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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Brasil, Lula, Presidencia

Lula en la cárcel: ¿podrá ser candidato?

Pese a la condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción, Lula lidera las encuestas para las elecciones presidenciales brasileñas que se celebrarán en octubre

Después de momentos dramáticos de tensión, Luiz Inácio “Lula” da Silva puso fin a casi 48 horas de resistencia ante la Justicia, informa la BBC.

El expresidente de Brasil se entregó el sábado a la policía para comenzar a cumplir la condena de 12 años de cárcel que le impusieron los jueces por corrupción.

Lula se dirigió a pie a un vehículo de la Policía Federal que le esperaba en las inmediaciones del sindicato metalúrgico de São Bernardo do Campo, en el estado de São Paulo, donde permanecía atrincherado desde que el jueves fuera ordenada su prisión.

Dos horas antes, un grupo de seguidores había logrado impedir un primer intento del exmandatario por salir del edificio, bloqueando los portones e impidiendo el paso de su vehículo. Ante la imposibilidad de avanzar, Lula tuvo que abandonar el auto y dirigirse nuevamente al interior del edificio.

Tras su entrega, las autoridades lo trasladaron en un helicóptero de la policía a la ciudad de Curitiba, en el sur del país, donde tendrá que cumplir su condena en una celda especial de 15 metros cuadrados adaptada para su permanencia.

El expresidente brasileño ya había anunciado durante la mañana del sábado que cumpliría el mandato de prisión dictado en su contra y se entregaría a las autoridades.

“Voy a atender el mandato [de prisión] porque quiero mostrarles lo que es responsabilidad y para poder probar mi inocencia”, dijo Lula ante cientos de simpatizantes.

Pese a la condena a 12 años y un mes de cárcel por corrupción, Lula lidera las encuestas para las elecciones presidenciales brasileñas que se celebrarán en octubre.

Silva sigue siendo el político más popular de Brasil pese a su condena por corrupción

Sin embargo, bajo la “ficha limpia” aprobada en 2010, nadie condenado por un delito confirmado en apelación puede postularse para un cargo electo durante al menos ocho años.

Esa ley descartaría que Lula se postule para la presidencia en octubre, como tenía previsto.

Aunque se han hecho excepciones a la ley anteriormente.

La decisión sobre si Lula puede postularse a presidente dependerá del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Pero ese ente no tomará una decisión sobre si Lula puede presentarse o no la carrera electoral hasta que se registre como candidato, para lo que tiene como plazo hasta el próximo 15 de agosto.

Luego de un épico discurso de despedida en el sindicato metalúrgico de São Bernardo, a su llegada a Curitiba, Lula se enfrentó a la otra cara de la moneda, con centenas de personas que festejaban en las calles su encarcelamiento, informa el diario español El País.

Curitiba es la ciudad símbolo de la operación Lava Jato. Fue allí donde se destapó la trama de corrupción de la estatal Petrobras, con el grupo de fiscales comandados por el juez Sérgio Moro, enemigo número uno de Lula. “Soy el gran sueño de Moro”, ironizó el expresidente en su último discurso, improvisado poco antes de entregarse a la policía. El acto fue una especie de condición que el expresidente exigió para ir a la cárcel.

Frente a las tensiones en que se sumió el país desde que el juez Moro decretara su prisión el jueves pasado, no cabía otra salida que aceptar la sentencia. Lula debería haberse entregado antes de las cinco de la tarde del viernes (hora local), pero solo cumplió la orden 26 horas después del ultimátum.

Curitiba se vengó un poco de la resistencia de su blanco preferido. Los fuegos y la cacerolada, los golpes a las ollas que se tornaron famosos durante el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, sonaron en varios barrios de la ciudad. “Lula ladrón, tu lugar es la cárcel”, cantaban frenéticos sus detractores por las calles, incluso con botellas de champagne en la mano, banderas de Brasil y carteles con imágenes de Lula con ropa de preso.

“Sabemos que aún faltan muchos políticos que deben irse a la cárcel, como [el presidente Michel] Temer, o Aécio Neves [que compitió con Rousseff en las últimas elecciones], pero con Lula ya saciamos nuestra sed de Justicia”, dijo Carlos da Silva, de 24 años, que protestaba frente al edificio donde Lula ya empezó a cumplir su pena de 12 años de cárcel, en un espacio de 15 metros cuadrados.

El joven Silva estaba al lado de otros que, como él, atacaban a Lula y alababan a Jair Bolsonaro, un exmilitar conservador y machista, candidato a presidente de Brasil para las elecciones del próximo octubre. Bolsonaro va segundo en las encuestas de opinión y tiene mucho interés en ver el fin de la carrera política de Lula, que hoy, irónicamente, lidera las encuestas.

© cubaencuentro

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