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Managua, Historia, La Habana

Managua (I)

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En la toponimia cubana existen cuatro Managuas, una es un barrio de Cacocum, en Holguín; otra un barrio de Manatí en la Tunas, y una playa en Baracoa, pero la que aquí nos interesa es el poblado que se encuentra al sur de la llamada Habana Metropolitana[1]. No sé de dónde las otras tomaron su nombre, pero en el caso de la Managua habanera esta lo tomó del nombre que los aborígenes le dieron a la zona: Managuana.

La primera referencia al territorio que nos ocupa la realizó en el último tercio del siglo XVI un piloto portugués con el sobrenombre de “Cargapatache”, cuando trazó un rudimentario plano que refleja el puerto de La Habana y las lomas que hoy conocemos como las Tetas de Managua y además dejó un derrotero que dice así:

“…yendo en alto mar, mirase la tierra adentro, se verán dos montes de tierra, a manera de tetas, los cuales en demorando al Sur, serán ciertas y verdaderas que están Norte-Sur con el mismo puerto de La Habana…”

Por tanto, las mayores elevaciones del territorio, se elevan 209 metros, sirvieron desde el siglo XVI como punto de referencia a los pilotos de navíos que pretendían penetrar al puerto de La Habana, al parecer aún hoy en día podrían cumplir igual función si el alto grado de contaminación atmosférica dejase ver las “Tetas” en la distancia, por tanto, no sólo son las elevaciones más altas de Ciudad de La Habana, sino que sirvieron de orientación para el arribo al puerto.

El ‘corral’ de Managuana fue mercedado por primera vez en 1573, a Jerónimo Vaca Rengifo, procurador general de la villa de San Cristóbal de la Habana, en 1611 a Luis Aguilar y en 1692 aparece como posesión de Juan de León. En 1730 el presbítero[2] Mathías de León, quien había heredado el corral San Francisco de Managuana, o Managua, seguramente con el propósito de valorizar aún más las tierras que estaba vendiendo construyó una ermita de madera y guano.

Alrededor de esta ermita se establecieron las primeras viviendas de embarrado y guano de lo que sería el poblado de Managua. En 1736 se recibió la autorización del obispo Juan Lazo de la Vega para efectuar bautismos, matrimonios y asentar entierros. El primer matrimonio, en ese mismo año, fue entre dos esclavos de la etnia conga[3].

El obispo Morell de Santa Cruz visitó esta ermita en 1755 y la elevó a la condición de curato de monte dependiendo de la parroquia de Güines; en 1766 este mismo obispo la eleva a parroquia, todo lo cual parece reflejar el crecimiento poblacional y la importancia de la localidad.

En 1732 se demuele finalmente el corral Managuana en posesión del presbítero Mathías de León Castellano debiendo haber comenzado dicho proceso a mediados del siglo XVII al penetrar agricultores canarios [isleños] dedicados al cultivo del tabaco. De este corral existen dos planos en el Archivo de Indias, fechados en 1785, que reflejan, idealmente, como quedó repartido el corral. Ver a continuación uno de estos planos que presenta la demolición[4] del corral:

Demolición del Corral de ManaguaFoto

Demolición del Corral de Managua.

Llama la atención en este plano que no sólo se produce la demolición del corral, sino que además todo parece indicar que las tierras que están al este [a la derecha] y que no corresponde al corral sino al hato Río Bayamo también son demolidas[5] a continuación ampliamos sobre este asunto.

En los alrededores de Managua existía una población descendiente de los aborígenes cubanos, estos habían recibido la posesión de un inmenso hato, con tres leguas de radio[6], conocido como Río Bayamo. Este hato, que constituía una anomalía, se le había otorgado a los “naturales de Guanabacoa” el 7 de abril de 1574, para que allí realizaran sus ‘monterías’ y ‘conucos’[7].

