Actualizado: 23/04/2024 20:43
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El peligro de la parcialidad

La Posición Común de la UE y sus detractores. ¿No tiene Cuba derecho a las libertades que se gozan en el Viejo Continente?

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Apoyo a una parte de Cuba

En segundo lugar, la consideración acerca de que la Posición Común establece condicionamientos que se han convertido en un obstáculo para las buenas relaciones y el diálogo necesario entre la UE y Cuba, exige que se expliciten cuáles son esos condicionamientos.

Si se refieren a los antes mencionados, entonces significa que la intención de alentar el tránsito a la democracia pluralista y al respeto a los derechos y las libertades en la Isla por parte de la UE debe ser retirada. En cambio, si en Cuba los ciudadanos carecen de esos instrumentos, la petición puede entenderse en el sentido de que el apoyo solidario se dirige sólo al gobierno, es decir, a una parte de Cuba.

Constituye un planteamiento insostenible considerar que las libertades que se gozan en el Viejo Continente son innecesarias para los habitantes del Nuevo Mundo. Sin proponérselo, están aceptando para los cubanos lo que en sus propios países les resulta inadmisible. De no ser así, y de eso estoy seguro, dicha exigencia se torna innecesaria, incomprensible y contradictoria.

Es bueno recordar que el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en visita efectuada el pasado año al Parlamento Europeo y España, declaró que "si la UE se apartara de la votación estéril (en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra) que genera enfrentamiento, Cuba estaría dispuesta a sentarse con la UE a acordar un programa" y añadió: Cuba "se sentiría en la deuda moral de acompañar la decisión europea. Firmaría el pacto de derechos económicos, sociales y culturales al día siguiente, diciendo que hemos empezado una nueva etapa en nuestras relaciones".

Además de resultar inadmisible el uso de los derechos que le corresponden al pueblo como carta de negociación para otros fines, los "hermanos solidarios", en aras de promover el diálogo, deberían solicitar a La Habana que retire ese tipo de condicionamiento y que, en su lugar, suscriba ese Pacto que constituye un mecanismo importantísimo en la implementación de los derechos humanos.

Los derechos humanos primero

En tercer lugar, se planea que con miras a reforzar la asociación estratégica entre la UE y América Latina y el Caribe, es necesario profundizar en un diálogo político respetuoso y en una cooperación autónoma con todos los países, y en particular con Cuba. En esto todos estamos de acuerdo, pero debe repetirse: si el diálogo es multilateral, esa exigencia vale para todas las partes. Al ejercerse sobre una de ellas, se hiperboliza y tergiversa la esencia del mensaje.

En cuarto lugar, se dice que la reunión de cancilleres de la UE resulta una nueva oportunidad para que el ente comunitario renueve el diálogo político con La Habana y promueva una estrategia de cooperación al desarrollo que no esté sujeta a los intereses de la política exterior.

Aquí debe agregarse que, de igual forma, el gobierno cubano debería aprovechar algunas de las iniciativas que han nacido en la sociedad civil alternativa para iniciar un diálogo al interior del país, pues Cuba no se limita a su gobierno, que no por duradero deja de ser temporal. De esta tesis emana la prioridad de la sociedad civil como agente de cambios. Por ello, la solidaridad internacional debería potenciar el principio de que somos los cubanos quienes legítima y definitivamente debemos solucionar los problemas internos.

En quinto y último lugar, recomendamos a esos "hermanos" de Europa la necesidad de colocar en primer término los intereses ciudadanos. Para ello hay que partir de los derechos humanos como fundamento del bien común.

De ahí la necesidad de desideologizar la solidaridad y basar las relaciones entre gobiernos, y entre estos y sus sociedades, en el respeto, la educación, el cultivo y la defensa de los derechos, tanto civiles y políticos como económicos y sociales, para coadyuvar a que la Declaración Universal de Derechos Humanos se convierta en la práctica cotidiana de los gobiernos como prueba de mayor madurez política.


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