Estos agricultores de Texas no realizan homenajes a Fidel Castro, no hay estatuas del Che Guevara en la ciudad donde viven ni tienen fotografías de Elián González en sus casas. Sin embargo, entre la comunidad exiliada cubana, y en ciertos sectores de la norteamericana también, no sería extraño que se les catalogara como estadounidenses que están a favor del gobierno castrista.

Los cultivadores de arroz de Texas han estado observando atentamente las deliberaciones del Congreso sobre un proyecto de ley que podría eliminar las restricciones de un embargo de varias décadas y que permitiría que los norteamericanos viajaran a Cuba. Su aprobación también abriría el mercado de la isla comunista a la agricultura estadounidense.

Los granjeros de Egypt y sus alrededores, una pequeña comunidad agrícola situada cerca de Houston, Texas, suelen catalogarse de conservadores en su mayoría. Sin embargo, están más que dispuestos a apoyar la apertura de las exportaciones a un país comunista.

“Los granjeros dependen de los beneficios que obtienen”, declaró Thomas Wynn, economista y productor de arroz de Egypt, de acuerdo a una información que publica el Austin American-Statesman.

Los miembros de la familia Wynn se han dedicado al cultivo de sus tierras en Egypt desde el Siglo XIX. Estos días, uno de los temas que más se debate en su hogar —y en todos los campos de arroz de la zona sureste del estado— es la Ley sobre Restricciones de Viajes y Ampliación de Reformas a las Exportaciones de 2010, (un proyecto de ley en trámites en el Congreso) que eliminaría la prohibición de viajar y permitiría la venta de más productos norteamericanos a Cuba.

Wynn declaró que este proyecto sería clave para el sostenimiento de la producción de arroz de Texas, que se ha visto afectada en los últimos tiempos por la caída de los precios y el aumento de los costes de producción.

“El efecto sería tal que garantizaría la supervivencia de un porcentaje importante de la agricultura de Texas”, afirmó Wynn; y añadió que los negocios familiares, particularmente en los Estados sureños con fácil acceso al Golfo de México, sacarían un gran provecho si la ley resulta aprobada.

Recientemente miembros del Congreso aprobaron el proyecto ante el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes norteamericana.

Gestiones similares han fracasado en sesiones anteriores, pero éste pudiera ser el año por el que tanto han esperado los granjeros, declaró Parr Rosson, catedrático y economista del Departamento de Economía Agrícola de la Texas AgriLife Extension Service, Universidad Texas A&M.

La crítica situación económica actual en Estados Unidos, las características del nuevo gobierno y las considerables presiones que ejercen la Agencia de Agricultura de Texas y otras organizaciones son factores que favorecen la aprobación de este proyecto de ley.

“Es la mejor oportunidad que se ha presentado en los últimos años”, añadió.

Las prohibiciones de los viajes y el comercio se establecieron a principios de los 60 cuando se deterioraron las relaciones entre Estados Unidos y el nuevo gobierno comunista con Fidel Castro al frente. Cuba había sido un importante consumidor del arroz de Texas, pero tras la implantación del embargo, la pequeña nación se vio obligada a comprar arroz en mercados tan lejanos como el de Vietnam.

Dwight Robert, presidente y director general de la Asociación de Cultivadores de Arroz de Estados Unidos, dijo que el proyecto de ley aprobado en el Comité de Agricultura de la Cámara supondría un paso adelante en la restauración de Texas como principal suministrador de arroz a Cuba. “Parecería lo más lógico”, alegó.

Hace cerca de diez años, se permitía la exportación de algunos productos de Estados Unidos a Cuba, pero con un trámite engorroso: todos los pagos debían hacerse a través de un tercer país, lo que añadía costes y dificultades.

Si con el proyecto de ley se consigue eliminar las incómodas restricciones, las exportaciones agrícolas tejanas a Cuba se elevarían unos $18,4 millones anuales, casi el doble de los $20,6 millones de 2009, según un informe que Rosson, entre otros, redactó para el centro AgriLife Research, donde se realizan estudios para las industrias de la agricultura y los recursos naturales del estado.

El comercio con Cuba representaría una pequeña pieza en el engranaje empresarial agrícola de Texas, pero las exportaciones a ese país generarían $16 millones en nuevas actividades y 320 empleos en el Estado, según AgriLife.

A nivel nacional, un cambio de política representaría $365 millones más al año en exportaciones norteamericanas, lo que supondría la cantidad de $1,1 miles de millones en nuevas actividades en el sector y 6.000 nuevos puestos de trabajo, señaló Rosson.

“En un momento en que estamos teniendo dificultades para crear empleo, este proyecto de ley nos ayudaría a resolver al menos una parte del problema”, añadió.

Los miembros del Congreso que representan el centro de Texas sostienen posturas diferentes respecto a la Ley sobre las Restricciones de Viajes y Ampliación de Reformas a las Exportaciones.

Por un lado, el congresista Lamar Smith, republicano por San Antonio, declaró que la eliminación de las restricciones con respecto a la Isla sólo debería considerarse “después de que Cuba instituya reformas concretas para reducir los graves abusos a los derechos humanos que tienen lugar en ese país”.

El representante demócrata por Austin, Lloyd Dogget, ha declarado que respalda la medida aprobada por el Comité de Agricultura.

Y, por su parte, Michael McCaul, representante republicano por Austin, asumió una postura intermedia. Dijo que está a favor de eliminar las restricciones agrícolas, pero cree que se deberían mantener las de los viajes.

Los productores de arroz de Texas, como Wynns, se verían particularmente beneficiados con el cambio de una política que traería la apertura del mercado cubano.

Algunos de ellos apenas están consiguiendo beneficios en la actualidad y han manifestado que comerciando con Cuba ganarían períodos de liquidez.

En los últimos años, muchos arroceros en Texas se han estado quejando de lo difícil que les resulta ser rentables. Dicen que ven a Cuba como la vía para aumentar las ganancias y continuar cultivando arroz para la población en los propios Estados Unidos y en el resto del mundo.

Wynn dijo que la necesidad de arroz en Cuba es tan grande que el país puede absorber cada granito producido en las dos cosechas anuales de Texas.

Texas produce cerca de 475.000 toneladas de arroz al año, y los cubanos consumen, según se ha calculado, 800.000 toneladas anuales. El arroz constituye uno de los alimentos básicos de la dieta cubana, lo que convierte al país en uno de los mayores consumidores de arroz en el Caribe.

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