Los controvertidos líderes de Venezuela y Libia, Hugo Chávez y Muammar Gaddafi, se comprometieron el lunes a impulsar una cumbre internacional para definir el concepto de "terrorismo", en medio de sus habituales llamados a combatir al "imperio" estadounidense, informó Reuters.

Los dos gobernantes, que comparten una retórica socialista, revolucionaria y antiimperialista, firmaron varios acuerdos para estrechar la cooperación entre los dos países petroleros, tras participar el fin de semana en la II Cumbre América del Sur-África en la caribeña isla de Margarita.

Además, en un declaración conjunta, ambos líderes "manifestaron su rechazo al intento de vincular la legítima lucha de los pueblos por la libertad y la autodeterminación, renovaron su llamado a celebrar una conferencia internacional con el fin de definir y determinar el concepto de terrorismo".

Chávez es acusado por sus detractores de dar apoyo político y militar grupos irregulares, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a las que considera una fuerza insurgente y no terrorista, como las catalogan Estados Unidos y la Unión Europea.

"Hoy más que ayer, mañana más que hoy, nosotros estamos aquí para cambiar la historia, para acabar con el imperialismo, para construir el socialismo", clamó Chávez en un inusualmente breve discurso ante cientos de seguidores en Porlamar, capital del insular estado Nueva Esparta.

Pese a que Gaddafi hizo las paces con Washington al abandonar un programa nuclear y retirar su apoyo a grupos armados, el polémico líder volvió a irritar a Occidente cuando dio una bienvenida de héroe al ex agente libio condenado por el atentado de Lockerbie en el que murieron 270 personas.

"Voy a estar con ustedes siempre (...) nosotros estamos en la misma trinchera, tenemos el mismo destino, es nuestra lucha también. Estamos en la misma trinchera contra un enemigo nuestro. Y vamos a vencer", dijo Gaddafi aclamado por el público, que coreaba "el pueblo, unido, jamás será vencido".

En la década de 1980, Estados Unidos intentó derrocar al polémico coronel libio, quien llegó al poder hace 40 años abanderando una "revolución socialista", acusándolo de apoyar y financiar el terrorismo internacional.

Chávez también suele decir que Estados Unidos busca asesinarlo y asegura que estuvo detrás del breve golpe de Estado que lo apartó del poder por unas horas en el 2002, algo que Washington siempre ha negado.

Chávez aprovechó la primera visita de Gaddafi a América Latina para conferirle la orden Libertador, la máxima condecoración que concede el Estado venezolano, y le regaló a su "hermano" una réplica de la espada de Simón Bolívar, héroe de la independencia sudamericana en el siglo XIX.

"Esta es la espada que libertó a América hace 200 años (...) esta espada está viva y hoy anda por América Latina a nombre de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana, la entrego a ti, soldado revolucionario, líder del pueblo libio, líder de los pueblos del África", le dijo Chávez.

El mandatario libio obsequió a su anfitrión con la indumentaria típica de los guerreros libios, una armadura para jinete y caballo de batalla hechas de plata.

"Todo hecho a mano en su honor", detalló Gaddafi.

Tras el acto, Gaddafi, vestido con un peculiar traje marrón de camuflaje en el que las manchas eran siluetas de África, se fue de compras a un conocido centro comercial de Margarita, donde adquirió dos pequeñas cámaras digitales valoradas en 600 dólares, que pagó él mismo en efectivo con moneda local.

Su paso generó el revuelo de los comerciantes, con los que se dejó fotografiar y charló brevemente, siempre protegido por un nutrido contingente de seguridad.

Gaddafi llegó el viernes a la isla caribeña acompañado por la exótica "guardia amazónica", su grupo escolta personal compuesto sólo por mujeres, y trasladado en una limusina blanca al hotel sede de la cumbre, donde habían instalado su tradicional carpa beduina, profusamente decorada con alfombras y tapices de camellos y palmeras.

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