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Autos, Raúl Castro, Cambios

Regalito de fin de año al ritmo octogenario

Paciencia para descubrir “el agua tibia”, nos pide el General/Presidente

La buena noticia es que ya los cubanos pueden comprar autos y motos nuevas sin tener que esperar una carta de permiso estatal. La mala noticia es que los precios minoristas están por las nubes, de manera que comprarse un auto en Cuba le cuesta el doble que comprárselo en Inglaterra. Sin dudas, los nuevos autos se lo podrán comprar los altos mandos militares del Partido y del estado, algún que otro artista de renombre internacional y los militares convertidos en empresarios, cuates de los que están dirigiendo el país. Para el primer y tercer sector de los favorecidos, habrá seguramente subsidios, porque eso de ocuparse de la represiva política económica y de la represión de todo un país de 11 millones de habitantes tiene que ser recompensado de alguna manera. Esta presencia tan privilegiada de los órganos de la seguridad del Estado en la vida cotidiana de los cubanos es el primer síntoma de un “estado fallido”.

Siempre traduje el halago del ex presidente Fidel Castro cuando decía que el cubano es un pueblo “heroico” a la cantidad de atropellos y de necesidades que sufría el pueblo sin salir a las calles en una explosión popular. Ahora con su hermano en el poder, las cosas están más diáfanas: al “heroico pueblo” hay que tenerlo permanentemente vigilado, intimidado con la ilegalidad arbitraria de los tribunales de “justicia” en contubernio con los órganos de la seguridad del estado, y hay que repartir palos, golpear, secuestrar, con la nueva “estrategia” orientada por el presidente en el último Congreso de los CDRs: “póngale ritmo a la represión” aconsejaría el General. Claro es una nueva estrategia que exige más recursos económicos y que sólo los más renombrados opositores han sufrido hasta ahora. Música en altoparlantes, con músicos cubanos que se prestan para la represión, niños en conga y camarógrafos propinando golpes, y los siempre fuertotes entrenados y bien comidos “segurosos” repartiendo golpes y secuestrando a los opositores. El 2013 nos ha traído, una nueva vertiente del trabajo cederista: “la fiesta de la represión contra los ciudadanos”.No queda dudas, el General octogenario confunde —con algún síntoma de Alzheimer— la construcción del “socialismo próspero” con el “estado fallido”.

La labor fundamental del gobierno cubano, juzgando los resultados, ha sido a lo largo del 2013, aumentar las desigualdades económicas (más personas hurgando en los basureros para ver si algo comen) “olvidando” las políticas compensatorias a los sectores perdedores de la “actualización”. Esto sí es una responsabilidad del estado cubano y no del bloqueo/ embargo. Otra labor fundamental del gobierno en este año que termina ha sido continuar maniatando a los cuentapropistas y las cooperativas con fuertes y variados impuestos, sin mercados mayoristas reales, y con fuertes dependencias estatales, perdiendo además, la credibilidad en las propias medidas cuando se suprimen de un bandazo las que no le convienen al poder en una típica solución de “botar el sofá”. ¿La agricultura?, bien gracias, obligada a entregar el 70 o 75 % de su producción[1] al estado con precios muy inferiores al mercado y comprando los insumos en moneda dura, cuando los encuentra. Difícilmente el 2014 reduzca la suma de 2 mil millones de dólares en la importación de alimentos, con una política tan torpe con relación a la agricultura.

El discurso de clausura del General/Presidente en el Parlamento nos anuncia con un tono optimista —que me sigue recordando la enfermedad de Alzheimer— un pequeño crecimiento debido a que la manufactura no creció, se recibieron menos turistas, y los precios de los alimentos aumentan y se reducen los precios de los renglones exportables. Entonces descubrimos que todos los problemas son exteriores al desempeño gubernamental: la crisis financiera internacional desde el 2008, el bloqueo/ embargo, y el incremento de precios de los productos importados. Esta parte del discurso me recordó la frase de Jean Paul Sartre: “El infierno es el otro”, frase que incluye “yo no tengo ninguna responsabilidad”.

Seis años después de iniciadas las reformas, no hay ninguna mejoría en el nivel de vida de la población, todo lo contrario, pero el General y su lugarteniente en economía Marino Murillo, nos declaran que se están cumpliendo los Lineamientos como estaba previsto, lo cual nos lleva a la conclusión de que ese programa está diseñado para mejorar la organización de la economía de acuerdo a los gustos de los dirigentes cubanos en detrimento de las necesidades de la población. El presidente nos alerta que los que insistimos en que las reformas tienen que ser más rápidas, el 99 % de la población cubana, lo hacemos con la intención de que se equivoquen, en realidad poca moral tiene esta advertencia con los disparates económicos de los últimos 50 años. Porque lo más simpático de la advertencia es que se siguen equivocando en cada medida a medias, contradictoria, que hay que volver a reformar cuatro años después, o seis, porque los que no han descubierto “el agua tibia” conforman la dirección del país. Once millones de cubanos tienen que esperar porque la cúpula del poder aprenda a manejar la economía y servir de cobayas a los “experimentos”. Ese es el rol que se le destina a la ciudadanía según nuestro “iluminado” Presidente.

Claro yo los entiendo, teniendo vacaciones de 36.000 dólares regalados, con su familia en el Hotel Meliá de Holguín[2], en el caso de Marino Murillo y por tres años consecutivos, y en el caso del General/Presidente y sus colaboradores teniendo todas las necesidades resueltas para él y su familia, todo el confort necesario para vivir y trabajar y vacacionar, el General/Presidente y quienes le rodean no tienen ningún apuro. La vida les sonríe a pesar de la incapacidad recurrente que demuestran en los resultados de la “actualización”. Para colmo de despiste gubernamental, el presidente dice muy seriamente que una de las metas primordiales del 2014 es planificar el desarrollo hasta el 2030, a pesar de que las medidas actuales son todas ineficientes. Este acto de prestidigitación, también me recuerda “el futuro luminoso” de los manuales soviéticos, o lo que me han contado produce el LSD. En realidad, la falta de prensa independiente le hace mucho daño al presidente. El General alucina y/o nos toma por tontos, pero no tiene, el pobre, quien le corrija la plana.


© cubaencuentro

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