Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La vida siempre te da una revancha

Veinte años después del oscuro proceso contra los peloteros Rey Vicente Anglada y Eduardo Herrera.

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Por tales veredas, la injusticia pasa piola, como dicen los chilenos. Con todo, mucho se especuló entre la fanaticada antes de que los acontecimientos y sus ecos comenzaran a dormirse en la memoria popular.

Tal vez como parte de la bruma que la investigación regó sobre lo ocurrido, se filtró el rumor sobre la filmación policial de imágenes donde Anglada "deja escapar" un roletazo, y la prueba estaba en que intentó atraparlo, en que le puso al rolling la parte exterior del guante.

La filmación y la necesidad de mostrar siquiera una prueba, refleja desconocimiento de la forma en que defendía Anglada su posición. Coger un roletazo de bounce, con la parte exterior del guante, agiliza enormemente cualquier jugada, sobre todo de doble play. Por supuesto que conlleva riesgos de error.

Yo observé muy de cerca la especialísima manera en que incluso calentaba Anglada el brazo, antes de un partido. El no capturaba la bola en el seno del guante, sino que la hacía dar un muy pequeño bote desde la muñeca izquierda, protegida por el cuero, a su mano de tirar. En la manera de hacerse de la pelota radicaba, en gran medida, su rapidez de luz y de relámpago.

La amistad

A pesar de las trampas, los recelos y la incredulidad generalizada, otro jugador, Víctor Mesa, va albergando fe en la absoluta inocencia del otrora camarero. Para que surgiera este defensor hubo de pasar tiempo, el que Mesa necesitó para conquistar sus galardones deportivos. ¿Pero en realidad, quién era éste atleta que se atrevió a fungir de abogado, con tacto e inteligencia, en un caso cerrado, aunque no hubiera auténtico fallo judicial que descalificar?

Víctor Mesa personifica a uno de los más queridos peloteros de la historia nacional y, por otro lado, jamás se ha apartado un milímetro de la política oficial. Pero algo le sucedería que sintonizó, que lo identificó en contra de la injusticia perpetrada. Cuando comentaristas alegan que la revolución es un ariete que ha disparado lo mismo contra sus enemigos que a sus propios hijos —esos que entonan cantos epinicios venga o no a cuento—, no expresan una estridencia ni opinión sin base.

A veces, como Cronos, es cierto que la revolución se come a sus propios hijos, pero generalmente no llega a tanto, simplemente les arranca un pedazo, los mutila, los muerde, los castra.

Mesa tuvo que retirarse en 1996, en plenitud de facultades, y esto tenía mucho en común con la prohibición dictada contra Anglada y otros inocentes. ¿Cuánto le dolió su forzosa jubilación? El del adiós adelantado —para dar paso a las nuevas generaciones, se dijo entonces— "fue un día muy triste", afirmó en una entrevista.

El narrador y ensayista Arturo Arango dijo en julio de 2002 en La Jiribilla: "El retiro anticipado de Víctor Mesa privó a la pelota cubana de varios récords que, a no dudarlo, hubieran sostenido aún mejor ese mito que todavía sigue siendo el jardinero central villaclareño".

Como consuelo se le envió a Japón, acápite de un asimétrico convenio. Jugaría en un breve campeonato interempresas y trabajaría, al mismo tiempo, como entrenador en la nación asiática. No había exigencia verdadera para un pelotero de su calidad. En tales condiciones fueron Orestes Kindelán, Antonio Pacheco y Luis Ulacia, entre otros.

El único que jugó como profesional en Japón fue Omar Linares, cuyos resultados estuvieron lejos de ser sobresalientes. Linares nunca pensó que el pitcheo nipón se le convertiría en indescifrable, y así lo expresó a los medios de difusión nacionales.


Rey Vicente Anglada, actual manager de IndustrialesFoto

Rey Vicente Anglada, actual manager de Industriales.

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