El presidente sirio, Bashar Asad, ha pronunciado un discurso en el Parlamento, en el que ha reconocido que se viven “momentos excepcionales”, en los que se ha puesto a prueba la “unidad del país”.

“Siria no está aislada de lo que está ocurriendo en otras partes del mundo árabe”, ha señalado, admitiendo que en su país se está reflejando la “primavera árabe” y que no se cierra a las “reformas”.

Sin embargo, ha asegurado que la crisis que se vive en el país, con multitudinarias protestas pidiendo el fin del régimen, son producto de una “gran conspiración”.

Además, ha acusado a las redes sociales y cadenas extranjeras de “enviar mensajes falsos” y ha precisado que los manifestantes de la sureña ciudad de Deraa son “una minoría que intenta extender el caos”. Pero, aun así, asegura haber dado instrucciones claras para que no se cause “daño alguno” a los ciudadanos durante las protestas, en las que se teme que ya han perdido la vida un centenar de personas.

El mandatario ha querido dejar claro que es importante “diferenciar las necesidades de las reformas y de la malicia de los conspiradores ayudados por fuerzas del exterior”.

Asad ha utilizado el cambio del Gobierno como ejemplo de que “las reformas se van produciendo”. “Ahora todo será nuevo en la escena política del país”, ha sentenciado, para añadir: “Nuestras reformas empezaron hace 10 años y seguirán 10 años más”.

El mandatario sirio Bashar Asaad se ha dirigido por primera vez a la nación desde el estallido el pasado día 18 de las protestas a favor de la introducción de reformas democráticas, que se han reprimido a sangre y fuego.

En su intervención, se esperaba que Asad, en el poder desde el año 2000, anunciase reformas políticas, como el levantamiento de la Ley de Emergencia vigente desde 1963, el multipartidismo o la libertad de prensa. Lo que finalmente no ha ocurrido.

El Presidente se ha marchado, tras su discurso, entre vítores y aplausos de sus adeptos en el Parlamento de Damasco.

© cubaencuentro