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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Economía, Doble moneda, Cambios

Persisten las dudas sobre la unificación monetaria

El Banco Nacional de Cuba dice que valora la posibilidad de emitir billetes de más alta denominación, pero no entra en detalles

Ernesto Medina, ministro-presidente del Banco Central de Cuba (BCC), dijo que la eliminación de la dualidad monetaria es una tarea de alta responsabilidad para el sistema bancario de la nación, según el diario Granma. Sin embargo, no ofreció muchos detalles sobre la forma en que se llevará a cabo el proceso, ni tampoco señaló fechas.

Medina habló con la Agencia de Información Nacional (AIN) sobre la forma en que se prepara la referida institución para el “día cero” en que se ponga en marcha el nuevo sistema monetario. El funcionario señaló que se ha conformado un grupo de trabajo, que labora de conjunto con los organismos de la Administración Central del Estado que intervienen en el proceso.

Comentó que indudablemente las entidades financieras deben respaldar la implementación de la unificación monetaria, lo cual demandará de un esfuerzo logístico, para todos los pasos que hay que dar en tal sentido. Pero esta información tan vaga no le brinda información al lector sobre el cambio que se avecina.

El director dijo que a partir de que el peso cubano se convierta en única moneda, se necesitará mayor cantidad de circulante, e incluso añadió que se valora la posibilidad de emitir billetes de más alta nominación. Pero especificó que los precios minoristas mantendrán el presente nivel.

De ser como dice el funcionario, y tomando en consideración la baja productividad que existe en el país y el hecho de que gran parte de los artículos son importados, incluso la mayor parte de los productos agrícolas, no está claro como el Estado logre impedir una elevación vertiginosa de la escasez. Tampoco entró en detalles sobre si al referirse a esos precios minoristas que no serán alterados se estaba refiriendo solo a los pocos productos que pueden adquirirse a través de la libreta de abastecimiento.

Tampoco se dijo nada sobre el valor que la nueva moneda tendría con relación al dólar estadounidense y el euro.

De igual forma, subrayó Medina, que se busca potenciar la utilización de las tarjetas magnéticas, mediante el establecimiento de terminales de Puntos de Venta (los llamados POS) en determinados centros, y así evitar el uso de efectivo y facilitar las operaciones.

Puntualizó que en tal sentido se trabaja con el Ministerio de Comercio Interior, la Unión Eléctrica, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, entre otros organismos y entidades, para incorporar esos sistemas informáticos en las oficinas comerciales.

El uso generalizado de tales sistemas sería un paso de avance, pero no necesariamente guarda relación con el problema de la unificación monetaria.

En la actualidad este tipo de tarjetas se adquiere en Cuba, pero el precio de adquisición de las mismas es de $300 cada una. ¿Podrán comprarse por 300 pesos?

Insistió en que la eliminación de la dualidad monetaria en Cuba no afectará el estado de las cuentas bancarias, pues estas se convertirán de forma automática, con el propósito de proteger a los clientes. Aquí tampoco queda claro como no podrían afectarse las cuentas, incluso en el supuesto caso de que se imponga una paridad. Si la persona tiene cuentas de dos tipos, una en dólares y otra en pesos, es indudable que una de tales cuentas será afectada.

El funcionario mencionó que se estudian los indicadores que miden la circulación monetaria, “los cuales ofrecerán los síntomas de hasta qué punto resulta correcta o no la circulación existente en la población y en el sistema empresarial”. Aunque un estudio de este tipo tampoco resuelve el problema fundamental del valor de la moneda frente a las divisas.

Asimismo, acotó Medina, que el sistema bancario está enfocado en medidas de carácter macroeconómico, pues las instituciones financieras deben disponer de activos para ponerlo en función de las nuevas capacidades de créditos a demandar por la economía.

La información del gobierno cubano señala que, de acuerdo con opiniones de expertos, la unificación monetaria, política recogida en el Lineamiento número 55, deviene proceso necesario en pos de alcanzar la máxima efectividad de las demás acciones que emprende el país dentro la actualización de su modelo económico. Ello es cierto, aunque aquí también surge la duda de cómo se evitarán la devaluación del nuevo peso cubano, la inflación y otros tipos de trastornos económicos.

La dualidad monetaria en Cuba es un problema económico y político, pero que en ocasiones se acerca a la mitología e incluso a la literatura fantástica. Tema recurrente y múltiple, admite las lecturas más disímiles sin que hasta el momento se vea una solución cercana.

Lo que acaba de expresar el presidente del Banco Nacional no va más allá de informar de que se emita más dinero y billetes de nominaciones más altas. Esto apunta hacia la sospecha de que, pese a las promesas de que no se producirá un aumento en los precios de los artículos, lo más probable es que ello ocurra a corto plazo. También hace temer que quienes envían remesas a Cuba desde el exterior van a tener que ir preparando el bolsillo para mandar más dinero en un futuro que hasta ahora no tiene fecha a la vista anticipada, del cual incluso es imposible especular momento.

