Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Las tres cumbres

Castro regresa de Córdoba con los bolsillos cuasi vacíos: un magro acuerdo comercial y la nueva petición de Kirchner sobre el caso de la doctora Molina.

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Hubo dos cumbres en Córdoba, Argentina. ¿O en realidad fueron tres? Una cumbre económica, otra política y la tercera mediática. La decisiva y de mayor alcance fue la primera, pero la segunda no carece de importancia. Queda para el final el espectáculo para periodistas y las actividades de los seguidores fieles de Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales. La reunión del Mercosur y la paralela Cumbre de los Pueblos. Ambas precedidas por una tensa espera que se mantuvo latente, cargada de incertidumbres y predicciones, hasta que se vio descender de su nuevo avión al gobernante de casi 80 años y se sintió la potencia de su limusina —traída expresamente en uno de los tres aviones cubanos— viajando apresurada por una ciudad cuyas calles un Che Guevara, joven y despreocupado, caminó en otra época.

Una cumbre de jefes de Estado latinoamericanos que sirvió para la ampliación de un Mercosur que ahora cuenta con Venezuela plenamente incorporada junto a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay como país del bloque y a Chile y Bolivia en el papel de naciones asociadas.

El evento marcó las diferencias aún existentes dentro de esta unión creada en 1991, donde los miembros más pequeños (Paraguay y Uruguay) se quejan de que han obtenido poca o ninguna ganancia de esta integración, y puso de manifiesto que el bloque tendrá que enfrentar en los próximos meses no sólo los nuevos retos y la búsqueda de soluciones a las frustraciones acumuladas a lo largo de 15 años, sino que a partir de ahora contará con la presencia de un Chávez deseoso de imponer su proyecto de integración continental al precio que sea necesario, siempre con la ayuda de una billetera abundante y los beneficios obtenidos gracias a los precios exorbitantes del petróleo.

La primera cumbre

Un Mercosur que mira como modelo a la Unión Europea, pero donde ya están sentadas las bases para que se repitan las mismas diferencias que dilatan y complican la integración europea, con un Brasil desempeñando un papel similar al de Alemania y una Venezuela convertida en la Francia de la región, como se apresuró a declarar el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Porque si Chávez llegó con paso arrollador y vocinglero al Mercosur, es Lula quien asume la presidencia del pacto hasta la próxima cumbre, y ya dejó claro que no le gustó el protagonismo adoptado por el mandatario venezolano, al punto que no fue a la cena de gala y canceló un almuerzo acordado con Chávez para el miércoles en Brasilia. Una de las diferencias fundamentales entre ambos presidentes es que si el venezolano ha llegado como paladín de los países más pequeños, el brasileño quiere lograr la integración de México al bloque.

Castro, por supuesto, se suma a la tendencia de favorecer a los países más pobres, pero aunque ovacionado y perseguido por la prensa como la principal atracción del encuentro, su poder de influencia es limitado tras las fronteras de Caracas y La Paz.

La Habana se benefició en esta cumbre con un acuerdo de complementación económica, pero éste es más un gesto político que una ampliación comercial efectiva. Se trata de una consolidación de cuatro acuerdos previos, que Cuba ya había firmado por separado con cada uno de los miembros plenos del Mercosur.

Según datos oficiales, sólo el 0,17 por ciento del intercambio comercial del Mercosur se realiza con Cuba. En el 2005, las importaciones de las naciones miembros hacia la Isla ascendieron a 364 millones de dólares, mientras que las exportaciones de ésta se limitaron a 41 millones de dólares.

De acuerdo con una información de la agencia Efe, ampliamente divulgada en los últimos días, diversos analistas coinciden en que el acuerdo es poco significativo desde el punto de vista comercial.


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