Esta inmensa extensión de tierras fue codiciada y esquilmada a lo largo de los siglos y existen evidencias de que el cabildo de Guanabacoa comenzó la demolición del hato desde finales del siglo XVII, por otra parte, tanto en el Archivo Nacional, como en el de Indias [Sevilla, España] existen pruebas de los litigios que alrededor de esas tierras se originaron en el siglo XVIII[8]; aún en 1880 hay un litigio del Marqués de Villalta contra el cabildo de Guanabacoa sobre las tierras de los “naturales de Guanabacoa”, es decir los descendientes de los aborígenes.

Entre los múltiples litigios se encuentran los iniciados por Mathías de León, el cual más que sacerdote lo que fue es un geófago rapaz que predó las posesiones de los aborígenes, y usurpó las zonas colindantes al corral de Managua y que correspondían a ellos[9]. Hoy es imposible determinar la importancia que llegó a alcanzar la población de ascendencia aborigen en el territorio, pero sí existen pruebas de que aún en 1782 se bautizaron en la iglesia de Managua descendientes de los primitivos pobladores de Cuba, quedando anotados en el Libro de Bautismos como indios y “naturales de Guanabacoa”.

Para mediados del siglo XVII el tabaco aparece como un cultivo comercial en la zona de Managua. El cultivo del tabaco aprovechó las vegas existentes; el término vega, aunque en Cuba está asociado y lo entendemos por antonomasia como el lugar donde se siembra el tabaco, en realidad lo que originalmente significaba era: terreno bajo, llano y fértil, generalmente irrigado por algún río o arroyo.

Entre los años 1777-78 sólo quedaban cinco vegueros en el Calvario y seis en Managua, con una producción total de 407 arrobas [4.625 Kg.]; es decir que para finales del siglo XVIII ya el tabaco no era un renglón económico de importancia en el territorio.

Alrededor de 1750 existían en las proximidades del poblado varios ingenios entre ellos: San Juan Nepomuceno; San Ignacio del Río Blanco; Marrero; Gavilán y Almirante, además estaban en producción varias estancias dedicadas al cultivo del tabaco, que ya mencionamos, que se habían iniciado mucho antes de esta fecha, pero el auge de esta zona se debió en esos momentos fundamentalmente a la producción de azúcar.

El desarrollo de la producción azucarera sobre la base de la mano de obra esclava trajo consigo el incremento de los “cimarrones” en la segunda mitad del siglo XVIII en particular en la zona influido por el aumento de la masa esclava, así como por la explotación a que era sometida, y por mejores condiciones para el ‘apalencamiento’ en esa región bordeada de espesos montes y elevaciones que eran adecuado refugio para los esclavos que lograban huir.

Alrededor de 1767 ya está constituida como Capitanía de Partido, dependiente de Santa María del Rosario y cuando en 1804 se produce la visita eclesiástica del obispo de Espada, este describe la población con 60 casas en los alrededores de una iglesia en muy mal estado, por lo cual indica la fabricación de otra, de mampostería y tejas. La creciente población aprovechaba las aguas de la laguna Lechuga y otras próximas, y además acopiaba el agua en aljibes.

En la segunda mitad del siglo XVIII contaba con por lo menos una tienda rural, donde se combinaba diversos ramos del comercio, desde los garbanzos hasta machetes, espuelas, zapatos y bebidas alcohólicas. Un padrón tomado en noviembre de 1777 arrojó que existían 21 casas en la calle Real y 12 en la calle Del Sol, de lo que podemos calcular que en esos momentos había por lo menos unos 130 habitantes.

Al producirse la toma de La Habana por los ingleses en agosto de 1762 Managua desempeño un papel de vital importancia el cual ya hemos abordado en un trabajo anterior[10] llegando a convertirse en una especie de sub-capital de Cuba.

En la visita eclesiástica que en noviembre de 1804 que realizó el obispo Espada, y que ya mencionamos, este se hospedó en la quinta de un cafetal en las proximidades de la iglesia de Managua; como el fomento de un cafetal requiere varios años esto nos lleva a suponer que desde finales del siglo XVIII ya existían cafetales en la región.

