Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Política exterior

La alianza cubano-argentina entre 1976 y 1983

¿Por qué un régimen comunista apoyó a una junta militar fervientemente anticomunista cuyo principal objetivo era eliminar la subversión de izquierda?

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Cambio de estrategia

Una vez más, Argentina evitaba una investigación sobre la situación de los derechos humanos, pero Martínez reconoció que la creciente presión internacional hacía que cada vez fuera más probable una condena al régimen militar. Por ende, recomendó a la junta un cambio de 180 grados en la estrategia: cooperación con el procedimiento 1503 para evitar el debate público sobre las desapariciones.

Como parecía inminente una acción sobre el caso argentino, Martínez explotó la regla de confidencialidad como defensa contra una condena pública más vergonzosa. Para hacerlo, le pidió a Amadeo que hiciera que Argentina perdiera la votación en la sesión de la Subcomisión de 1979. A pedido de Amadeo, el miembro soviético del grupo de trabajo sobre comunicaciones revirtió su voto, enviando comunicaciones sobre Argentina a la Subcomisión completa, donde, a su vez, eran remitidas a la Comisión.

En los meses entre la decisión de la Subcomisión y la próxima sesión de la Comisión en febrero de 1980, varios cambios en el clima internacional afectaron las políticas cubanas y argentinas. La sexta reunión de no alineados, llevada a cabo en La Habana en septiembre de 1979, ayudó a disipar una anterior controversia sobre el rol de Cuba en el movimiento, fortaleciendo sus reclamos de liderazgo del mundo en desarrollo.

La invasión soviética de Afganistán en diciembre, sin embargo, tuvo un efecto opuesto. El voto cubano contra la condena de la Asamblea General de la ONU hacia la invasión distanció al régimen de la mayoría de los miembros no alineados y expuso la presión soviética sobre las políticas cubanas, según señala Jorge Domínguez.

La consiguiente pérdida de prestigio de Cuba se reflejó en su fracaso por asegurarse un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque con anterioridad parecía que su elección era segura.

Para Argentina, la intervención soviética en Afganistán llevó a una mejor relación comercial y política con la superpotencia. Cuando el gobierno argentino se negó a adherirse al embargo de granos decretado por la administración de Jimmy Carter, las exportaciones de la URSS se incrementaron drásticamente, solidificando la posición de Argentina como principal aliado comercial de Moscú en la región.

Mientras tanto, la presión internacional concerniente a la situación de los derechos humanos siguió en aumento con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos en septiembre de 1979.

Si bien en la Asamblea General la junta votó condenando la invasión soviética y accedió al boicot de los Juegos Olímpicos en Moscú, los contactos bilaterales aumentaron en frecuencia y cordialidad. Estos nuevos niveles de cooperación pronto se hicieron evidentes en la sesión de 1980 de la Comisión. En sus esfuerzos por impedir una resolución en apoyo al disidente ruso Andrei Sakharov, Argentina se unió a Cuba como los únicos países latinoamericanos en apoyar a la Unión Soviética.

La propuesta iraquí

Respecto a la cuestión de las desapariciones, el grupo preliminar de cinco delegados de la Comisión a cargo de rever el informe de la Subcomisión pidió que la delegación argentina respondiera siete preguntas acerca del registro de derechos humanos del país. Cuando esta recomendación se discutió en privado en la Comisión completa, Brasil intercedió en nombre de Argentina.

La resolución final fue suavizada, sencillamente pidiendo información acerca de personas desaparecidas. Martínez parecía reivindicado en su estrategia de utilizar el procedimiento privado 1503, pero comenzó a aumentar el clima para una investigación temática sobre las desapariciones en el debate público.

El bloque occidental decidió tomar la iniciativa de presentar una resolución efectiva, aunque necesitaba algo de apoyo de países en desarrollo para poder contrarrestar la débil propuesta argentina, que esencialmente posponía cualquier acción por al menos un año. Finalmente, el bloque de no alineados aceptó la necesidad de crear un grupo de trabajo para investigar las desapariciones, pero no estaba preparado para apoyar el mecanismo fuerte y abierto que exigía el borrador occidental.

Como resultado, el bloque occidental decidió ceder su liderazgo en la cuestión. La delegación iraquí preparó una nueva propuesta que se convirtió en el foco de la discusión por cuatro semanas.


Teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien presidió la junta militar argentina a principio de los ochentaFoto

Teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, quien presidió la junta militar argentina a principio de los ochenta. (BBC)

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Miriam Leiva, Ciudad de La Habana