En la Conferencia del Partido Comunista, Raúl Castro auguró que se iría “sin prisa, pero sin pausa”. El problema parece ser que la tecla de la pausa se trabó. Los pésimos resultados económicos en el primer trimestre de 2012 parcialmente informados, se profundizaron por el incumplimiento de la magra producción de la zafra azucarera prevista, conocido finalizando mayo. En el segundo semestre del año no debe esperarse mejoría, pues tradicionalmente es el menos productivo, con posibilidades de complicaciones por fenómenos naturales.

Para colmo de males, la empresa REPSOL anunció que no encontró petróleo durante la prospección en su bloque de la Zona Económica Exclusiva de Cuba (ZEE) en el Golfo de México, el 18 de mayo, según las agencias de prensa EFE y BBC. La nota del Ministerio de Relaciones Exteriores en apoyo a la nacionalización de YPS-REPSOL por Argentina había destapado las alarmas, porque era contraproducente que se propiciara disgusto con un socio tan importante, en vez de adoptar un bajo perfil. Al parecer ya el Gobierno cubano sabía el resultado de la perforación por la plataforma Escarabeo 9, muy publicitada con euforia cuando viajaba hacia las posibles fuentes de petróleo y se estableció en la zona noroccidental de Cuba.

Las autoridades cubanas confiaban en que el hallazgo de petróleo diera seguridades a compañías extranjeras para invertir en otras esferas priorizadas y recibir créditos, hasta tanto se empezara a obtener las ganancias por la explotación de REPSOL y otras compañías, que serían estimuladas a continuar las prospecciones en los respectivos bloques comprometidos. Como se recordará, la empresa había realizado un intento previo, cuando anunció haber encontrado petróleo, pero sin las características adecuadas para la explotación y comercialización. Actualmente, el golpe sufrido por la entidad hispana al perder su filial argentina y tener la compensación en litigio, probablemente ocasione el temor de continuar gastando apreciables sumas de su capital sin certeza de hallazgo y la posibilidad de que el Gobierno cubano luego siga el ejemplo de la presidenta Cristina Fernández. En época de aguda crisis económica en España y el mundo, las garantías a las inversiones son más necesarias que de costumbre, sobre todo debido a que Cuba está catalogada como muy poco fiable.

El anuncio de REPSOL tiene que haber disparado las alarmas en otras compañías que esperaban sus resultados para decidir el inicio de sus perforaciones. A principios de mayo, Nguyen Quoc Thap, vicepresidente de PETROVIETNAM, informó a la agencia Reuters en La Habana sobre el eventual inicio de su exploración en alguno de los cuatro bloques disponibles, cuyo potencial estimaban en 3-5 miles de millones de barriles de petróleo, según análisis de sondeos sísmicos. Manifestó que esperaban los primeros resultados de REPSOL y nuevas perforaciones de PETROBRAS y PDVSA, pues tendrían que considerar si las ganancias justificaban la inversión y si dispondrían de la tecnología para respaldar nuevos desarrollos después de que se perforara el primer pozo. Esperaban decidir en 2013. Además el ejecutivo señaló que la empresa estaba estudiando tener otro socio, posiblemente de Brasil, Noruega o Venezuela.

Cuando los medios cubanos anunciaron, el 18 de mayo, la sesión ampliada del Consejo de Ministros efectuada el día 12, se esperaba recibir información sobre la aceleración de las medidas para agilizar las actividades productivas y económicas, con el telón de fondo de las grandes dificultades en camino. Sin embargo se puede imaginar que lo más importante de la reunión fue lo que no se dijo públicamente, porque es inconcebible que no se haya abordado reorientar las prioridades para movilizar el potencial humano y estimular los vínculos internacionales.

Por sí sola, la incertidumbre sobre el futuro inmediato de Hugo Chávez y Venezuela demanda agilidad. La población incrementa su huelga general no declarada y el distanciamiento respecto al Partido Comunista, el Gobierno, sus instituciones y organizaciones complementarias. Ya no se trata de enajenarse del ambiente de consignas y promesas incumplidas, cada día los cubanos expresan más sus opiniones, que sorprenden por la profundidad en los análisis y la variedad de propuestas para salir de la crisis y acometer los cambios. En todo caso mucho más realistas que las de las autoridades, que no quieren escuchar o no se percatan de que la sociedad las está sobrepasando. Los caprichos de antaño sustentados en las consignas de disciplina y esfuerzo no pasan del oído al cerebro. Antes de 1959, en Cuba se decía que “sin azúcar, no hay país”, pues la industria azucarera era la locomotora nacional, que el Gobierno se ocupó de desmontar. Ahora, sin los millones de barriles de petróleo soñados, ¿Qué país habrá?

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