Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Intelectuales, Academia, Represión

La deshonestidad intelectual y la represión política (V)

Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC

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La obra de los filósofos cubanos Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama González son fuentes de enajenación y violación de los Derechos Humanos para Cuba y para Latinoamérica. No son los únicos intelectuales cubanos que, especializados en los “valores socialistas”, traicionan el consenso sobre los Derechos Humanos en Naciones Unidas y los dos Pactos fundamentales de la ONU, pero son los que más se utilizan por el PCC y los represores del pensamiento en Cuba, para atacar la discrepancia, a otros intelectuales y prolongar las violaciones económicas, laborales, sociales, culturales, civiles y políticas.[1]

En el caso del filósofo Martínez Heredia, no se encuentra en su obra un análisis de la realidad cubana, —lo mismo que la prensa cubana—, sino que se enaltece el pensamiento de Fidel Castro y el Che Guevara para justificar una “revolución cultural” al margen de la realidad y generadora de nuevas formas de dominación aún mayores que en el capitalismo periférico. Uno lee su obra desde los años 60s hasta su muerte en 2017, y no encontrará qué ha ocurrido en el país. Su propuesta permanente es que el individuo se olvide de sus necesidades materiales y espirituales cotidianas, no luche por mejorar y reivindicar sus derechos frente al Estado, sino que se enajene en la autoeducación de un “hombre nuevo” bajo la conducción de la nueva aristocracia “revolucionaria”, que es la vanguardia. Esta es su propuesta de “emancipación socialista” Por eso, no encontraremos en su obra una sola crítica al fracasado pensamiento económico del Che, ni la crítica a la visión de “soldado disciplinado” y no de ciudadano que propone Guevara para los cubanos, visión que deja fuera los Derechos Humanos individuales y colectivos. Tampoco una sola crítica a los disparates de la gestión pública de Fidel Castro en todos los órdenes, a pesar de haber sido reprimido en una época anterior. La represión cotidiana contra los derechos económicos, laborales, sociales, civiles, contra los intelectuales y artistas y contra todos los discrepantes cubanos está vergonzosamente ausente de su obra como también ausente de la obra de Pablo Guadarrama. Uno podrá encontrar en la obra de Martínez, los imperativos kantianos del tipo “el socialismo tiene que ser democrático” o, “la crítica es fundamental en el socialismo”, pero no logrará entender cómo se puede materializar la crítica y la democracia en Cuba bajo su propuesta de “adorar” y seguir a los líderes sin crítica, aunque todas las propuestas de esos líderes hayan sido fallidas 60 años después, para emprender el desarrollo, lograr la prosperidad, ser más libres como seres humanos, y aunque el sistema represivo cubano frene cualquier autonomía y creatividad ciudadana económica, social, cultural, cívica y política, sino ha recibido el visto bueno de un partido único negado a compartir el poder ni con la ciudadanía ni con otros partidos. Esta es la propuesta enajenante, delirante y represiva de este filósofo cubano.

En el caso del intelectual Pablo González Guadarrama, respetuoso de todas las represiones epistemológicas del discurso oficial cubano, oculta la situación de los Derechos Humanos en Cuba, y propone para Latinoamérica que se eduquen en las escuelas los Derechos Humanos[2]. La deshonestidad desvergonzada consiste en proponer para los demás lo que es incapaz de analizar y defender para sus compatriotas.

En el caso de estos dos intelectuales queda también la pregunta: ¿a cuántos jóvenes investigadores reprimieron y censuraron desde su posición de poder en tribunales académicos y en foros de discusión pública? En el sistema totalitario cubano, los intelectuales acríticos de la realidad cubana y aduladores del PCC como Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama, tienen poder de censura política, editorial y académica contra sus pares.

Novena represión epistemológica: prohibido discutir, informar y educar en los Derechos Humanos en Cuba

Diez años después de haber firmado los dos Pactos de Derechos Humanos, el Gobierno cubano sigue negado a ratificarlos. Sin embargo, el Gobierno de Cuba forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, situación gravemente contradictoria que merecería su expulsión de este órgano de Naciones Unidas.