El desarrollo del cultivo del cafeto, con el empleo de mano de obra esclava, va a tener su etapa de auge en Cuba entre 1790 y 1830 aproximadamente, su decadencia comienza en 1840, para desaparecer prácticamente, como cultivo de exportación en los años 60. En esta ocasión el proceso de evolución de este cultivo en Managua fue similar al del resto del país.

Localizamos unos 10 cafetales en la zona de Managua algunos de estos son:

  • Almirante del Conde de O’Relly
  • Sufrimiento de Juan Bautista Lanz
  • Recreo de Ramón Irola
  • Altura [Santa Ana] de Manuel Canto
  • Nueva Empresa de Mercedes Fresneda
  • Merced de Francisco María de Maestri

Estos cafetales, al parecer, no fueron tan espléndidos y suntuosos en cuanto a sus jardines y casas señoriales, como los fomentados en otras regiones habaneras, pero también poseyeron excelentes viviendas para veraneo de sus propietarios, rodeadas de árboles frutales, jardines y una que otra fuente. Este relativo esplendor contrastaba con el hacinamiento de los esclavos en inmundos barracones.

La decadencia de los cafetales, como en el resto del país, fue motivada por diversas razones, como las trabas comerciales impuestas por la metrópoli; la competencia de otras colonias; la caída de los precios, etc. A estas causas comunes a todo el país se le sumó el ruinoso paso de un ciclón por la zona, en 1845, el cual destruyó mucho de los cafetales.

Alrededor de 1857 sólo quedaban tres cafetales con unos 120 esclavos y unas 11 cab. [148 ha.], estos eran: Nueva Empresa; La Merced; y El Recreo, este último había pasado a otro propietario. El más importante de estos fue el Nueva Empresa, el cual inició la contrata de chinos como semi-esclavos, su dotación era de 55 esclavos y 8 chinos “contratados”.

La producción total para esos años no rebasaba las 10-15 TM de café en grano, lo cual carecía de significación económica a nivel de todo el país. En 1862 sólo quedaban dos cafetales, la guerra del 95 completaría la destrucción de estas plantaciones que sobrevivieron la crisis de los años 60.

En 1827 el poblado de Managua contaba con una población de 358 habitantes, 40 años después su población era de 489, diversas fuentes nos reflejan que entre estas dos fechas se produjo una fuerte caída de la población, con independencia de lo poco confiable que resultan esas cifras [llegan a señalar 147 habitantes en 1841] sin lugar a dudas que el poblado de Managua sufrió los embates de fenómenos naturales como los ciclones; las epidemias de cólera; y los económicos; decadencia del azúcar y posteriormente del café, todo lo cual debió influir en su bajo desarrollo poblacional.

Categoría Poblacional182718461867
Blancos23578232
Negros y mulatos libres683854
Esclavos5549203
TOTALES358165489

Aunque entre 1827 y 1867 la población creció al bajísimo ritmo de 0,78 % anual, es en realidad el sector esclavo el que creció ya que la población libre a decrecido. Resulta contradictorio este incremento de los esclavos ya que en esos momentos no existía, o por lo menos la desconocemos, ninguna actividad económica que demandase ese incremento. El empleo doméstico queda descartado por cuanto supondría un nivel de riquezas que no se corresponde en lo absoluto con la situación de esa localidad, alrededor de 5-6 esclavos como promedio por familia es un índice totalmente inaceptable.

La tasa de mortalidad entre los esclavos fluctuaba entre 6,2 % para los adultos y 6,7 para los niños, mientras que para los blancos y negros libres estos índices eran de 5,4 y 4,4 respectivamente lo cual refleja la situación de insalubridad en que se encontraban los infelices esclavos.

En Managua, a mediados del siglo XIX, el 10 % de los pastos eran artificiales; en el Calvario era aproximadamente de un 3 %. Aproximadamente el 65 % del territorio estaba dedicado a potreros. Alrededor de 1858 la utilización de la tierra era la siguiente:

Actividad o cultivoSuperficie utilizada en %
Potreros65
Arroz3
Papas2
Frijoles1
Platanos1
Hortalizas1

A partir de los pocos datos existentes podemos calcular que la masa ganadera para esos mismos años era de 1.000 bueyes; 1.800 vacas y toros; 900 caballos y mulos. El ganado se criaba fundamentalmente por la carne, y aunque existía alguna producción lechera las condiciones técnicas de la época y las características del mercado habanero determinaron que la leche no fuese vendida directamente, sino procesada como queso, en particular en la zona de Managua. Eso fue el inicio de una industria que vendrá a florecer en el siglo XX.


