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Literatura

Daína Chaviano: La infinita seducción

La laureada escritora cubana presentará este viernes su última novela, 'La isla de los amores infinitos', en la Feria Internacional del Libro de Miami.

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¿Tiene algo que aportar Miami, tan 'antimitológica', a una imaginación como la de Daína Chaviano?

Pues sí. He descubierto un Miami lleno de rincones oscuros, fantasmas y casas embrujadas… En todas partes, siempre hay un poco de magia. Sólo necesitamos huir de los sitios comunes, escapar de la corriente que arrastra al resto de la manada, y dedicarnos a explorar esos rincones donde no llega el bullicio. Hay secretos en esta ciudad. Y algunos de ellos han sido rescatados en la novela.

Un tema que siempre interesa a los lectores residentes en Cuba: ¿Cómo sobrevive y crece el escritor en un entorno sujeto a la ley de la oferta y la demanda, como el del Occidente desarrollado? ¿Es el escritor exiliado más escritor que el doméstico?

Esa es una pregunta complejísima. Probablemente tendría que escribir una autobiografía para contestarla completamente, pero trataré de resumirte mi propia experiencia.

Nunca me he dado por vencida. Nunca he abandonado mi obsesión por escribir, por contar historias. Esa perseverancia, esa tozudez, es el elemento principal para cualquier artista. La gente olvida que la mayoría de los creadores navegamos siempre contra la corriente. Creamos a pesar de… Es decir, a pesar de la sociedad, del entorno, de la necesidad de supervivencia, sentido común, de nuestras familias.

El artista tiene entonces dos posibilidades: o se entrega a la corriente segura y rápida del facilismo, de lo comercial, de la obra superficial destinada al consumo rápido, fácil y perecedero, o sigue navegando en contra de la corriente, obediente sólo a lo que le dicta su espíritu y su corazón. Si opta por esto último, pueden ocurrirle tres cosas: quizás su obra es reconocida de inmediato y logra dedicarse a la creación como modo de supervivencia (un porcentaje muy pequeño); o jamás logra sobrevivir como artista y debe dedicarse a otras labores de supervivencia (aunque puede seguir creando en silencio, para su placer); o logra vivir de su obra después de un gran esfuerzo y tiempo.

Por otro lado, no creo que pueda decirse que el escritor exiliado sea más escritor que el que permanece en su tierra. Sin embargo, comprendo por qué escritores como Martí escribieron el grueso de su obra —y la más cubana— fuera de Cuba. Cuando te alejas de tu país, cuando te ves obligado a rescatar de la memoria los detalles que antes te rodeaban de manera natural, se produce un cambio interno. Comienzas a establecer un contraste entre lo que tenías y lo que tienes.

Y eso no quiere decir que lo que tuvieras antes fuera mejor o peor que lo que tienes ahora, porque hay cosas mejores y cosas peores. Pero ese análisis de tu realidad, esa comparación entre mundos tan diferentes, te permite valorar mejor quién eres como persona y como ser social. Tus sentidos y tu sensibilidad se agudizan de alguna manera. Y creo que, en el caso de un artista, esa agudeza en la percepción lo hace crecer, y le muestra ángulos inesperados y formas diferentes de ver el mundo y de verse a sí mismo y a los demás.
¿Qué escribe ahora mismo, o qué se dispone a escribir?

Mejor lo dejamos para la próxima entrevista.


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