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Actualizado: 23/04/2024 20:43

Joyeros, Diamantes, Judíos, EEUU

Los diamantes habaneros

Los joyeros judíos, conociendo lo que les esperaba con los nazis, comenzaron a emigrar y uno de sus destinos fue La Habana

Aceptemos que el título parece ser una exageración, ya que en Cuba no hay producción alguna de diamantes, pero sin embargo en 1947 Cuba exportó diamantes por valor de $1,2 millones[1] que equivaldrían a unos $13,5 millones[2]. Las raíces de este hecho se remontan al siglo XV, cuando los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de España, larga historia esta.

Los judíos sefardíes emigraron a diversos lugares de Europa, incluyendo a Portugal del cual salieron también expulsados, Ámsterdam se convirtió en un sitio ideal para los sefardíes vinculados al comercio ya que esa ciudad había florecido como centro comercial desde un siglo antes con la fundación de la Liga Hanseática. Por otra parte, era conocida la libertad religiosa que ofrecía, lo cual había atraído a hugonotes franceses y a protestantes de Amberes.

Las riquezas acumuladas por los judíos sefardíes —riquezas que hubiesen sido españolas, se las perdieron— atrajeron a los judíos askenazis empobrecidos, agobiados y diezmados por los pogromos que sufrían en sus países originales. Aunque no fueron recibidos con mucho entusiasmo por los sefardíes, que se habían constituidos en un grupo casi aristocrático, los askenazis fueron desarrollándose poco a poco en diversos oficios y mientras el comercio sefardí fue decreciendo las habilidades artesanales askenazis culminaron en el siglo XIX con el corte y pulido de diamantes.

Ámsterdam pasó en el siglo XX a ser la meca mundial para el comercio de diamantes. Pero el 5 de mayo de 1940 comenzó la invasión nazi a los Países Bajos, su conquista le llevó a los nazis cinco días. Los judíos, conociendo lo que les esperaba con los nazis, habían comenzado a salir del país antes de estos acontecimientos y uno de sus destinos fue La Habana.

El presidente Federico Laredo Brú [1936-1940], que no era más que un títere puesto, por el todavía en ese entonces coronel, Fulgencio Batista, aceptó la entrada de unos 6 mil judíos lo cual contrastaba con la negación de desembarco a los judíos alemanes del barco San Luis[3]; por el mismo Laredo Brú.

A su llegada a La Habana los judíos[4] se encontraron diversas dificultades[5] como el idioma, los sefardíes hablaron español en algún momento, pero no así los askenazis, y también el decreto 2583 del 8 de noviembre de 1933[6] que establecía que en los centros de trabajo podía existir solo un 50 % de extranjeros e igual cantidad de cubanos.

Este decreto fue promulgado durante el gobierno de Ramón Grau y San Martín, del cual fue secretario de Gobernación Antonio Guitera Holmes, era parte de un grupo de medidas que buscaba mejorar la situación de los obreros cubanos, en medio de la crisis económica de esos años, y entre ellas estuvo el establecimiento del salario mínimo, la jornada de 8 horas de trabajo, la protección por accidentes laborales y otras.

¿Se nacionalizaron los judíos talladores y pulidores de diamantes? Lo dudo, ya que su objetivo era llegar a Estados Unidos, lo que al fin lograron asentándose en Nueva York que era el destino de los diamantes que ellos procesaban, pero de alguna forma pasaron por alto la regla del 50 %, ya que no fueron más de un par de habaneros los que fueron adiestrados en los rudimentos de los arcanos de la ciencia, la artesanía y el arte del corte y pulido de diamantes.

¿A dónde fueron a dar esos pocos agraciados habaneros? Vaya usted a saber.


[1] Datos tomados del Atlas de Cuba de Gerardo Canet al cual nos hemos referidos y tomado como fuente en otras ocasiones.

[2] Calculando a los precios actuales la exportación de diamante en 1947 fue de aproximadamente 3,150 quilates o lo que es igual 630 g. poco más de medio kilogramo.

[3] La tragedia del San Luis y sus 900 pasajeros a los cuales Cuba, EEUU y Canadá les negaron refugio. En La Habana solo pudieron desembarcar 27 que pagaron los $500 que se les exigía, 254 de ellos terminaron sus vidas en los campos de concentración nazis. ¿La aceptación de los judíos de Ámsterdam era una forma de “limpiarse” de la negativa anterior?, no lo sabemos, o quizás estos poseían los $500 que por el Decreto 55 se había establecido para que los refugiados no constituyesen una carga pública, no tengo la respuesta.

[4] A los judíos los cubanos le llamaban “polacos”, en especial a los que controlaban el comercio en la calle Muralla y aledañas, no sé por qué ya que eran de prácticamente de todos los países europeos, particularmente del este, incluyendo los países del Báltico. También le decían “moros” a los libaneses, turcos y árabes, aunque no hubiesen nacido en Marruecos, pero eso puede tener una explicación en la cantidad de españoles que había en Cuba y que así denominaban a los que dominaron el sur español durante siglos y también fueron expulsados por los Reyes Católicos.

[5] El documental Cuba’s Forgetten Jewels de las directoras Judy Kreith y Robin Truesdale narra algunos de estos problemas.

[6] Este decreto fue modificado 28 de mayo de 1934, aceptando que el 30 % podían ser nacionalizados y el 20 % cubanos de nacimiento.

© cubaencuentro

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