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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Cambios, Disidencia, Represión

Que Cuba no vierta más llanto

Lo que necesita la nación es un cambio total, de concepto y estructural, político y legal

Permanecer actualizados es para el hombre y la mujer contemporáneos algo suficientemente importante e insustituible. Soy de las que a diario me presiono para conseguir lo último en materia informativa y noticiosa. Desafortunadamente, las más de las veces, a no ser por algún turno de sesenta minutos que alcanzo en Internet cada quince días (a donde llego después de recorrer casi 200 kilómetros), concluyo la jornada frente a la televisión nacional con sus archiconocidas versiones de noticias tergiversadas y manipuladas.

Por estos días de octubre es casi imposible sentarte a disfrutar por la televisión o la radio nacionales de uno de los partidos de pelota de la recién inaugurada Copa Mundial en Panamá, pues en los intermedios de cada inning el partido gobernante la arremete, hasta atiborrarte, con imágenes de terror sobre los sucesos acaecidos en el año 1976, en las costas de Barbados, con un avión de Cubana de Aviación.

Resulta ilusorio olvidarnos del dolor y el sufrimiento que esta explosión trajo para la familia cubana. A diario elevo mis oraciones al Altísimo porque hechos de esta naturaleza desaparezcan entre las prácticas para derrotar regímenes totalitarios y antidemocráticos en cualquier latitud. Pero, a la vez, pido que el gobierno de mi país no continúe haciendo política internacional con el dolor de la familia cubana, refrescándolo cada año en el recuerdo de madres, hermanos, hijos, esposas.

El Gobierno cubano ha dicho que jamás volverán a espacios de nuestras televisoras y periódicos noticias sobre los hechos de naturaleza criminal que a diario ocurren en nuestros campos, pueblos y ciudades. Sería bueno que igual decisión se adoptara para evitar estos montajes donde en cada momento se trafica indiscriminadamente con el llanto de los seres queridos, hasta el punto de humillarlos en su inconsolable dolor de siempre.

Si lo que se persigue con ello es justicia, devolver el orden, el progreso, la paz, bien pudiera lanzarse a desmantelar las turbas paramilitares organizadas y entrenadas por oficiales del Ministerio del Interior, con el único propósito de tratar de ahogar el incontenible anhelo de los hijos de este pueblo de que se restablezca la democracia y se respeten los derechos civiles y políticos, así como los económicos, sociales y culturales. Alimentando con dichas turbas las viejas rencillas y creando otras nuevas, nos llevan a velocidad fantasmal hacia un baño de sangre de impredecibles consecuencias, cuando las ciudades cubanas ya acumulan la pólvora de la exacerbación necesaria para tal estallido.

De lo que está necesitado este pueblo no es de un escenario para demostrar su coraje. Holguín, Santa Clara, La Habana, Santiago de Cuba, Colón (Matanzas), Palma Soriano (Santiago de Cuba), Guantánamo, por citar algunas localidades y provincias, hablan por sí solos de las palizas, detenciones, apedreamientos, gases lacrimógenos. Todo este accionar violento, recrudecido en los últimos meses, trajo como consecuencia el asesinato, en la ciudad de Santa Clara, del opositor Juan Wilfredo Soto García, el 8 de mayo último.

Lo que precisa la nación es un cambio total, de concepto y estructural, político y legal, en el cual, como propone el Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, el presidente cubano Raúl Castro Ruz ponga su cargo en manos de una junta coordinadora en la que estén representados todos y cada uno de los colores del amplio espectro de ideas de la sociedad cubana, donde se materialice la liberación de todos los presos políticos, se establezca el espacio legal para la instauración de partidos políticos y se lleve a feliz término, en un plazo no mayor de dieciocho meses, elecciones generales y multipartidistas.

El pueblo cubano ha sido siempre amante de la paz, alegre, decidor por naturaleza. Basta ya de azuzar al cubano al odio y que esta isla anclada en el Caribe no vierta más llanto. Volvamos a sembrar la semilla del amor, la confianza, el respeto y la tolerancia. Regresemos a Dios.

© cubaencuentro

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