[1] Al sur de San José de las Lajas existe una pequeña localidad llamada Managuaco con esa misma toponimia existen otras en Aguada de Pasajeros, Contramaestre, Gibara y Sancti Spiritus, de lo que podemos suponer que el término era bastante común entre los aborígenes cubanos. Descontemos la capital de Nicaragua Leal Villa Santiago de Managua cuya etimología nada tiene que ver con las de Cuba ya que aquella proviene de la lengua náhuatl.

[2] En el catolicismo, eclesiástico al que se le ha conferido, por el sacramento del orden, el segundo grado de la jerarquía eclesiástica.

[3] Esta referencia al igual que otras que aparecerán sobre los matrimonios, y otros actos religiosos que tenían un completo valor legal y civil, fueron extraídos de los libros de la iglesia de Managua bajo la mirada atenta y no siempre muy conforme del párroco que a regañadientes permitió revisar los ya muy deteriorados libros de la iglesia en la más que calurosa y polvorienta sacristía. La partida número 1 del libro número 1 dice textualmente:

“En veinte y dos de febrero de este año de año de mil Setes [sic] treinta y Seis Se casaron y untaron Con la Solemnidad que la Iglesia dispone Antonio Congo esclavo de Manuel Joseph fernández y estephanía casta Congo esclava de Juan Martín vecino de este partido de Managuana, y para que conste firmo en otro día mes y año. fue su Padrino Fernando Juixiillo
Fr. Antonio de Escobar”

La segunda partida de matrimonio la realizaría el mismo Mathías León Castellano en 1748 cuando casa a una de sus esclavas con un esclavo de Doña María Josefa Arturo, el primer bautismo quedó asentado en 1740 es el de una niña esclava.

[4] El término demolición indica el proceso de reparto y distribución de una hacienda mercedada en sitios de labor con un status más amplio desde el punto de vista jurídico, en la más que flexible aplicación de los criterios jurídicos de la época. Lo cual permitió la evolución de las pautas de propiedad-posesión y de las formas y usos de la tierra, y con ello del surgimiento de formas más modernas e intensivas de producción, dentro de lo que ello significaba en esos momentos.

[5] Fue un gran negocio ya que el corral con una circulación completa tenía 421 caballerías, y las tierras colindantes aproximadamente de la misma, o poco más, cantidad, en aquellos momentos la caballería se estaba vendiendo entre 500 y 1.000 pesos fuertes

[6] La norma era el hato con dos leguas de radio, y el corral con una, en este caso con tres leguas de radio contenía 37,88 caballerías lo que es igual a 50.830 ha.

[7] Sobre el tema de los hatos y corrales y el de la presencia aborigen sugiero: https://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/los-relictos-habaneros-332764 y https://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/otra-vez-sobre-los-aborigenes-cubanos-332658

[8] En el Archivo de India existe otro plano firmado por el mismo agrimensor del plano que aquí reproducimos y de la misma fecha de 1786 que refleja claramente que para esa fecha más de un tercio del Hato Río Bayamo había sido incorporado a Managua y sus tierras estaban en manos privadas incluyendo el centro del hato en manos del conde Macuriges.

[9] Además, se apropió de las tierras realengas que se encontraban entre los corrales de Managua, Xiaraco y La Chorrera

[10]https://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-toma-de-la-habana-por-los-ingleses-acciones-y-consecuencias-extramuros-332974


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Ganado en el Corral de Managua, al sur de la llamada Habana Metropolitana, en esta foto de archivoGalería

Ganado en el Corral de Managua, al sur de la llamada Habana Metropolitana, en esta foto de archivo.