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Sociedad

Un molesto inquilino

El dengue, otro 'enemigo' a combatir que no existe para los medios de comunicación pero sí en los enfermos.

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A principios de junio pasado, el vicepresidente Carlos Lage fue categórico: no existe "ni un solo caso de dengue" en el país. Decir lo mismo ahora lo convertiría automáticamente en un mentiroso.

En varios municipios de La Habana, estudiantes de medicina y activistas de salud, chequeados por médicos comunitarios, están pesquisando casa por casa las personas con fiebre. Afanosamente buscan posibles casos de dengue.

"Sí, estamos en eso. Hay ya algunos casos", reveló una doctora en medio del levantamiento en el municipio La Lisa, en el oeste metropolitano.

Fuentes médicas municipales no quisieron informar sobre el número de enfermos, pero a cambio precisaron que no se habían reportado casos de la peligrosa variante hemorrágica, potencialmente letal.

"Las personas que presentan fiebre son tenidas en observación en sus casas y 24 horas después, de continuar el estado febril, son llevadas a la policlínica para un examen de sangre", explica una de las doctoras a cargo de la operación de pesquisaje.

En las mañanas, han vuelto a sonar las estridentes bazukas. Contienen una mezcla de gasolina con un potente plaguicida, en algunos casos malathion, que debe nebulizarse con protección respiratoria. Casi ninguno de los voluntarios porta careta, con mucho, se tapan la cara con pañuelos húmedos.

La prensa calla. Un espacio televisivo semanal continúa ofreciendo pautas de cómo eliminar los posibles criaderos de Aedes Aegypti, el mosquito trasmisor de la enfermedad, pero no refiere casos de infestación.

El tema es abordado nuevamente con las cortapisas del secreto de Estado.

Recurrencias

Hace poco más de un año, casi simultáneamente con la decimocuarta Cumbre de los Países No Alineados en La Habana, hubo una explosiva epidemia de dengue, que nunca fue reconocida por las autoridades.

Miles de enfermos en hospitales especialmente habilitados, aviones que sobrevolaban la capital con aspersores, carros nebulizadores por avenidas que hacían desaparecer con cortinas de humo, inspectores de salubridad hasta los domingos, todo un teatro de operaciones que nunca, sin embargo, respondió a una epidemia declarada de acuerdo con el silencio mediático.

A mediados del año en curso, cerca de dos millones de cubanos se movilizaron un fin de semana en tareas de limpieza y saneamiento para erradicar eventuales criaderos.

De acuerdo con expertos, más del 70% de los focos de mosquitos Aedes Aegypti son hospedados en el sector residencial. En 2006, varias empresas fueron multadas por los gobiernos locales por pésima higiene y negligencia.

"¡Ojo: el mosquito no se ha ido!", advirtió el oficialista Granma en enero pasado.

El vocero del Partido Comunista afirmó entonces que "la solución definitiva del problema" está relacionada "con el fomento de una perenne cultura sanitaria y no con el desarrollo de eventuales campañas, altamente costosas en personal y recursos materiales y financieros".

La aparición del mosquito en diferentes puntos de la Isla se da desde junio de 2006 y, según reportes oficiales, había en enero pasado más de 60 áreas de salud con alguna afectación. Asimismo, fueron detectados 1.320 focos con presencia del insecto, 145 de ellos en centros laborales.

"Todos los cubanos somos responsables de la eliminación del Aedes Aegypti", indicó el diario, tras criticar a quienes "eventualmente alegan suspicacias de seguridad doméstica, enfermos en la vivienda y otras sinrazones con el ánimo de disuadir" a los fumigadores.

La mayoría de ellos son trabajadores reclutados de áreas ajenas a la salud pública. Muchos son militantes del Partido o de la juventud comunista comprometidos por sus grupos de base para "apoyar la tarea de higienización y saneamiento".

Otros provienen de las filas de los desempleados. Reciben un salario sobre los 300 pesos, unos 12 CUC. No son pocos los casos de hurtos menores en el sector doméstico atribuidos a tales fumigadores.


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