Moneda, Compras, CUC
La última estafa del gobierno cubano
El peso convertible (CUC) se esfuma sin compensación
El presidente marioneta Miguel Díaz-Canel anunció este 16 de julio un paquete de medidas titulado “la estrategia económico-social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19”. Despejando la nubosidad característica de la propaganda comunista, alumbra una palabra: estafa.
Las cuentas de este rosario están en su mayoría por descifrar, dada la indefinición que acompaña cada enunciado. Sin embargo, una decisión será aplicada de inmediato, provocando la justa indignación de muchos compatriotas porque habla de dinero contante y sonante.
Las tiendas recaudadoras de divisas (TRD), creadas hace un cuarto de siglo, supuestamente surtidas a un nivel similar a las del entorno internacional, reducirán su presencia de unas 4.800 a 72, de ellas 14 en la capital cubana. De por sí será un serio problema imaginar 14 supermercados sirviendo a una ciudad de dos millones de habitantes y escasamente un par de similares establecimientos por provincia.
La decisión, obedece a otra de categoría extrema: las compras solo podrán hacerse con tarjetas magnéticas sustentadas con dólares estadounidenses o monedas duras equivalentes. A partir de este 20 de julio el llamado peso convertible cubano (CUC), pierde su escuálida convertibilidad, al menos circunscrita al territorio nacional y, dólares, euros, así como otras divisas, se harán efectivas en la condición de dinero virtual.
El CUC surgió junto con la dolarización del mercado interno hacia 1993, bajo una regla de oro: 1 peso = 1 dólar USD. Precisemos, si un poseedor de divisas extranjeras, depositaba una cantidad equis (x) de una moneda, el banco la convertía en USD equivalentes y entregaba al depositante similar cantidad (x) en CUC.
Durante una década, los CUC circularon en minoría junto a los dólares, sirviendo fundamentalmente para completar los vueltos al consumidor ante la frecuente ausencia de efectivo en dólares, pero un buen día Fidel Castro decidió sacar el billete verde de la calle imponiendo su moneda casera, bautizada por los cubanos como “chavitos”.
La imposición feudal le dio a Castro dos ventajas: apropiarse de las divisas —dinero de verdad— antes de realizarse en el mercado y manejar a su voluntad el derecho de emisión, que le permite a los bancos cierta cantidad de circulante por encima de la suma de valores en el mercado.
Educado por el gallego Ángel, Señor de Birán, la responsabilidad no era una virtud de su hijo pródigo.
Convertidos legalmente en moneda circulante, era obligación del Estado canjearlos oportunamente por las monedas que le dieron origen, de ahí su proclamada convertibilidad o cambiarlos por el peso cubano (CUP) bajo una tasa fijada por el Banco Central de Cuba, hasta hoy 25 CUP = 1 dólar = 1 CUC.
¿Por qué se ha perpetrado una estafa?
Consciente del delito, el nuevo gobernante se enfoca en un enemigo virtual por la forma, pero inmensamente humano por el contenido, las temidas redes sociales. Molesto, entre la queja y el lamento, porque no puede controlar a la opinión pública, comenta a sus ministros:
“Sacan de contexto frases para ridiculizar esfuerzos, hablan de un apartheid económico, ¿Se puede cuestionar de apartheid económico a un país donde el Gobierno todos los días se preocupa por cómo les llega la mayor parte de las cosas posibles a todos por igual?
Respuesta:
Señor presidente puesto por el dedo de Raúl Castro, los millones de cubanos que anhelan cambios profundos en su país, desearían sustraerse de tan patriarcal preocupación por su diario sustento. En definitiva, ¿Si dependemos del dinero sudado por otros en el exterior, con qué derecho se inmiscuye el gobierno en el manejo de nuestros ingresos?
Díaz-Canel reconoce que una maldad acompaña el peliagudo tema, y típico estafador, intenta desviar la atención sobre el desfalco:
“Lo que pasa es que, ¿dónde está la maldad? —y es de las cosas que tenemos que saber explicar bien—, en que han dicho que vamos a cerrar las tiendas en CUC y que van a quedar nada más las tiendas en moneda libremente convertible. Y no es así”.
