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Cambios, Relaciones, EEUU

Que el “impasse” quede atrás

El comercio capitalista ya está aquí, dice un cubano residente en la Isla, y aboga porque desaparezcan al fin todas las barreras para recuperar lo perdido, tan necesario para todos los cubanos

A partir de los años sesenta del pasado siglo, cuando se rompieron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la economía cubana dio un paso atrás, que podríamos anotar no ha sido superado. Desde entonces el gobierno cubano emprendió acciones para abolir lo que denominaba capitalismo, y se encaminó a convertirse en un país comunista. Para ello estableció una alianza con la Unión Soviética, en un intento de cubrir las necesidades que hasta esos años se satisfacían desde solo noventa millas.

Su punto básico fue que la producción azucarera no sufriera un descalabro que hundiera para siempre al nuevo gobierno comandado por Fidel Castro, con el sueño de demostrar a la comunidad internacional que se podía vivir “sin depender” de la nación catalogada con los epítetos más denigrantes (léase diario Revolución de marzo de 1961).

Sin embargo, con el paso del tiempo —ese que por aquí o por allá pone las cosas en su lugar, máxime que ya la Unión Soviética es página del pasado— el gobierno cubano se quedó casi al pairo. Este lapso trajo para la Isla un retroceso, tanto en lo económico como en lo social, aunque las autoridades hicieron todo lo posible porque su comunismo se perpetuara.

La mayoría de las acciones se encaminaron hacia el exterior, refugiándose en lo posible en lo que tenía entre sus manos —como por ejemplo el comercio con otros países como China—, y más adelante el creciente turismo europeo, que de cierta manera se incrementó en los años noventa del pasado siglo, pero cuyas ganancias no fueron lo esperado.

Pero como no hay más verdad que una detrás de la otra, “nuestros gobernantes al fin”, al parecer han llegado a la conclusión (sin aclararlo por supuesto) que el comunismo es cosa del pasado aunque no dejan de mencionarlo a veces en sus proclamas, y callan en lo posible los epítetos cuando se refieren a la economía llamada capitalista, que la realidad ha demostrado que es diferente a lo que nos han dado a conocer sobre ella.

Por lo tanto, y al parecer en estos meses por el acercamiento que se nota en el ambiente entre ambos países, ahora es una prueba sin lugar a duda que en estos momentos (¡al fin!) Cuba y Estados Unidos se han sentado en la mesa frente a frente, para dar pasos y reiniciar las relaciones diplomáticas, donde el comercio (obvian catalogarla de capitalista) ya está ahí, que casi lo tocamos con la mano, y aparezca al fin para recuperar lo perdido, tan necesario para todos los cubanos, y así reimpulsar que vuelva a la Isla aquello que nuestros gobernantes tildaron con los más denigrantes epítetos, y ayudar a salir del marasmo que atravesamos, y por ende donde el dólar abarcará un buen por ciento de entrada con el turismo, que además los mismos norteamericanos ansían con ponerlo en movimiento.

Por supuesto, esto no será fácil para nuestros reacios dirigentes, máxime que tendrán sin lugar a duda que borrar, o al menos pasar la hoja, y recomenzar con una relación entre ambos lados, cada uno con sus características, y emprender un nuevo camino que no solamente reforzará nuestra economía, sino que eso que llamamos “reconciliación” no sea solamente un papel, sino con palpables acciones donde el mismo tiempo nos dará la razón, de que nunca el abrazo de estas dos naciones debió destruirse. Al volver a crearse, por ejemplo, fábricas, establecimientos de todo tipo adecuados a nuestra idiosincrasia, etc. Y por supuesto recalcamos que ese turismo norteamericano, que tanto necesita la Isla, poco a poco palie en lo posible las necesidades que nos castigan por errores de nuestros dirigentes, cuando esta o aquella fábrica, de lo que sea (no descarto a los centrales azucareros) funcionen bien, y el pueblo se sienta un poco más estable en su economía al aumentar los negocios, que hasta los mismos capitalistas cubanos que optaron por dejar a la Isla cuando el comunismo nos llevó a casi ni a reconocernos en sí como somos, tengan oportunidades también.

Por lo tanto, la bandeja está puesta, y con un poco de razonamiento se podrá reiniciar las relaciones tanto diplomáticas como económicas, donde ambas partes se beneficiarán sin lugar a dudas, pese a cualquier escollo que pueda presentarse. Esperemos.

© cubaencuentro

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