Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Un lujo de pocos

Casi todos los cubanos aprenden computación, pero, ¿tendrán algún día un ordenador en casa? ¿Podrán conectarse a internet en 2010?

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Unos recién graduados de cursos básicos de informática hablan de sus planes futuros. "Seguir superándose", coinciden. Fin de las expectativas. Nadie dice de comprar una computadora este verano y mucho menos de husmear en internet. Por ahora sólo es eso: una alfabetización muy aburrida. El resto son quimeras.

Lo más que se ofrece es navegar por sitios cubanos, "la intranet", como se le conoce, y "obtener información sobre los trámites de cómo confeccionar el carné de identidad o los pasos para una permuta", explica a la televisión el latoso director de un Joven Club de Computación (JCC).

Los JCC, por los que han pasado más de un millón de personas en veinte años, han capacitado a una generación de curiosos en sistemas informáticos, que en su mayoría se quedan en la estacada. El mercado de las computadoras y sus interconexiones mundiales está tan lejos de ellos como el Himalaya.

"Es un mercado sediento", reconoce un profesor de informática aludiendo a la ansiedad de sus alumnos por tener algún "hierro", casi todos muchachos de familias humildes, y algunas disfuncionales y problemáticas.

"Sin plata para comprar una máquina, pronto olvidarán muchas cosas", advierte el docente. "Pero siempre habrá que agradecer esto. Es mejor que nada. A lo mejor le hemos quitado un par de delincuentes a la calle", equilibra su anterior desaliento.

Uno de los egresados es Yumel. Tiene 21 años. Desde hace cuatro "fan a las máquinas". Es un experto en el sistema operativo Windows ("el Vista no me cuadra"), y ahora se sumerge en Linux, un software libre que el gobierno está promoviendo para salir de las redes de Microsoft.

Su sabiduría informática se la debe a los JCC y aspira a una plaza de técnico en alguna empresa. Pero eso no está a la vuelta de la esquina.

Por lo pronto, como su billetera no alcanza "ni para un cacharro", entonces "le tira un cabo" a la burocracia de un agromercado de su barrio del Cerro, algo torpe en manejar la computadora asignada para las estadísticas. A cambio, recibe un sueldo en especie: algunas libras de productos, incluida carne de puerco, que la familia agradece. Cuando no tiene plantillas que llenar, entonces "desconecta" con juegos introducidos por él en el ordenador.

Problema de imagen pública

Más para sacudirse de críticas que para calmar la avidez de consumo de ese "mercado sediento", el gobierno de Raúl Castro permitió a los viajeros entrar ordenadores, pagando a la aduana, y puso en venta, en contadas tiendas, computadoras y accesorios a precios prohibitivos. Nada de módems, por supuesto, ni internos ni externos.

Una Haier, de tecnología china, con un procesador Celeron, a 3.06 GHZ de velocidad, 256 MB de memoria RAM, disco duro de 80 GB y monitor convencional, tiene un precio de 666 CUC o pesos convertibles, una cifra cuarenta veces superior al salario promedio. Esa es la oferta más barata.

En el máximo se ubica otra Haier, con procesador Pentium, de doble núcleo, con similares prestaciones que la anterior, pero con pantalla plana y disco duro de 250 GB. Hay que dar por ella 910 CUC, ahora más de cincuenta veces la mensualidad promedio del cubano.

"De mírame y no me toques", comenta el profesor de informática. "Son máquinas buenas, están en el estándar, pero, ¿quién puede tenerlas?", se pregunta con añoranza.

Como contraparte, un siempre surtido mercado informal, que puede consultarse en páginas de internet como Revolico o Clasificados ST, mantiene ofertas semejantes por tal vez un 20% o más de rebaja, sin garantías, salvo la palabra del vendedor. De cualquier manera están más cerca de una mayor cantidad de bolsillos, pero la mayor parte de los interesados en el mundo digital seguirán suspirando.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en 2007 había en Cuba 4,5 computadoras por cada 100 habitantes, aunque la mayoría estaban en oficinas gubernamentales, instituciones médicas y escuelas de las principales ciudades. Ese mismo año, más de 3,7 millones de personas usaron una computadora. Sólo el 5% lo hizo en su casa.

El informe de la ONE asegura que más del 10% de la población tenía acceso a internet. Se cree que la cifra asume la cantidad de personas que se conectan con la intranet administrada por el Estado.

"Ahí (en la intranet) es donde queremos tener todos los contenidos principales, que esté la gran biblioteca del país", declaró en mayo a la prensa Ramón Linares Torres, viceministro primero de Informática y Comunicaciones, una cartera en manos de Ramiro Valdés, uno de los comandantes históricos de la revolución y ex titular del Interior.

Un manojo de argumentos

De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), dependiente de la ONU, Cuba presenta la menor tasa de penetración de internet en América Latina, pues apenas el 0,9% de los 11,2 millones de cubanos acceden a la red.

El déficit es explicado oficialmente con un manojo de argumentos técnicos. Dadas las restricciones del embargo estadounidense, la Isla se conecta a internet por medio de un enlace satelital que le permite un ancho de banda de 65 megabytes por segundo, de bajada, y 124 de subida. Cualquier modificación del canal requiere una licencia del departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Incluso en un país como Cuba, aseguran los funcionarios, con una pobre densidad telefónica de poco más de 8 aparatos por cada 100 habitantes, la actual plataforma informática sería incapaz de asumir una expansión doméstica de internet.

"Seguirá existiendo la falta de recursos para hacer el servicio más amplio", enfatizó el viceministro Linares.

Pero esa indigencia tecnológica terminará con una trompetilla a Washington. En un hecho sin precedentes en América Latina, para el primer semestre de 2010, Cuba estará conectada con Venezuela mediante un cable submarino de fibra óptica que pudiera multiplicar por 3.000 la capacidad de la Isla para sus enlaces con el extranjero.

En mayo, el viceministro Boris Moreno adelantó: "No tenemos preocupación en el caso de que se dé (el acceso a la población a internet), a partir del aumento de las computadoras en manos de la población".

Tomando el caso un giro inesperado, el saliente jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, Michael Parmly, anunció que empresas norteamericanas "están dispuestas" a conectar a Cuba a internet y que la Casa Blanca no se opondría en tal caso.

"Lo único que hace falta es que el gobierno de Cuba levante sus restricciones", dijo Parmly a manera de desafío, aludiendo a la falta de conectividad argumentada por las autoridades de la Isla. ¿Acabarán en 2010 las coartadas del gobierno?

A José H. no le interesa la respuesta y desde ahora desespera por conectarse a la red mundial. Ofrece hasta 10 CUC mensuales por una cuenta, aunque tal vez sea una cifra poco convincente para los administradores de redes estatales que las venden "por la izquierda".

El joven aguarda impaciente a que llegue su posible proveedor clandestino. Se han citado en el bazar habanero de Carlos III, una gigantesca tienda por departamentos. De sus cuatro pisos cuelgan sedosas banderas cubanas, lemas y retratos de Fidel. Más que una metáfora, son una advertencia: el mercado seguirá siervo de la política.


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