Actualizado: 25/04/2024 19:17
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El obispo de Pinar del Río niega el cierre de la revista 'Vitral'

Monseñor Jorge Enrique Serpa Pérez dijo en un comunicado que tampoco se habló 'nunca' de 'cerrar' el Centro de Formación Cívica y Religiosa.

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La Diócesis de Pinar del Río negó este martes haber ordenado el cierre de la revista católica Vitral. No obstante, el obispo Jorge Enrique Serpa Pérez señaló en un comunicado dirigido a religiosos, suscriptores y a la prensa, que había pedido que la publicación evitara el uso de "expresiones agresivas y contestarias".

El Consejo de Redacción de Vitral, una revista con 10.000 suscriptores publicada desde 1994, anunció en la edición número 78, correspondiente a marzo-abril, que no podía continuar garantizando su salida "por falta de recursos", lo que suscitó de inmediato una aguda polémica dentro y fuera de Cuba.

Monseñor Serpa dijo en el comunicado publicado este martes que "nunca se habló de cerrar o terminar la revista Vitral".

Vea También: Comunicado del obispo Jorge Enrique Serpa Pérez

"He pedido mantener en la revista Vitral la verdad basada en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia, sin caer en expresiones agresivas y contestatarias", señaló.

Según el comunicado, en una reunión en la que estuvo presente el prelado, "se acordó que en caso de que se agotaran otras alternativas, se pusiera la nota en el momento de salir la revista al final de abril".

"Sin embargo, fue publicada en la primera semana de dicho mes, adelantando la información a los medios de comunicación de manera anticipada", añadió Serpa.

"No sé a qué móvil respondió tanta urgencia", señaló el obispo, que el 14 de enero pasado asumió la dirección de la diócesis de Pinar del Río.

Serpa afirmó que algunos medios de comunicación publicaron "tergiversaciones" provocadas "por la desafortunada información que se les hizo llegar".

Además, acusó a los responsables de la revista de "falta de respeto al lector" y "ambigüedad" por publicar el 8 de abril una actividad que tuvo lugar el 14.

Según Reuters, muchos en Cuba creen que la jubilación en enero del antecesor de Serpa, José Siro González, un obispo crítico del gobierno, dejó a Vitral sin apoyo institucional dentro de la Iglesia.

La revista suele incluir en sus contenidos crítica socio-política inusual en las publicaciones de la Isla.

En declaraciones a la BBC la semana pasada, el editor de Vitral, Dagoberto Valdés, un ingeniero agrónomo de 52 años, miembro de la Comisión de Paz y Justicia del Vaticano, dijo que "lo que no esperaba era que el cierre de la revista viniera desde dentro" de la Iglesia.

"Pero no quiero distraer con escaramuzas internas de la Iglesia la atención de la verdadera lucha", expresó.

En su comunicado de este martes, el obispo Serpa dijo que tampoco se habló "nunca" de "cerrar" o "terminar" el Centro de Formación Cívica y Religiosa (CFCR), también dependiente del obispado de Pinar del Río y dirigido por Valdés.

Sin embargo, Serpa indicó que los "contenidos" de esa institución, que promovía el debate crítico sobre los problemas sociales del país, se han redistribuido "en las comisiones diocesanas correspondientes".

"Cualquier diócesis revisa sus estructuras pastorales", afirmó.

Vitral, editada cada dos meses utilizando fotocopiadoras, publicó este mes en su último número un editorial sobre la situación en Cuba desde que Fidel Castro transfirió en julio pasado el poder a su hermano Raúl por razones de salud.

"Esta puede ser la hora en que los que tienen las más altas responsabilidades de gobierno abran cada vez más, de forma gradual y pacífica, las oportunidades de participación para todos los cubanos y cubanas", dijo la publicación.

El editorial criticaba lo que consideraba "medidas económicas anacrónicas" y "éticamente inaceptables" del gobierno y reclamaba apertura.

De acuerdo con el editor Valdés, la línea editorial Vitral no respondía a la oposición, sino que era una expresión de la sociedad civil.

Tras la llegada al poder de Castro, en 1959, la Iglesia Católica fue vista con desconfianza por el régimen instaurado. Algunos sacerdotes fueron expulsados y otros enviados a campos de trabajo.

La visita de Juan Pablo II, en 1998, mejoró los vínculos con la Iglesia, según la cual las diferencias se han ido superando y las relaciones con las autoridades tienden hoy a normalizarse.