El líder supremo iraní afirmó el viernes que las disputadas elecciones presidenciales no fueron manipuladas y advirtió enérgicamente a los manifestantes que deberán atenerse a las consecuencias si continúan con sus protestas masivas en reclamo de una nueva votación, informó la AP.

El ayatolá Alí Jamenei respaldó al presidente Mahmud Ahmadinejad y no ofreció concesiones a la oposición. De hecho cerró todas las puertas a una posible nueva elección, calificando los comicios del 12 de junio como una "victoria absoluta".

Sus afirmaciones plantean un dilema al candidato opositor Mir Hossein Mousavi y sus partidarios: abandonar sus reclamos de una nueva elección o volcarse nuevamente a las calles en desafío al hombre a quien la Constitución nacional le otorga poderes casi ilimitados.

Jamenei acusó a la prensa extranjera y a las naciones occidentales de tratar de crear una división política y de provocar el caos en Irán.

"Algunos de nuestros enemigos en diferentes partes del mundo intentaron representar esta victoria absoluta, esta victoria definitiva, como una victoria dudosa", dijo, según una traducción oficial en el canal estatal de televisión en inglés. "Es vuestra victoria. Ellos no pueden manipularla".

Jamenei dijo que los 11 millones de votos que separaron a Ahmadinejad de su principal adversario, Mousavi, eran prueba de que no hubo fraude. Ahmadinejad escuchó el sermón desde la primera fila.

"Si la diferencia hubiese sido de 100.000 ó 500.000 votos o un millón, bueno, uno podría decir que pudo haber habido fraude. ¿Pero cómo se puede manipular once millones de votos?", se preguntó Jamenei durante las oraciones del viernes en la Universidad de Teherán.

Mousavi y sus partidarios han protagonizado manifestaciones callejeras masivas en los últimos días que plantearon el mayor desafío al sistema islámico de Irán desde la revolución islámica de 1979 que lo instaló en el poder.

Jamenei abrió la posibilidad de medidas estrictas. "En las urnas de votación debe determinarse lo que el pueblo quiere y lo que no quiere, y no en las calles", advirtió. "Insto a todos a poner fin a este método. De no hacerlo así, se responsabilizarán por el caos y las consecuencias".

Jamenei culpó a Estados Unidos, Gran Bretaña y otros enemigos de Irán de fomentar la inestabilidad y dijo que Irán no verá una segunda revolución como las que transformaron a las ex repúblicas de la Unión Soviética.

En Bruselas, el primer ministro británico Gordon Brown dijo que los gobernantes de la Unión Europea condenaron unánimemente la violencia contra los manifestantes en Irán.

Brown dijo que las buenas relaciones con Irán dependen de que el gobierno demuestre que las elecciones fueron justas y que respeta los derechos humanos y la libertad de prensa.

Teherán debe demostrar a los ojos del mundo que la "brutalidad" de los últimos días no se repetirá.

El presidente estadounidense Barack Obama ha reaccionado cautelosamente a la disputa electoral, manifestando simpatía hacia los manifestantes pero evitando condenar al gobierno islámico.

Obama dijo el martes que la oposición a Ahmadinejad representaba "un cuestionamiento en el tipo de posturas antagónicas hacia la comunidad internacional del pasado y la existencia de personas que quieren ver mayor apertura y mayor debate y mayor democracia".

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