Los cubanos siguen esperando mejoras que lleguen a la mesa y al bolsillo

"Hace falta que las medidas, más que tocar a la puerta, entren a la casa y lleguen a la mesa, pero rápido", dijo Pablo, un universitario de 22 años, al hacer su balance de los 100 días de gobierno de Raúl Castro, reportó la AFP.

Estudiante de cuarto año de economía, realizó su propio diagnóstico: "Hay que desatar las fuerzas productivas, relanzar la pequeña y mediana empresas, y darle mayor espacio a la inversión extranjera", afirmó.

"En una palabra, acelerar los cambios, porque han creado un ambiente de optimismo, pero la situación está prácticamente igual", consideró el joven. "Nada es fácil en un país donde los problemas se acumularon durante años", añadió.

En 100 días de gestión, que siguieron al gobierno provisional iniciado en julio de 2006 cuando enfermó su hermano Fidel, Raúl Castro, que hoy martes cumple 77 años, eliminó algunas prohibiciones irritantes, como las que impedían a los cubanos hospedarse en los hoteles, contratar celulares o adquirir electrodomésticos restringidos.

Disponiendo de sus ahorros o de pequeñas fortunas escondidas bajo el colchón, algunos salieron a las tiendas para comprar una computadora o un DVD y formaron largas filas para contratar un celular.

Pero la mayoría, con menos recursos y conscientes de que no podrían disfrutar de esos servicios pagados en divisas, salieron a la calle a curiosear y comprobar si era cierto lo que comentaba "Radio Bemba", pues solo una de las medidas, la de los móviles, fue publicada en la prensa oficialista.

"Lo de los hoteles y todo eso está muy bien, pero aquí los problemas que hay que acabar de resolver son la comida y los salarios", expresó Roxana Pérez, una jubilada de 65 años.

El gobierno de Raúl Castro también emprendió reformas en la agricultura para aumentar la producción de alimentos, declarada un "problema de seguridad nacional", y decretó un alza general de pensiones y asistencia social de hasta un 20%.

La pensión de Roxana se elevó de 164 a 200 pesos cubanos (8 dólares) con el decreto oficial. "Igual resulta insuficiente para enfrentar el costo de la vida", apuntó la mujer.

"Si Raúl no apresura los cambios, la gente se le duerme (decepciona) y arreglar esto entonces nos llevará cien años", comentó Jorge, un taxista.

Los cubanos tienen un salario medio de 408 pesos (17 dólares) y, aunque reciben una canasta básica subsidiada y la salud y la educación son gratuitas, muchos alimentos y artículos básicos deben comprarlos a altos precios en divisas.

Una parte de la población obtiene las divisas por remesas del exterior, trabajos en empresas extranjeras o "estímulos" de entidades estatales, pero al menos el 40% de los cubanos no tiene acceso a la moneda dura.

La lista de reclamos es larga. Además de la solución a los problemas de alimentación, transporte y vivienda, los cubanos reclaman un mayor espacio para los negocios privados, en un país donde la iniciativa privada es casi nula.

Piden también la eliminación de la doble moneda, de las restricciones sobre los viajes al exterior, la posibilidad de vender y comprar libre de autos y viviendas.

En política, por ahora los únicas peticiones siguen llegando desde la oposición, a la cual el gobierno continúa acusando de recibir dinero de Washington, y que en las últimas semanas ha denunciado varios actos represivos.

Estados Unidos tilda de "cosméticos" las medidas tomadas por el gobierno de Raúl Castro. Sin embargo, en algunos países de América Latina y Europa han sido vistos positivamente y, aprovechando una mejor imagen, La Habana intenta ampliar nexos económicos y políticos.

El ejemplo más reciente es el de la visita del canciller brasileño, Celso Amorim, quien declaró que su país quiere convertirse en el "socio número uno" de Cuba.

Amorim recibió respuesta a través del vicepresidente Carlos Lage, quien le comunicó que los dirigentes de la Isla están "favorablemente dispuestos".

"Hay claramente un cambio de estilo con Raúl y posibles reformas económicas. Tiene que haber un nuevo gobierno en Cuba en poco tiempo, porque en cinco años tendrá 82", consideró Marifeli Pérez-Stable, experta cubana de Diálogo Interamericano.

Sin embargo, en contrapartida a sus "medidas" económicas, Raúl Castro se ha rodeado de militares y dirigentes históricos de la línea dura ideológica, como su primer vicepresidente, José Ramón Machado Ventura.

"Los antirreformistas, el ala dura, están en la línea de sucesión después de Raúl, lo que muestra un rechazo del régimen a abrir la economía más allá, y a una apertura política", opinó Jaime Suchlicki, del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami.

Para dentro y fuera el mensaje de los últimos cien días ha sido: reformas "poco a poco" y sin poner en duda el socialismo. Los observadores varían en opiniones, pero coinciden en la dificultad de descifrar hasta dónde llegarán los cambios a cuentagotas de Raúl Castro.

© cubaencuentro.com