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Cambios, China, Reformas

China y Cuba: dos “comunismos” muy diferentes

Aunque el presidente Chino, Xi Jinping, ha saludado los cambios económicos en la Isla, China y Cuba transitan por dos vías diferentes a la hora de hacer reformas

El servicio de noticias de la BBC publica un amplio artículo en que señala nueve diferencias fundamentales entre el comunismo de China y Cuba, si es que el concepto de comunismo, tal como se ha entendido tradicionalmente y sobre todo durante la existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el Campo Socialista es aplicable a ambos países. Ya en fecha temprana, K. S. Karol escribió un libro con un título profético y veraz: China, otro comunismo.

Sí que Fidel Castro vuelve a equivocarse —o a interpretar los últimos acontecimientos de acuerdo a su óptica limita— cuando afirma en un artículo aparecido el martes en Grama y en Cubadebate —que también se reporta en esta edición— que Rusia y China “se inspiraron en las “utopías” de Marx y Lenin”, porque de esas “utopías” nada queda en Rusia y poco en China, salvo en este último un acomodo de nombre y jerarquía política y en parte económica acorde al mantenimiento de la elite gobernante. Vladimir Putin no habla del comunismo soviético sino del nacionalismo ruso, mientras los chinos, desde la época de Mao se apartaron de la órbita soviética. Añoranza castrista que no es más que una ilusión sin porvenir.

Pero incluso en el supuesto de que en China existiera un sistema comunista, y no una forma propia de capitalismo de Estado como en realidad ocurre, ese sistema no solo se diferencia fundamentalmente del cubano, sino resulta no solo difícil de adaptar a la realidad cubana, sino hay pocas intenciones verdaderas de intentarlo, por parte del alto mando en Cuba.

Estas son las principales diferencias, que permiten afirmar que Cuba no se encamina hacia una “nueva China”, ni hay fuerte interés por parte de Raúl Castro —y mucho menos de su hermano mayor—, salvo en algunos aspectos muy específicos, como lograr una mayor eficiencia económica, en ese objetivo:

Ambos sistemas se definen a sí mismos como comunistas, afirma Eulimar Núñez en BBC Mundo. Ambos tienen un partido único y son los dos, con características distintas, gobiernos autoritarios. ¿Pero cuánto se parecen los modelos políticos de China y Cuba? ¿Se pueden extrapolar experiencias entre uno y otro?

BBC Mundo le explica en nueve puntos las principales similitudes y diferencias entre ambos modelos.

China, un modelo difícil de clonar

“China posee una economía de libre mercado dirigida por el Estado. Ese es, en general —más allá de Cuba— un tema que los países en desarrollo están mirando para saber qué se puede aprender”, explica Ariel Armony, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Miami.

“El problema es que China es un caso muy específico. Resulta difícil extraer lecciones que sean aplicables a otros contextos”, afirma el también coautor de From the Great Wall to the New World: China and Latin America in the 21st Century (De la gran muralla al nuevo mundo: China y América Latina en el siglo 21).

Por su parte, el profesor del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, Julio Díaz Vázquez, también sostiene que “el modelo chino no es clonable porque responde a otros intereses, a otra cultura. Fue algo distinto siempre”, afirma.

Aunque ambos países han mantenido una larga relación bilateral, Cuba no es una referencia para la China actual, como comenta Yuwen Wu, periodista del servicio chino de la BBC. “Se admira a sus médicos y sus servicios de salud, pero no creo que el modelo chino haya aprendido algo del cubano”.

“La exembajadora de China en Cuba, Liu Yuqin, es citada esta semana por el Diario del Pueblo —periódico oficial del Partido Comunista— diciendo que Cuba es buen amigo, camarada, hermano. Yuqin dice que los cubanos han aprendido de la reforma económica china y que la visita de Xi es una suerte de aprobación de los cambios que están ocurriendo en la isla”.

Para Cuba, el modelo chino ha sido un referente importante. Como recuerda Carmelo Mesa Lago en su libro Cuba en la era de Raúl Castro, los modelos chino y vietnamita resultan atractivos para la dirigencia cubana porque combinan un fuerte dinamismo económico y mejoras en los niveles de vida, manteniendo un partido comunista único.