El Gobierno de Cuba dice en Naciones Unidas que sí capacita a la población cubana en los Derechos Humanos universales y que da a su población la información sobre sus compromisos en la ONU, amén de insistir que en Cuba se respetan todos los Derechos Humanos y no existen violaciones.[3] Estas colosales mentiras son expresadas por el canciller de la república y por todas las delegaciones cubanas y representantes permanentes de Cuba en Naciones Unidas. Cuentan para ello, con la prohibición al interior de Cuba del PCC de informar, discutir en la opinión pública cubana y de investigar las violaciones de Derechos Humanos en Cuba por parte de la academia, periodistas o activistas de Derechos Humanos. El Gobierno cubano niega la posibilidad de crear una organización independiente de Derechos Humanos en Cuba y embrutece a la población sobre sus derechos, al no dar información, y prohibir la discusión de sus derechos, como Pablo Guadarrama embrutece a sus lectores latinoamericanos sobre la situación de información, difusión, educación y evaluación de las violaciones de Derechos Humanos en Cuba.

Basta hacer una pequeña exploración en la población cubana para constatar el nivel de ignorancia sobre el tema y la falta de conexión de los atropellos en sus vidas cotidianas, con la ausencia de derechos económicos, laborales, sociales, civiles, culturales y políticos que se violan por las propias autoridades en Cuba.[4] La población más desarmada de las Américas con relación a sus derechos es la cubana. Hay una desinformación intencional y represión del tema desde el gobierno. Esto es el resultado de la prohibición que el PCC impone a la opinión pública y a la academia de discutir, informar y educar a la población en los Derechos Humanos universales y de la represión sistemática contra los documentos rectores de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.[5]

Ni los intelectuales más cultos conocen en Cuba que los Derechos no existen si no son reivindicables ni justiciables en el país. Tampoco conocen que no por ser un país pobre, Cuba deja de tener la obligación de monitorear las violaciones e incumplimiento de todos los Derechos Humanos como lo regulan los Protocolos facultativos de los dos Pactos fundamentales de la ONU. El PCC impone el desconocimiento sobre el tema con su prohibición y reprime a todos los que defiendan los derechos humanos en Cuba. Pero nada de esto encontraremos en la obra de Guadarrama sobre Democracia y Derechos Humanos: visión humanista desde América Latina, ni tampoco en la obra del filósofo cubano Fernando Martínez Heredia. Tampoco encontraremos en los medios de información masiva oficiales en Cuba, información sobre los Derechos Humanos universales, todos, sobre los compromisos del gobierno cubano ante la ONU, sobre los Pactos fundamentales de Derechos Humanos de la ONU y mucho menos las violaciones que han sido señaladas el gobierno cubano en los múltiples comités evaluadores de la ONU. Prohibición, represión y desinformación para embrutecer a la población es la consigna del PCC.


[1] Fernando Martínez Heredia “El único hombre práctico: el hombre nuevo. Parte 1 y 2 en Granma.cu, 11 y 23 de enero de 2018 y Pablo Guadarrama González “El apoliticismo: una forma de hacer política” en Cubadebate.cu, 1 de diciembre de 2017.

[2] Pablo Guadarrama González Democracia y Derechos Humanos: visión humanista desde América Latina, editorial Taurus, Bogotá 2016.

[3] Ver las intervenciones de la delegación cubana en la evaluación del Comité de Naciones Unidas contra las desapariciones forzadas, el 6 y 7 de marzo de 2017 en la página del alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, acápite Cuba.

[4] Jorge Enrique Rodríguez “Si está preso, por algo será y merece que se violen sus derechos” en Diario de Cuba.com, 17 de enero de 2018.

[5] En enero del 2016, la seguridad cubana orientó a los niños cubanos presentes, la quema de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en un acto de repudio contra las Damas de Blanco. En el mismo mes se confiscó, al pastor bautista Felix Lleonart, 64 ejemplares de la Declaración universal de Derechos Humanos en la aduana de Cuba porque “atenta contra la moral pública”.


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