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Actualizado: 15/04/2024 23:17

EEUU, Francia, Irán

Entre el garrote de EEUU y el guante francés

El desafío es encontrar una solución que le permita a Trump reclamar una victoria pública y mantener el tratado en pie

Trump y Macron defienden un “nuevo acuerdo” con Irán sobre política nuclear. Pero, ¿están hablando el mismo lenguaje?

Los presidentes de Estados Unidos y Francia coincidieron el martes en Washington en la negociación de un “nuevo acuerdo” con Irán sobre su política nuclear para resolver temas que quedaron pendientes en el pacto firmado en 2015.

En una conferencia de prensa conjunta en la Casa Blanca, el estadounidense Donald Trump y el francés Emmanuel Macron pusieron de lado sus divergencias sobre la cuestión iraní con la idea de un nuevo acuerdo, aunque fueron evasivos sobre el perfil, el alcance y las consecuencias exactas de estas negociaciones.

“Tenemos un desacuerdo”, dijo Macron con relación al pacto con Irán. “Pero creo que estamos en vías de superarlo con la decisión que hemos adoptado de ir hacia un nuevo acuerdo”, añadió, de acuerdo a la Agence France Presse.

Ese nuevo entendimiento, explicó, tendría por objetivo “completar” el acuerdo que hace tres años fue firmado por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia con el gobierno de Teherán.

Macron llegó a Washington para una visita de Estado para, entre otras cosas, convencer a Trump de no romper el acuerdo con Irán.

Sin embargo, Trump puso el pie en el acelerador. En plena visita de Estado, el presidente de EEUU abandonó por un momento la luna de miel con Macron, y sacó su cartuchera verbal contra el pacto nuclear con Irán. Pese al ofrecimiento de un acuerdo de amplio espectro por parte de su invitado, Trump calificó el texto suscrito en 2015 de “ridículo, demencial y ruinoso” y advirtió que si Teherán reactiva el programa atómico “habrá un problema mayor que nunca”. Luego, añadió que estaba dispuesto a ser “flexible” dejando la puerta abierta a todo tipo de interpretaciones, informa el diario español El País.

A Macron, que ganó las elecciones hace un año con una campaña antipopulista, su defensa apasionada de las instituciones liberales no le ha impedido elogiar a quien representa la antítesis de su ideología, Donald Trump, a quien ha elogiado en numerosos foros. Tan es así, que Macron se ha ganado el honor de ser el huésped de la primera visita de Estado organizada por la Administración Trump, informa el diario El Confidencial.

Quizá sea verdad eso que especula su compatriota y tocayo, el escritor Emmanuel Carrère, cuando dice que Macron tiene dos personalidades que se reflejan en su rostro dividido: la mitad derecha, “con la ceja fruncida”, “determinada, grave, casi severa”, y la mitad izquierda, “cordial, optimista”. Dos visiones que se turnan dependiendo de las circunstancias: el Macron estentóreo que ataca el populismo en la ONU, o el Macron juguetón que recibe con toda suntuosidad al líder de los populistas, Trump. Un hombre, según el veterano periodista David Margolick, muy sensible a la adulación.

Durante meses, funcionarios estadounidenses y europeos han negociado entre bastidores para reformular el acuerdo, de acuerdo a la AFP.

Los funcionarios han jugado con la idea de una declaración conjunta por separado en la que prometerían abordar problemas no nucleares, mientras buscan un acuerdo más duro para después de 2025.

El desafío, dicen, es encontrar una solución que le permita a Trump reclamar una victoria pública y mantener el tratado en pie.

Los funcionarios estadounidenses más agresivos acusan a Europa, particularmente a Alemania, de no querer endurecer las medidas contra Irán para salvaguardar sus inversiones en la república islámica, acusaciones negadas por los europeos.

El desacuerdo amenaza con llevar las relaciones transatlánticas a su punto más bajo desde la guerra de Irak.

Al fin de las reuniones entre los dos jefes de Estado, Trump pareció entusiasmado con la idea de un“nuevo acuerdo” con Irán que tenga “fundamentos sólidos”, porque el vigente tiene “fundamentos en descomposición”.

Trump tiene plazo hasta el 12 de mayo para decir si Irán cumplió los compromisos asumidos, y en caso de considerar que no podría romper el acuerdo unilateralmente, un acto de consecuencias imprevisibles.

La semana pasada, el nominado para secretario de Estado Mike Pompeo admitió en el Senado que Irán está cumpliendo.

Trump se concentra en supuestos ensayos misilísticos que Irán estaría realizando, pero diversos analistas apuntan que esa cuestión no es parte del acuerdo sobre la política nuclear de Teherán.

Macron reconoció que hay asuntos que aún deben ser abordados, principalmente la actividad nuclear iraní después de 2025 —cuando se levantarían restricciones estipuladas en el acuerdo—, los misiles iraníes y una vía para limitar el rol de Teherán en Medio Oriente.

En ese cuadro, todos los otros firmantes defienden la continuidad de lo acordado.

Una idea lanzada por Trump de un “reinicio” del acuerdo fue recibido con firme rechazo en Teherán, que advirtió que reiniciarían su programa nuclear en caso de una salida estadounidense del pacto.

“No van a reiniciar nada. Si lo reinician, tendrán problemas”, amenazó Trump el martes.

En Washington, el experto Rob Malley, exasesor de Barack Obama y director del International Crisis Group, apuntó que la iniciativa de Trump y Macron es limitada y repleta de condicionantes.

“Si Trump se comprometió a cumplir con el tratado, y si la suerte del tratado no depende del resultado de la negociación un (improbable) acuerdo separado, y si Irán no cambia de opinión, entonces podría pasar algo. Pero son muchos ‘si’”, apuntó.

El ministro de Exteriores persa, Javad Zarif, estuvo el fin de semana en Nueva York haciendo campaña para que Trump mantenga el pacto. Si no lo hace, declaró Zarif a The National Interest, estaría “mandando un mensaje muy fuerte a la comunidad internacional; particularmente, que no puedes confiar en Estados Unidos una vez negocias con ellos”. Puede que Zarif se refiriera veladamente a la próxima cumbre entre EEUU y Corea del Norte. Zarif también acusó a EEUU de no cumplir los compromisos alcanzados en 2015, informa El Confidencial.

Presionando contra el acuerdo están los enemigos más cercanos y enconados de Irán: Israel y Arabia Saudí.

Diversas fuentes de la Casa Blanca han sugerido a la prensa que Donald Trump planea cancelar el acuerdo. Los últimos cambios en su gabinete confirmarían esta posición: tanto el futuro secretario de Estado, Mike Pompeo (todavía en proceso de confirmación), como el nuevo asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, han pedido la invalidación del pacto. Especialmente Bolton, que ha sugerido muchas veces la necesidad de atacar al régimen islámico para que no llegue a cumplir 40 años (en 2019).

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