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Actualizado: 23/04/2024 20:43

Misiles, Rusia, Cohetes

Misiles rusos para Cuba, ¿se olvidaron de la crisis del 62?

Las verdaderas necesidades de la Isla son más pedestres

Vladimir Putin ha prometido ayuda a Cuba para modernizar y reformar su economía. Qué cosas tiene la vida. A cada rato sobrevolamos los puntos de partida.

Después de 30 años de sabor soviético en 2015 La Habana tuvo su breve noviazgo con el “norte revuelto y brutal”, y ahora —Trump mediante— 25 años después de que el imperio soviético se desmerengó alejándose de Cuba, Moscú le vuelve a dar créditos militares a La Habana. Concretamente 50 milloncitos. Con eso no se resuelve mucho, es verdad, pero también va a poner en la Isla un sistema de posicionamiento global que se llama Glonass, que es similar al GPS y son los sistemas que usan los autos para llegar a su destino y también los misiles.

Y saltaron los titulares: Cuba podría de nuevo alojar cohetes rusos si Trump —que se retira de todas partes— al fin se retira del tratado de cohetes intermedios INF firmado entre Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov en el año 1987. Ya lo dice un orondo experto “bolo”[1] , Igor Korotchenko: “Tenemos que volver a Cuba, necesitamos allí tres bases militares. Una de inteligencia electrónica para poder controlar y entender qué hace EEUU. Una base para nuestros submarinos nucleares multifuncionales. Y, si EEUU se sale del Tratado INF, podríamos desplegar allí sistemas de misiles adecuados, lo cual contribuiría a la seguridad cubana y a la lucha antiterrorista internacional”.

De seguro la espléndida prensa cubana no publicará nada sobre estos comentarios. Le dedican primeras planas completas en periódicos de cuatro páginas al aniversario del Ballet Nacional de Cuba y a la “desaparición física” del legendario Camilo Cienfuegos. Desaparición física. ¿Se habrá creado algún nuevo cielo en los lineamientos del Partido Comunista de Cuba donde residan eternamente los espíritus de los héroes? ¿Podríamos averiguar con el Héroe de Yaguajay si “vamos bien”?

Pero debían publicarlos. Para que la población supiera —que de nuevo su destino, que ya se movió una vez entre la dependencia norteamericana y la dependencia rusa puede verse de nuevo como diente en quijada de una de estas dos potencias.

Y los bolos, tan animaditos ahora por sus tres posibles bases, ¿no recuerdan la Crisis de Octubre del 62 y el vergonzoso papel en que dejaron al Gobierno cubano, especialmente a Fidel Castro? Y eso de que los misiles ¿“contribuirían a la seguridad cubana”?…

¡Ay!, inefable camarada Korotchenko. Tus sueños son los mismos sueños, pero al revés, de los James Bolton y los Marco Rubio. Música para sus oídos. La perfecta excusa para apretar a Cuba. Aunque francamente no parece que a Bolton, asesor de seguridad nacional, le quede mucho tiempo para deleitarse en las melodías de la Casa Blanca; la primera dama le tiene enfilados los cañones.

Bolton, de quien se dice es un “halcón”, queriendo decir que es muy fiero, efectivamente está a favor de todas las guerras del mundo, como también lo estaba el senador John McCain, célebre por haber caído prisionero cuando bombardeó Hanói. Pero la diferencia entre los dos es que Bolton nunca disparó ni un chícharo. Evadió olímpicamente el servicio militar en Vietnam. Incluso declaró: “Confieso que no tenía deseo alguno de morir en un arrozal del sudeste asiático”.

Bolton es un entusiasta de que Trump se retire del Tratado INF. Y por las estepas rusas habrá también quienes quieran demostrarles a los americanos que sus cohetes y sus gónadas son mejores y más grandes. Como se dice por éstas a menudo agradables “entrañas del monstruo”, ambos están ansiosos por una especie de pissing contest, pero donde las respectivas micciones tuvieran un letal contenido radiactivo.

Y la Siempre Ansiosa Isla de Cuba ¿querrá ser parte de esa competencia? ¿Tan lejos del cielo y tan cerca del Comando Sur americano?

No faltarán tampoco los Bolton isleños que añoren las épocas en que Cuba era un factor de influencia continental e incluso mundial. Cuando crear dos, tres, muchos Vietnam era la consigna. Cuando el príncipe de las guerrillas gobernaba allí. Nuevos héroes de imposibles gestas, socialmente hambrientos por pertenecer a la gloria.

Pero qué le vamos a hacer, mis queridos proto héroes, las verdaderas necesidades de Cuba son lamentablemente más pedestres. Y no vendría nada bien el viable lanzamiento de los coheticos del camarada Korotchenko. Relanzar la producción de ladrillos y malanga sería más heroico y glorioso, diría yo. Aunque entendiblemente, más difícil.


[1] “Bolo”, cariñoso y despectivo epíteto popular en la época de la hermandad cubano soviética para designar a los ciudadanos rusos.

© cubaencuentro

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