Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Literatura

«No hay que ser buen escritor para ganar el Premio Nacional»

La poetisa Lina de Feria, recientemente exiliada en EE UU, habla con 'Encuentro en la Red' sobre la situación actual de la cultura cubana.

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¿No le resultó raro que esa noticia se la comunicaran estando en México, y no antes?

A mi nunca me ofrecieron viajes oficiales. Tengo un "dossier". Estuve tres años en prisión, entre 1981 y 1983. Presionada y agobiada por la situación de los mítines de repudio que se estaban sucediendo, me presenté en la Embajada de México y le pedí al custodio que me disparara, para que mi desesperación sirviese de un llamado al mundo por lo que sucedía en Cuba. Me apresaron y, tras un juicio amañado, me condenaron bajo la acusación de querer entrar en la embajada.

Antes, fui sometida al proceso de parametración en los años setenta por no estar de acuerdo con la política del Consejo Nacional de Cultura. Eso me costó estar alejada de todo, en Radio Enciclopedia, durante más de veinte años.

Por esas cosas, hacia mí había como una duda esencial, una cosa soslayada. Había personas que tenían una actitud muy noble y humana conmigo, pero eran personas. En realidad, a la hora de hablar de una institución, la cosa era diferente.

Había una presión muy grande de los jóvenes de la Isla en relación con mi obra. Yo había sido nominada para el Premio Nacional de Literatura el año pasado, y no fui seleccionada. Dicen que no había quien me lo quitara este año, pero en realidad sé que tampoco me lo iban a dar. No era un premio posible para mí, por el dossier que tengo, que siempre de alguna forma se guardó.

¿Qué es necesario tener en Cuba para obtener el Premio Nacional de Literatura?

Decididamente, y esto no es hablar mal de la literatura cubana, se ha visto en los últimos premios que no hay que ser un buen escritor para ganar el Premio Nacional de Literatura. Eso está determinado por otras circunstancias. A veces, por la decisión del jurado, que decide que alguien de su generación salga premiado. La calidad de ese premio ha estado muy deteriorada en los últimos años.

¿Cómo evalúa la actual industria editorial cubana, si es que puede llamársele así? ¿Hay expectativas de apertura o de recentralización?

Hay un problema de recentralización. Eso viene hasta en la posibilidad de los jurados. Una de las maneras que hay para publicar en Cuba es a través de los premios y concursos. Realmente cuando uno hace el papel de jurado, se tropieza con criterios que son limitados. No voy a decir nombres, pero me ha tocado compartir con gente que tiene prejuicios terribles en relación con la libertad de expresión, y que caminan mucho por vías oficialistas. Es la verdad.

Le puedo hablar de un sistema lleno de pugnas, en el cual se trata de hacer algunos dossier, como el de La Gaceta de Cuba sobre las Ediciones El Puente, que fue bastante loable. Esas cosas son difíciles de hacer. Hay gente que se está arriesgando. Son personalidades que se arriesgan, sabiendo que la pugna está en vilo. Hay una espada de Damocles. El sentimiento de libertad de expresión no está dado por una virtual apertura, sino por un cierre enorme.

Por ejemplo, yo tengo literatura que no he publicado, sobre la salida de los balseros en Cuba, y eso lo tuve que programar por la Iglesia de Santiago de Cuba, porque cuando lo leí en Santa Clara fue apoteósico, podían haberme hasta llevado presa. En Cuba la censura es extrema.