“No obstante, Fidel rechazó repetidamente la factibilidad de la vía china, por tener condiciones facilitadoras no existentes en Cuba: enorme extensión territorial y poder económico, lejanía de los EEUU y gran inversión extranjera”, agrega el texto.

Descentralización vs. Centralización

China implementó a finales de la década del 70 un programa de reformas económicas llamado socialismo con características chinas.

El proceso de transformación dirigido por el líder Deng Xiaoping buscaba transformar a la estancada y empobrecida economía planificada en una economía de mercado, capaz de generar mayor crecimiento económico.

“En el proceso de reformas que se llevó a cabo en China, la transformación del Estado involucró la descentralización del proceso de toma de decisiones hacia las autoridades locales y en Cuba no ocurre lo mismo”, afirma el profesor Armony.

Entre otras medidas, los chinos implementaron la descolectivización de la agricultura, la apertura del país a la inversión extranjera y el permiso a emprendedores a iniciar empresas.

Reformas muy similares a estas han sido implementadas por el gobernante cubano Raúl Castro desde su llegada al poder.

Sin embargo, como destaca Mesa Lago, “Raúl ha mantenido el modelo económico socialista, con predominio del plano central y la empresa estatal”.

Renovación de la burocracia estatal

La burocracia china no opuso resistencia cuando el presidente chino Deng Xiaoping comenzó el proceso de reformas tras la muerte de Mao y ocurrió una suerte de “purga no violenta” entre los cuadros tradicionales del Estado y del Partido Comunista. “Esto ha sido muy importante. Si se quiere implementar una serie de reformas, hay que garantizar que la burocracia estatal va a sumarse a este proceso y no va a poner obstáculos”, sostiene Armony.

Raúl Castro, por su parte, tras asumir el mando en 2006, incorporó a sus viejos compañeros de lucha al alto gobierno, en lugar de renovar los cuadros.

Desigualdades, clase media y emprendimientos

Según el profesor Ariel Armony, China ya no puede sustentar los niveles de crecimiento en función de un modelo exportador.

China previó que iban a producirse desigualdades con las reformas y el presidente Deng aceptó que una minoría se hiciese rica y que emergiera una clase media que concentra la promesa del crecimiento económico futuro. “En China hay un grupo que se ha hecho hiper rico, pero también han salido millones de personas de la pobreza. Ya China no puede sustentar los niveles de crecimiento que tenía hasta ahora en función de un modelo exportador, ahora es el gran momento del consumo interno”, explica Armony.

La cubana, por lo pronto, es una sociedad con pocos recursos que se ha vuelto mucho más desigual de lo que era —entre otras razones, por el efecto de la remesas en dólares y la corrupción— a pesar de que el gobierno no ha dado rienda suelta al emprendimiento.

“En Cuba, si tengo un comercio y logro ganancias, me puedo comprar un carro. Pero las reformas no me permiten invertir en nuevas iniciativas, ni contratar más trabajadores de los que el gobierno permita. El Estado sigue controlando de una manera muy fuerte y no permite que se desarrolle esta clase media, lo cual es central. ¿La razón? Mantener el poder político”, sostiene Armony.

Según el profesor Díaz Vázquez, aún parece lejana en Cuba la idea de dar aliento a la iniciativa individual para desarrollar las fuerzas productivas, como lo hizo China.

“Uno de los problemas que tiene la economía cubana es que tiene un alto nivel educacional de su fuerza de trabajo, que no se refleja en la producción. Cuba tiene más de un millón de graduados universitarios, ¿y dónde está el impacto de esa fuerza de trabajo calificada en la producción? El 36% de los graduados universitarios no trabaja dentro de su especialidad. Si yo fuera Marx, diría que allí se botó el dinero”, opina el catedrático de la Universidad de La Habana.

La experimentación y el avance

Cada una de las reformas económicas generales que ejecutó China, fue antes probada localmente, como ocurrió en el caso de las “zonas francas” que comenzaron en el sur de China.

“La experimentación fue un elemento importante del proceso de transformación. Se pudo ver qué funcionaba y qué no, se pensaba en cómo ajustarlo y una vez que empezaban a funcionar, replicaban experiencias en otros lados. Luego el modelo cambió y se creó un sistema de competencia entre provincias. Nada de esto hay en Cuba. Ninguna de las reformas nos hace pensar en esto”, dice Armony. “China comete errores, pero los revisa, analiza y acciona en función de aprender de esos errores. Tiene una estrategia hacia adelante, no da un paso adelante y tres para atrás”, finaliza el académico.

