El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García, anunció el miércoles que el gobierno conjuró un plan separatista en el departamento de Santa Cruz —tras la muerte de tres supuestos mercenarios extranjeros y bolivianos— y advirtió que no será "clemente" con quienes "atenten contra la unidad de la patria".

"El gobierno va a responder con todos los medios a su alcance y en el marco de la ley ante cualquier intento separatista y no va a ser clemente con nadie que haya intentado dividir al país", expresó García en un mensaje a la nación. Asimismo, conminó a los líderes de Santa Cruz "a manifestarse públicamente si defenderán la unidad de la patria".

García habló como mandatario interino en ausencia de Evo Morales, quien el miércoles se encontraba en un foro de las Naciones Unidas en Nueva York.

Aludió a una entrevista divulgada el martes, en la que Eduardo Rosza Flores, presunto cabecilla de una "célula terrorista" confiesa a la televisión húngara, antes de viajar a Bolivia, que su misión era conformar milicias para separar la región de Santa Cruz.

Los gobiernos de Irlanda, Hungría y Croacia han pedido explicaciones al gobierno boliviano por la muerte de sus ciudadanos, el jueves, en un hotel de la oriental ciudad de Santa Cruz, la región más rica y extensa del país sudamericano.

En Dublín, el canciller irlandés Micheal Martin expresó que el gobierno de su país "no tiene el menor deseo de verse mezclado en la situación política interna de Bolivia. Nuestro interés se ciñe exclusivamente al hecho de que fue muerto un ciudadano irlandés por las fuerzas de seguridad del Estado boliviano en unas circunstancias particularmente violentas".

En Bolivia, la denuncia del gobierno de que el grupo tramaba matar a Morales, García y otras autoridades fue calificada por la oposición regional como "un show".

Morales consideró "muy grave" que esos países defiendan a terroristas que, afirmó, llegaron para atentar contra su vida y dijo que si de él dependiera les haría juicio por enviar a mercenarios para atentar contra la democracia boliviana.

La policía abatió a tiros a Mike Dwayer, irlandés; Magyarosi Arpak, húngaro, y al boliviano-croata Eduardo Rozsa Flores en un operativo en que también capturó al boliviano-croata Mario Tadik Astorga y el húngaro Elod Toazo.

Las autoridades confiscaron armas y explosivos en un recinto ferial en Santa Cruz que pertenecía al grupo.

El gobierno asegura que hubo un tiroteo pero opositores indicaron que se trataría de una ejecución.

La más sólida evidencia del gobierno hasta ahora radica en el testimonio de Rosza, de padre húngaro militante comunista y madre boliviana católica, quien pasó del Opus Dei al islam y de ideas izquierdistas a ideales de extrema derecha. Combatió en la guerra de los Balcanes por la independencia de Croacia. Tras ser corresponsal de guerra optó por tomar las armas.

El miércoles el embajador húngaro Mathyas Joza llegó a La Paz y se entrevistó con García para solicitar información. "No atacamos a nadie, queremos cooperar, no apoyamos el terrorismo, esa suposición hay que investigarla", dijo.

El martes el gobernador Rubén Costas, de Santa Cruz, pidió que organizaciones internacionales efectúen una investigación imparcial.

El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, mostró en una televisora una fotografía en que se ve a varias personas con trajes camuflados portando armas, que dijo proviene de un campo de entrenamiento en Santa Cruz.

Un grupo de personas, que afirmaron ser los que aparecen en la fotografía mostrada por Rada, se presentaron a la oficina del fiscal en Santa Cruz llevando consigo armas que supuestamente son de juguete y con las que practican un juego que denominan "airsoft" en el que se disparan balas de plástico. Al menos tres fueron entrevistados por medios locales y dijeron estar dispuestos a cooperar en cualquier indagación.

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