Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La vida siempre te da una revancha

Veinte años después del oscuro proceso contra los peloteros Rey Vicente Anglada y Eduardo Herrera.

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La supuesta mediación

Extraoficialmente se comenta que en diversos lugares abogó Mesa por Anglada y otros encartados en la venta de juegos. Sería difícil titubear en que se lo planteó a Fidel Castro, al que aborda sin excesos de protocolo y quien le pidió que publicara su biografía, en la calle desde 2004. Es pública en Cuba la entrañable relación que une a Mesa y Anglada. Este último ha señalado repetidamente a la prensa que Víctor no es su amigo, sino su hermano.

Fue asimismo uno de los pocos —ha señalado Anglada— que no lo abandonó cuando él tuvo "su problema", como sintetiza ante los medios. El jardinero lo visitaba y trataba sin distancias ni limitaciones, como si nada hubiera ocurrido. Cuando se refieren uno al otro se nota una delicadeza inusual entre hombres curtidos en las rudezas del deporte de alto rendimiento.

Valdría quizá referir pormenores de la vida de Mesa. El villaclareño no tuvo padre que lo reconociera y por tanto lleva los dos apellidos de la madre. Además, estuvo en un centro de reeducación de menores. Su madre, por si fuera poco, padeció esquizofrenia. Sobreponiéndose a todo ello, se convertiría en un ícono del béisbol cubano.

Curiosamente, la afición le llamaba y le llama —ahora en su labor de manager— El Loco. Se robó home exitosamente en 7 ocasiones. Esta es una de las jugadas más infrecuentes, complejas y sin duda la más peligrosa de este deporte. Por perseguir batazos sin pensar en las consecuencias, sus colisiones contra las cercas del jardín central, que en Cuba no eran precisamente acolchadas, forjaron zonas de su leyenda.

Exponemos las características de la carrera de Mesa porque la justicia en Cuba —y peor todavía, la remoción de un abuso— no puede pretenderla cualquiera. Y no la obtiene, de seguro, el hijo común de vecino.

La biografía colectivamente admirada del villaclareño, su fe en la inocencia del amigo, los rasgos nada apocados de su conducta y la impar amalgama, en fin, de su personalidad, indican que hay también signos aleatorios en el caso Anglada, eso que invoca como suerte o milagro la vehemencia popular.

Otra circunstancia que se inmiscuye a finales de los noventa para que fructifiquen las gestiones de Mesa, reside en que para esa época ya no son escasos los aficionados que cuestionan la culpabilidad de varios de los que fueron encausados por vender juegos. Tal punto lo desplegó Juliana Venero en la entrevista que realizó a Anglada para la revista universitaria Alma Mater. La afirmación de no tener el camarero nada de que arrepentirse, son "palabras muy cercanas a opiniones de aficionados relacionadas con tu sanción", acota la periodista.

Signo del ritmo sanguíneo de Mesa, éste cuenta con el récord de ser el único manager en la historia del béisbol isleño al que han echado de un juego antes de que se inicie. No hace mucho, mientras se informaban las reglas del terreno —rito iniciático de todo partido de béisbol—, Mesa le recrimina a un árbitro, con no muy moderadas palabras y ademanes, la decisión en su contra en un encuentro previo, y ahí mismo el encargado del orden lo mandó a las duchas.

1999

Han pasado más de 17 años desde el escándalo y la represión. Ya no son jóvenes los acusados de acciones ilegales en el pasatiempo nacional. Aquellos que nunca violaron la ley son un inventario de sueños rotos. Las gestiones de Mesa, sin embargo, comienzan a dar resultados.

A lentitud calculada, el régimen va concediendo un resquicio a Rey Vicente Anglada y Eddy Herrera. En las postrimerías de 1999, Hugo Chávez, el alter ego de Castro, llega una vez más a Cuba, aunque esta vez para "jugar béisbol y hacer negocios", dijo el mandatario a la agencia Reuters.

Se programa un partido de veteranos donde Chávez lanzará por Venezuela y el "comandante" dirigirá a los veteranos isleños. Peloteros del equipo nacional en activo fueron entonces disfrazados por Castro —bigotes y barbas canosas—, que pretende cubrir con un lance de humor su protagonismo periférico. Por cierto, le avisaron que tuviera cuidado con José Ariel Contreras, que quizá no estaba para disfraces y chistes y tiene un genio —puntualizaron al "comandante"— que se lo lleva el diablo.

Por primera vez en 17 años la afición nacional vuelve a ver en la grama del Latinoamericano al mítico rey de la segunda almohadilla. Carga ahora 46 años sobre sus espaldas. El deporte activo no puede ser otra cosa que apéndice en su memoria, tiempo irremediablemente pasado.


Rey Vicente Anglada, actual manager de IndustrialesFoto

Rey Vicente Anglada, actual manager de Industriales.

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