“Nosotros vamos a mantener, a un costo tremendo, un nivel de venta en las tiendas en CUC, fundamentalmente de alimentos, de aseo, de la canastilla, leche en polvo, todo un grupo de cosas, y que le van a llegar a todo el mundo, y se van a vender en CUC o en CUP, como se plantea”.
Vamos a lo subrayado:
Es gratuito afirmar que se mantendrá a “un costo tremendo”, una oferta en las conocidas Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD). Objetivamente todo el surtido de estas tiendas se ha vendido hasta el último gramo del Estado y el último centavo CUC de los consumidores.
Si la banca estatal hubiera respetado la regla de oro, una deducción simple determina que habría divisas suficientes para reponer los surtidos y seguir vendiendo. También está probado que los ingresos de las tiendas van a una cuenta centralizada, y el gobierno emplea el dinero en gastos nada relacionados con la gestión empresarial.
El desprecio por la autonomía de las empresas ha prevalecido hasta hoy, así lo atestiguan expertos en la materia, frustrados ante la impotencia de enfrentar las caprichosas decisiones de los gobernantes cubanos.
La desvalorización acelerada del CUC es un hecho, reforzado por la insólita decisión de que el Banco Central de Cuba no hará honor a su deuda con el pueblo. Los pesos convertibles, que por ley equivalen a dólares, no podrán cambiarse por divisas reales, ni siquiera convertidos en dinero magnético. Simplemente su valor se esfumará lentamente en la cotidianeidad de la gente. Estamos ante una estafa generalizada cuyas víctimas son millones de cubanos.
Vísperas de hacerse efectiva la insólita decisión que comentamos, ADN Cuba, 14ymedio y otras revistas digitales independientes reportaban que se estaban pagando hasta 1,50 pesos convertibles por un dólar.
Fuentes especializadas en remesas a Cuba, citamos Havana Consulting Group, evalúan que solo el 52 % de los cubanos tienen acceso directo a la vía mayoritaria para adquirir dólares.
El presidente marioneta se despoja vanamente de la maldad al asecho con una construcción lingüística digna de pasar a la historia: el Gobierno todos los días se preocupa por cómo les llega la mayor parte de las cosas posibles a todos por igual.
Estamos ante la definición indefinida. Suena a terapia musical.
Pasándole la mano por el cuello sudado a sus víctimas, el ministro de economía Alejandro Gil susurra:
“En MLC (moneda libremente convertible) pondremos el amplio surtido. Insistimos en que no cerraremos el comercio, enfrentaremos una situación a la que estamos impuestos y transformaremos esta realidad. Son momentos en los que nos contextualizamos a una situación concreta que tiene el país”.
Discípulo eminente en fraseología, al menos Gil asevera que el resto del comercio, ahora CUC o pesos cubanos, da lo mismo, permanecerá abierto, ya se sabe, estanterías vacías, productos de escasa demanda, regulaciones de venta, y cuando aparezca algo demandado, habrá largas colas, tumultos, revendedores y policías.
Ciertas explicaciones han escapado de la cuidadosa redacción de los informantes. El presidente de CIMEX, pulpo del comercio minorista integrado en el consorcio militar GAESA, Héctor Oroza ha confirmado:
“En el caso de estas nuevas tiendas, los precios de los productos sí estarán sujetos a variaciones, en dependencia del comportamiento de los precios internacionales. No será igual que la red en CUC, que sí va a estar protegida.”
Traducido al idioma común, sujetos a variaciones significa que habrá liberalidad para esquilmar al consumidor con precios leoninos, auténtico chantaje porque el comprador no tiene opciones, además antes de comprar se apropiaron de su dinero.
Históricamente la red en divisas se ha caracterizado por imponer precios exorbitantes, ahora van por más.
El apartheid económico existía antes de anunciar la nueva estrategia. Simplemente se ha profundizado.
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, títere al fin, no es el culpable principal, el portal web del gobierno, Cubadebate, reconoce que: “Esta Estrategia se aprobó la semana pasada en una reunión del Buró Político, presidida por su Primer Secretario, el General de Ejército Raúl Castro Ruz.”*
Hay nombres para una demanda colectiva por estafa.
NOTA: *Todas las citas tomadas de Cubadebate, sitio web oficial del binomio partido-Estado.
© cubaencuentro
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