Empresas estatales… y privadas

Además de mucha inversión extranjera, en China hay empresas estatales que funcionan, en gran medida, como empresas privadas: su objetivo principal es lograr objetivos económicos. Y estas empresas guardan estrecha relación con la banca, y se comportan a su vez como agentes capitalistas. A partir del año 2000, el Estado pidió a las empresas que exportaran, invirtieran, buscaran negocios y es cuando empezaron a adquirir dimensión global.

Sobre ellas, comenta Armony: “Tienen un acceso directo y en grandes cantidades a financiamientos de los bancos, un elemento fundamental de su éxito en el exterior. Cuando van y compiten por una concesión de minería, petrolera, etc., en muchos casos pueden llevar además una promesa de construcción de infraestructura. Son empresas del Estado, que se mueven como si fueran privadas, pero con dinero estatal. ¿Cómo puede competir con China una empresa privada de Occidente, si no posee un nivel de financiamiento tan fácil y barato?”.

En Cuba, en cambio, el gobierno ha reconocido la necesidad de replantear el funcionamiento de las empresas del Estado, que son mayoritariamente improductivas y representan una gran carga burocrática. En la actualidad, Cuba se proyecta internacionalmente de una manera muy limitada, con el envío de misiones médicas, por ejemplo. Desde el punto de vista económico, la Isla ha reemplazado parte del antiguo subsidio de la Unión Soviética con el venezolano y depende de ese dinero.

Libertad de expresión

En mi experiencia personal enseñando en China, a pesar de que hay muchas cosas que no se pueden hacer, existen espacios abiertos a la discusión y la controversia. El control existe, hay un monitoreo muy fuerte de las comunicaciones, pero se dan espacios para que los jóvenes debatan, critiquen. Uno de ellos: las universidades”, dice Armony.

En un informe publicado por la revista de comunicación Infoamérica en 2009, se asegura que la evolución de Cuba en materia de libertad de expresión es mínima. “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, sostiene que es el único país de América donde no existe tal libertad y donde hay más periodistas encarcelados por motivos profesionales”, se lee en el texto.

Cinco años después, en 2014, puede decirse que el acceso a internet —aunque muy limitado— ha jugado un papel importante en la creación de espacios para la discusión en la Isla.

Los jóvenes

Para los académicos, la idea de pensar que los chinos aspiran a una democracia es una falsa creencia que se tiene en Occidente sin realmente conocer la realidad del país. “Eso no es una necesidad”, señala Armony.

“Mi experiencia es que los jóvenes chinos sobre todo están interesados en afirmar su pertenencia a la clase media. Eso es lo que les importa. Trabajo estable, vivienda, un auto. Acceso a los bienes de consumo”, explica. “Este escenario le preocupa al partido Comunista porque si se contrae la economía y no hay trabajos que respondan a la expansión increíble de la educación superior, puede haber problemas: si voy a la universidad, no quiero trabajar en una fábrica”.

Tras décadas de la política del hijo único, en un país que no tiene sistema de pensión, los jóvenes chinos tienen una preocupación extra: saben que se tienen que encargar de los padres.

En Cuba, los jóvenes que impulsan las reformas en la actualidad apuestan por métodos diversos. Su atrevimiento, en un país donde disentir puede ser penado incluso con cárcel, es un signo de que los tiempos están cambiando.

La corrupción

La corrupción es un problema para ambas naciones.

Si en algo se parecen los modelos de ambos países, es en este punto.

El presidente Xi Jinping ha lanzado una campaña muy fuerte contra la corrupción en el Estado y en el partido. “Es gigante, terrible y está teniendo una influencia muy negativa”, dice Armony. “A la gente le enoja saber que los funcionarios públicos —a todos niveles— viven mejor y que la gente rica esté por encima de la ley”.

En Cuba, el gobierno de Raúl Castro emprendió una campaña de castigo a la corrupción luego de suceder a su hermano. Él ha dicho que se trata de uno de los principales enemigos de la revolución.

© cubaencuentro

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