Si se revisan algunas de las últimas declaraciones, de quienes están encargados de resolver el problema, surge más confusión que esperanza.

El vicepresidente Mariano Murillo, que es quien se supone se encuentra a cargo de todos los planes que tienen que ver con la “actualización” del modelo económico, dijo en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 19 de diciembre de 2013, que en Cuba “no habrá terapia de choque, y por la unificación monetaria no van a subir los precios”.

Si se cumplen estas promesas, los pensionados, así como quienes no reciben remesas desde el exterior y los que se limitan a ganar un mísero sueldo pagado por el Estado pueden respirar aliviados, siempre y cuando confíen en lo expresado por los dirigentes cubanos, lo cual equivale a poner a prueba la ingenuidad de los angelitos.

De que resulta difícil creer en lo que dicen aquellos que dirigen la economía cubana queda claro en que el mismo Murillo, tras hablar de que no habrá aumento de preciso, agregó posteriormente: “Se respetará la capacidad financiera del CUC [peso cubano convertible]”.

Esto último al parecer dirigido a los que tienen CUC guardados en el banco. De ser cierta también esta otra declaración, el día que se unifique el dinero unos cubanos seguirán recibiendo mucho más y otros mucho menos. Porque la clave en la unificación económica no está en la existencia artificial de dos monedas, que sólo circulan en ese país, sino en el verdadero valor de la moneda nacional frente a las divisas. Algo que vale la pena repetir.

Durante años se subordinó la unificación monetaria a un aumento de la productividad. Sólo de esa manera el gobierno consideraba posible un alza sustancial de los ingresos, que posibilitaría paliar el creciente aumento de los precios.

Esta situación ha cambiado. Ya no se habla de la premisa del aumento de la productividad, sino se enfatiza la urgencia de unificar la moneda.

En agosto de este año, un economista cubano dijo en el periódico Granma que la dualidad monetaria causa grandes distorsiones a la economía, frena las inversiones y debió eliminarse “mucho tiempo atrás”.

“La eliminación de la dualidad cambiaría en el sector estatal es uno de los más importantes” pasos de las reformas económicas del gobernante Castro, dijo Joaquín Infante, doctor en ciencias económicas y dirigente de la Unión de Economistas de Cuba. Ahora Medina ha expresado igual criterio

Pero la unificación monetaria de la que viene hablando Granma tiene mucho que ver con el objetivo de atraer inversiones extranjeras y no está preocupada por el bolsillo del cubano de a pie.

Las medidas que se piensa implantar, tendientes a la unificación monetaria, buscan poner un poco de orden en el caos económico, no a nivel de calle sino entre las empresas: las distorsiones en costos, contabilidad fiscal y política financiera.

La necesidad actual de unificar la moneda es de cara al inversor extranjero, la última frontera del régimen.

Luego de crear diversas expectativas durante sus primeros meses al frente del país, tras llegar al mando precedido por un historial de buen organizador y pragmático, la realidad se ha impuesto a Raúl Castro: los intentos por mejorar la productividad y aumentar la eficiencia han fracasado.

En el primer semestre de 2014, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se redujo a un 0,6 %. Se espera que a fines de 2014 el incremento sea del 1,4 %, pero no hay nada que garantice esta cifra. En cualquier caso, el resultado sería inferior al del año anterior, 2013, cuando se logró un 2,7 %. Esto indica que de acuerdo a los datos suministrados por el mismo gobierno, la economía cubana decrece.

Es por ello que al parecer Castro está buscando dejar el problema económico cubano en manos extranjeras, ya sea mediante inversionistas en la Isla, el pago de servicios médicos en el exterior o el envío de remesas desde el exilio.

Por otra parte, el 5 de julio, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, Castro advirtió que la unificación monetaria no “significa la solución mágica a todos los problemas presentes en la economía”.

Así que la reforma monetaria no va a implicar una súbita elevación de los precios de los artículos; menos aún se traducirá en una pérdida de ingresos para quienes tienen ahorros en CUC y reciben remesas del exterior. Aunque tampoco es una “solución mágica” y debió hacerse “mucho tiempo atrás”.

Si uno trata de entender declaraciones tan contradictorias, solo llega al convencimiento de que cada una de ellas fueron hechas no para indicar la estrategia económica a seguir, sino como tácticas destinadas a objetivos momentáneos: tranquilizar a la población, evitar crear demasiadas falsas esperanzar o buscar atraer inversiones. En ningún momento examinan los factores necesarios para el desarrollo, sino intentan diversas maneras de ganar tiempo. Y a eso se limita la nueva contribución del director del Banco Nacional: otro breve capítulo a la casi eterna lucha de ganar tiempo a cambio de palabras y declaraciones a medias.

© cubaencuentro

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