La Habana pide a Obama la devolución del territorio donde está la base de Guantánamo
Ricardo Alarcón invitó al gobierno de Estados Unidos 'a marcharse del territorio que ocupa en Guantánamo, sacar a los presos, recoger sus cosas e irse'.
AFP/ La Habana. El presidente de la Asamblea Nacional del Popular Popular, Ricardo Alarcón, consideró insuficiente el anuncio del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, de que cerrará la cárcel de Guantánamo y reclamó la devolución de ese territorio al gobierno cubano.
Alarcón, citado por la agencia oficial Prensa Latina, estimó que el cierre de la prisión en un plazo de un año es una "buena señal", e invitó al gobierno de Estados Unidos "a marcharse del territorio que ocupa en Guantánamo, sacar a los presos, recoger sus cosas e irse".
En un encuentro con la dirección del Senado de México, de visita en La Habana, el funcionario cubano explicó que no tiene sentido para el Pentágono mantener en su poder un territorio "cuyo único fin actual es usarla como cárcel".
Alarcón, quien junto con Fidel Castro tradicionalmente marcó la política hacia Washington, destacó no obstante que Obama trata de cumplir sus promesas electorales, tras generar expectativas en todo el mundo.
En una entrevista publicada el viernes por el periódico ruso Izvestia, el presidente Raúl Castro dijo que a partir de ahora, tras el anuncio de Obama, su país insistiría "con más firmeza" en el cierre de la base naval norteamericana.
"Para ellos esta base no tiene ninguna importancia militar", manifestó Raúl Castro, al mando de la Isla desde que enfermó su hermano Fidel hace dos años y medio.
Por su parte, el canciller Felipe Pérez Roque celebró la decisión de cerrar el centro de detención y también pidió la devolución del territorio.
"La base naval de Guantánamo se mantiene en contra de la voluntad y del deseo del pueblo y del Gobierno cubano. Esperamos poder recuperar pacíficamente ese territorio y poder ejercer, otra vez, nuestra soberanía sobre el territorio que hoy ocupa la base", subrayó Pérez Roque.
La base, situada en el extremo sureste de Cuba, es un enclave de 117 kilómetros (de los que sólo 49 kilómetros cuadrados son tierra firme), entregado a Estados Unidos en 1903, tras la guerra hispano-norteamericana.
La Habana considera el enclave ilegal y se niega a recibir desde 1960 el simbólico pago anual del arriendo de 5.000 dólares.
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