Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Fin de ciclo

El retiro del arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, cierra una etapa épica en la Iglesia cubana.

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¿Pérdida o ganancia?

La actitud del hoy arzobispo emérito ha sido, lamentablemente, minoritaria. Su duro discurso de 1998 ante el Papa y Raúl Castro le supuso varias situaciones embarazosas. Pocos días después de aquella misa, el partido comunista le citó para un análisis sobre el cual el propio Meurice ha evitado referencia alguna desde entonces.

Años después, durante la teatral Celebración Ecuménica Cubana, auspiciada por el Consejo de Iglesias (protestantes), los representantes del partido comunista dejaron escapar, en privado, su confianza en la "responsabilidad" de los oradores, porque "todo el mundo sabe las consecuencias que trajo para el obispo Meurice aquel agresivo discurso cuando el viaje del Papa".

Como se conoce, Santiago de Cuba es una de las pocas diócesis del país en las que no se celebran procesiones públicas (ni siquiera en el Santuario Nacional de El Cobre), ni mucho menos se autorizan mensajes radiofónicos en fechas señaladas. (Por cierto, el nuevo arzobispo es uno de los "autorizados" en este sentido por la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista).

Si dichas prohibiciones (que se relajaron para otros, pero se recrudecieron en el caso santiaguero) se analizan literalmente, pudiera inferirse de ellas que la posición vertical de Meurice representó un coste para la labor evangelizadora de la Iglesia. De hecho, así se le valoró en no pocos círculos eclesiales, dentro y fuera de la Isla.

Pero ante lo que han "ganado" algunos por mirar hacia otro lado, mientras iban y venían palizas contra ciudadanos cubanos —muchos de ellos laicos, fieles y activistas católicos—, dicha evangelización no se sustenta bajo ningún criterio cristiano. Habrá que ver cómo la historia y los ciudadanos recordarán a Meurice dentro de 50 años: si como el hombre que actuó en correspondencia con el período que le tocó vivir y casi se hace mártir, o el que puso en peligro la continuidad de la Iglesia en Santiago de Cuba. ¿Habrá acaso un término medio?

Un hombre exhausto

En el año 2003, durante su homilía de Navidad, Meurice retomó algunas de las ideas de su discurso ante Juan Pablo II, demostrando que a pesar de la guerra abierta en su contra por propios y extraños, no estaba dispuesto a transigir:

"Cuando el falso mesianismo se mete en la cabeza de un pueblo, se pretende potenciar a ese pueblo para que tome conciencia de ser un pueblo mesiánico (…) Eso lo pretendieron a sangre y fuego los nazis y también lo intentaron después los comunistas. Esta no es historia ajena, es historia nuestra. Ahora con sus matices lo estamos viviendo, ese mesianismo, lo estamos viviendo. Basta con leer la prensa, oír la radio o ver la televisión (…) Los mesianismos, los falsos mesianismos. ¿Qué quiere decir esto? Tiene que ver con la vida y tiene que ver con la muerte; pues el que da un patinazo en esto pierde la vida, y el pueblo que juega con esto pierde la vida…".

Sin embargo, su maltrecha salud, la falta de apoyos y la inmovilidad de la situación del país terminaron por agotarlo en los últimos cuatro años. Fieles cercanos hablaban de un cansancio secular, de un sentimiento de impotencia.

Aunque estaba obligado a hacerlo por límite de edad, no lo pensó dos veces para solicitar su renuncia al Papa. Estaba exhausto.

Su obra religiosa no ha sido poca: 52 años de sacerdocio, 40 como obispo —de ellos, 37 al frente de una demarcación compleja—. Bajo su administración se erigieron las diócesis sufragáneas de Holguín (1979), Bayamo-Manzanillo (1995) y Guantánamo-Baracoa (1998), territorios que antes pertenecían a la arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Mucho tendrá que trabajar el nuevo arzobispo, Dionisio García Ibáñez, para igualar o superar el listón dejado por Pérez Serantes y Pedro Meurice. Santiago de Cuba es una plaza difícil. Cualquiera que sea la política del nuevo prelado, los referentes históricos están a la mano.

De momento, Meurice se retirará de la administración pero no de la vida pública, ni de su dignidad arzobispal. En la Basílica de El Cobre, junto a la Patrona, le espera su nueva casa.

Referencias: 1998: Saludo de Pedro Meurice al Papa Juan Pablo II


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El ex arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiú (primero a la izq.), durante la visita de Carter a CubaFoto

El ex arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiú (primero a la izq.), durante la visita de Carter a Cuba. (AP)

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Pedro Meurice Estiú

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