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Economía, Informe, Cambios

La economía de Cuba marcha hacia una tormenta perfecta

Reseña de un informe del economista cubano Emilio Morales

A lo espartano, Emilio Morales, presidente & CEO de la firma The Havana Consulting Group afirma que Cuba vive “una de las crisis más profundas de su historia” a la par que avizora sobre el mandato de Miguel Díaz-Canel “el segundo año será peor”.

Bajo el título “Primer año de gestión de Díaz-Canel: regreso a las puertas del período especial”, Morales presentó su ponencia en la recién finalizada XXIX Conferencia anual de la Asociación para el estudio de la economía de Cuba (ASCE en inglés), causando el inusual murmullo aprobatorio de la sala de conferencias, acostumbrada a la regla del silencio.

El informe comienza definiendo los factores que avalan la crisis enunciada:

  • Disminución de las exportaciones.
  • Déficit creciente de inversiones de capital.
  • La empresa estatal socialista, corrupta e ineficiente.
  • Incumplimientos sostenidos de los pagos de la deuda externa. También de las deudas con los suministradores habituales.
  • Disminución de la cifra total de entrada de turistas al país, confirmada por datos recientes.
  • La peor zafra azucarera de estos sesenta años, cuya producción total es menor a la del año 1905.
  • Se mantiene la dualidad monetaria al paso de un cuarto de siglo, cuando al establecerse se declaró “provisional” o “transitoria”.
  • El sector privado sobrevive cercado, y agredido por los altos impuestos junto a notables restricciones a su desarrollo.
  • Las Fuerzas Productivas, personalizadas en las empresas estatales socialistas, continúan prisioneras de la centralización estatal.

Ante la imposibilidad de rebatir los anteriores argumentos, el profesor cubano plantea sin medias tintas:

El gobierno no “ha podido desatar los nudos gordianos de la economía”: eliminar la distorsionante dualidad monetaria. Resolver la improductividad de la empresa socialista. Reducir el creciente descontrol y la corrupción imperantes.

Hay datos elocuentes citados por el presidente de The Havana Consulting Group, una institución de bien ganado protagonismo cuando se trata de la economía de nuestro país.

Informes de la Contraloría General de la República, organismo creado en 2009 por el expresidente y todavía número uno del poder, Raúl Castro, señalaron expresamente que los resultados de una inspección realizada en noviembre-diciembre del pasado año arrojan que el 51% de las empresas estatales tenía una gestión negativa, siendo la cifra de faltantes, igual a corrupción, equivalente a unos dos mil millones de pesos en la llamada “moneda total”, eufemismo que engloba la difícilmente explicable dualidad monetaria, en la práctica la concurrencia de no dos, sino de hasta seis tipos de cambio en el país.

Lo que en buen cubano llamaríamos “la tapa al pomo”, es decir, el extremo de tantos males, se alcanza al estudiar la estadística oficial en cuanto a la exportación de servicios, donde son mayoría los profesionales de la salud.

Dice el informe aquí reseñado:

“Las estadísticas cubanas referidas a la exportación de servicios no son transparentes. En 2017 la ONEI reportó que el país había exportado servicios por valor de $11.379 millones. Obviamente esta cifra no corresponde única y exclusivamente a la exportación de servicios médicos.”

“Para que el personal médico cubano que está en el exterior pudiera generar $11.000 millones al año, tendrían que ganar por igual tanto enfermeras como médicos, técnicos de rayos x, laboratoristas y demás personal paramédico un promedio de $220.000 anuales. Ni siquiera en Estados Unidos ganarían esa cantidad de dinero, mucho menos en los países tercermundistas donde está ubicado ese personal”.

Considerando la notable disminución del negocio internacionalista, cierre total en Brasil y la reducción a la mitad en Venezuela, aún es cuestionable la estadística reciente de $6.400 millones aportados por la medicina cubana desde el exterior.

Emilio Morales sugiere un estudio más profundo. Los desertores suman varios miles, se han publicados centenares de documentos sobre esta gestión económica, no es difícil calcular números fidedignos. Los expertos consideran unos $4.500 mensuales por médico y $3.500 por otros trabajadores del sector. Según el economista, el total no supera los $2.400 millones.

La conclusión es evidente, o los datos mienten, nada asombroso tratándose de la estadística económica comunista, o sencillamente esconden otras fuentes de ingresos potencialmente sospechosas. ¿Ayuda venezolana a su padrino político, a la vez garante principal de la seguridad personal —otro tipo de servicios profesionales— del equipo gobernante encabezado por Nicolás Maduro?

Lo cierto es que se agrega un significativo dato fatídico a las cifras negativas de la economía cubana.

Las conclusiones van directo a la política. Lo distintivo es que no hay disfraz en el discurso, la semántica se aplica cual lógica aristotélica:

“No cabe duda de que la terquedad, la soberbia y la estupidez han sido y siguen siendo más fuertes que la sensatez y el sentido común en la octogenaria élite cubana, la cual ya no tiene recursos para auto inventarse. La irreverente respuesta al ofrecimiento de acercamiento llevado a cabo por la administración Obama está pasando factura en este momento.”

“La torpeza estratégica con la que han manejado las reformas y las relaciones con EEUU, así como la cada vez más profunda crisis venezolana, sumado a la activación del Título III de la Ley Helms-Burton han llevado al país nuevamente al borde del abismo. La tormenta perfecta se está acercando irremediablemente.”

¿Tenía o tiene Cuba una solución?

La siguiente reflexión queda sobre el mantel de una mesa servida:

“De haber obrado inteligentemente y con audacia hoy el gobierno cubano estaría en la ruta de iniciar la construcción de una economía al estilo de Vietnam o de China”.

Digamos que la propuesta no pretende cambiar el estatus político vigente en el gran archipiélago caribeño, otro asunto medular que ha de resolver el pueblo cubano.

Sigue diciéndonos Emilio Morales:

“Díaz-Canel y sus manejadores solo tienen una salida: facilitar una solución al tema de Venezuela e implementar verdaderos cambios estructurales en la economía. De momento, esta pudiera ser la puerta de salida que evite al país caer en el ojo de la tormenta perfecta”.

© cubaencuentro

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