Luyano, La Habana, Barrios
Luyanó en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana
Los lejanos antecedentes de este barrio habanero
Comencemos por definir que son las Actas Capitulares: Las actas capitulares son los documentos más representativos de la gestión y administración de los cabildos que era una institución medieval. Eran expedidos por esos órganos de gobierno locales y ellas recogen las decisiones y actuaciones de los cargos concejiles en los plenos que celebraban. Los concejos tenían una periodicidad semanal, aunque se celebraban todas las que fuesen necesario, incluso varias en un mismo día; produciendo por lo tanto más de un acta en un mismo día.
En el caso de La Habana las Actas Capitulares fueron resguardadas, ya en franco deterioro, por Emilio Roig de Leuchsenring quien fuese el historiador de la ciudad desde 1935 hasta su muerte en 1964. El interés por trasuntar las Actas se remonta a 1794 pero no por ninguna razón de protección de las mismas o interés histórico, sino por razones económicas, se estaba en medio del largo proceso de demolición de las haciendas circulares y el traspaso de las tierras de posesión a propiedad y los pleitos eran interminables, las Actas podían arrojar alguna luz sobre quienes fueron los poseedores originales y su ubicación.
Las Actas fueron publicadas por Emilio Roig entre 1937 y 1946, el primer tomo se dividió en dos volúmenes el primero es un estudio de Emilio sobre las Actas y los primeros años de la ciudad, el segundo volumen abarca la Actas de 1550 a 1565. El tomo II comprende la Actas de 1566 a 1574 y el tercero 1575 a 1578.
El río Luyanó del cual la barriada toma su nombre es uno de los dos ríos citados en la Actas el otro es La Chorrera[1], que los aborígenes llamaban Casiguagua, y pasaría llamarse Almendares en el siglo XVII por el obispo Fray Alonso Enríquez de Almendáriz de quien dice la tradición que gracias a sus aguas recobró la salud, tal vez solo necesitaba un buen baño.
El 21 de agosto de 1551 quedaba anotado en la Actas el siguiente asiento:
En este cabildo su merced del Sor. Gobernador pidió a los dichos Señores Justicia é regidores que porque el tiene comenzada á labrar una estancia que linda con el Uyanó estancia del Señor Juan de Rojas é con el Ancón de la mar deste puerto, que como á los demás vecinos le den una caballería de tierra en el dicho sitio que ansi tiene labrado. E luego sus mercedes de los dichos señores justicia é regidores le dieron la dicha tierra é caballería que pide para la dicha estancia sin perjuicio de tercero.[2]
El Uyano pasaría a ser Luyanó y según Manuel Perez Beato no era una voz indígena sino “una corruptela del apellido Viano, de un vecino de la Habana —Sebastián Viano— que murió en 1555 peleando contra el pirata Sores”[3]. Es posible, tiene sentido, aunque me gustaría más que fuese de origen indígena. Anotemos que el Ancón es la ensenada que luego llamaron Guasabacoa.
Existe un estudio histórico[4] muy serio que niega que fuese Diego Velázquez el fundador de La Habana y señala como el verdadero fundador a Juan de Rojas. En la historia este ha sido recogido como el primer Alcalde, y el Regidor de La Habana durante el ataque del pirata de Sores, el pirata se refugió en la casa de piedra y tejas que aquel poseía. Juan de Rojas estaba entre los más importantes vecinos y evidentemente gozaba de una considerable fortuna, tenía por lo menos dos criados en su casa y poseía decenas de esclavos; los historiadores lo consideran como el jefe del “clan” habanero del siglo XVI.
La segunda entrada sería en 22 de noviembre de 1577:
En este cabildo pidio por peticion Francisco de Rojas, moreno horro, fuesen seruidos de le hazer merced de vn pedazo de monte para desmontar, adelante del monte de Luyano, ques mas de dos leguas desta villa, y delante del monte que tiene Pedro Ybo, negro horro, para senbrar de conuco y mayz para sustento desta villa, atento a ques horro y contribuye en todo lo que se le manda como hazen los demas vezinos. E por sus mercedes visto Ia dicha peticion en eI dicho cabildo dixeron que se le concedia sin perjuicio, al dicho Francisco de Rojas tanto monte, en que pueda sembrar media hanega de mayz y plantar seys mill monte de yuca.[5]
Un negro o moreno horro era un liberto, posteriormente la palabra horro designaba también al tabaco de mala calidad, evidente connotación racista. La palabra conuco de origen indígena estaba referido originalmente al sembrado de yuca, después comenzó a ser utilizado para referirse a una pequeña parcela que el esclavista entregaba en usufructo al esclavo para que, en sus escasos tiempos libres, la cultivase y así complementase su alimentación, o llevase al mercado el producto de su trabajo y ganar así algún dinero.
En ambas citas se ha respetado la ortografía original en la que la u puede aparecer en lugar de la v; la y por i; la x por la j; h por la f; etcétera.
Tan lejanos antecedentes tiene el nombre de Luyanó, barrio que comenzaría poblarse en las primeras décadas del siglo XIX, y que llevaría por muy pocos años el nombre de Concha en referencia al sanguinario capitán general José Gutiérrez de la Concha que rigió entre 1850 a 1852 y de 1854 a 1859. El río que le dio nombre al barrio fue de mucha importancia en los primeros años del establecimiento de la población habanera ya que fue la fuente original de agua potable que era tomada cerca o en su desembocadura, en la ensenada de Guasabacoa, que por cierto era un lugar donde se agrupaban los aborígenes hasta que fueron trasladados, por decisión del cabildo, a Guanabacoa que fue su lugar de asentamiento definitivo.
Al río Luyanó tenían que acudir los barcos de la Flota de Indias que se reunían en La Habana para seguir rumbo al puerto de Sevilla, esto duró hasta que comenzó La Habana a abastecerse de agua por medio de la Zanja Real que llevaba el agua del Almendares hasta la ciudad. Actualmente el río prácticamente no existe y lo que queda de el está altamente contaminado.
[1] La Chorrera se le siguió llamando a una porción del río en su recorrido este a oeste, dándole nombre a un pequeño poblado ubicado sobre la Calzada de Managua.
[2] Actas capitulares del Ayuntamiento de la Habana Tomo I Vol. II pág. 32.
[3] Ramón Pérez Beato.- Habana antigua. Apuntes históricos, t. I, Toponimia, Seoane, Fernández y Cia., La Habana, 1936, p. 30. Se refiere Beato al pirata hugonote francés Jacques de Sores que asaltó y quemó La Habana en 1555, era apodado “El Ángel Exterminador”.
[4] Jesús Perezagua Delgado.- Vecinos de Cedillo en América. Tomo 1: Juan de Rojas: el olvidado fundador de La Habana, Editorial Círculo Rojo, Almería, 2016.
[5] Actas capitulares del Ayuntamiento de la Habana Tomo III pág. 172.
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