (ligada al concepto castrista de revolución) y la potencial antipatía que podría generar en ciertas personas, no confiables del todo. En este caso, aludía a ciertos dirigentes de la entonces administración local de Cárdenas.

En ese momento, no tuve detalles sobre a cuáles personajes se refería mi entrevistado(a). No obstante, debido al carácter implacable del tiempo, hace unos años tuve noción sobre a quien se podría haber referido cuando habla de la desconfianza en ciertos dirigentes. Imaginé que se trataba del entonces presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, el “revolucionario” Ernesto Pérez (entre otros), quien había sido detenido y estaba bajo investigación por corrupción. Inclusive, habiendo sido Delegado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El transcurrir de la entrevista fue ameno y cordial. La persona entrevistada se mostraba sincera y motivada por la oportunidad de expresarse y contribuir con la construcción del conocimiento sobre la participación en el municipio. A pesar de sus críticas, en todo momento podía percibirse su firme afinidad por el proceso revolucionario y el socialismo en Cuba.

La cúspide de la comprensión sobre la participación desde la perspectiva de mi entrevistado(a), llegó cuando se iniciaba la principal pregunta para indagar sobre la dimensión subjetiva en los procesos participativos municipales. La respuesta ofrecida a la interrogante: ¿Cómo se siente usted delante de los procesos de participación popular en el territorio?, resumía parte de lo que para esa persona había sido el mencionado proceso. Todavía hoy, sigue resumiendo gran parte de lo que se ha debatido en muchos espacios sobre la construcción de la política en Cuba, incluso, en este propio espacio digital.

No hubo una respuesta inmediata por parte del entrevistado(a). Después de unos segundos de silencio y reflexión, respondió:

—Te voy a hacer un cuento para que saques tus conclusiones sobre cómo me siento.

—Esta era una vez, un hombre que tenía su propia barbería, donde trabajaba todos los días. Un buen día, un loco comenzó a molestarlo, entrando a la barbería y diciéndole, en forma de burla: ¡vaya tijera, tijera! El barbero ya comenzaba a incomodarse, pues esta situación se hacía cotidiana. Por tal motivo, pensó en quitarse del camino a ese loco. Cuando el loco se asomó el próximo día, el barbero corrió detrás y lo tomó por el pescuezo para estrangularlo. Sin embargo, el loco seguía empeñado en gritar: “Tijera, tijera, tijera”. Ante tal hecho, el barbero desistió de estrangularlo y se decidió a hacerle pasar un susto en el río, simulando ahogarlo. Mientras esto sucedía, el loco continuaba gritando: “Tijera, tijera”, cada vez que el barbero le sacaba la cabeza del agua. Ante las frustraciones y la rabia del barbero, este decidió ahogarlo de verdad. Cuando el loco sintió las verdaderas intenciones del barbero y supo que iba a morir ahogado, sacó la mano del agua y simuló una tijera con dos dedos de la mano: el índice y el del medio.

Culminando la persona entrevistada su relato, expresó:

—Así me siento yo, asfixiado, pero luchando, porque esto hay que salvarlo y la mejor manera de hacerlo es mediante la participación de tod@s, como un deber y un derecho.


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