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Actualizado: 13/05/2024 23:57

Estados Unidos

Más de un millón de hispanos realizaron un histórico paro e inundaron las calles

La Casa Blanca reaccionó con frialdad. 'El presidente no es aficionado a los boicots', dijo el secretario de prensa, Scott McClellan.

Más de un millón de inmigrantes, principalmente hispanos, faltaron al trabajo y salieron a las calles de Estados Unidos el lunes, en una demostración de fuerza y en un boicot que logró reducir o incluso parar las labores en numerosas granjas, fábricas, mercados y restaurantes, informó la AP.

Desde Los Angeles hasta Chicago, desde Nueva Orleans hasta Houston, el "Día sin Inmigrantes" tuvo una amplia participación a pesar de las diferencias entre los activistas acerca del mensaje a enviar a los legisladores que debaten en Washington una amplia reforma a las leyes de inmigración.

"Somos la columna dorsal de Estados Unidos, legal o ilegal, eso no importa", dijo Melanie Lugo, que con su esposo e hija asistían a un acto de unas 75.000 personas en Denver, Colorado. "Nos sostenemos mutuamente. Ellos nos necesitan tanto como nosotros a ellos", agregó.

Dos grandes concentraciones en Los Angeles congregaron a unas 400.000 personas, de acuerdo con la oficina del alcalde. La policía estimó que unas 400.000 personas marcharon por el distrito de negocios de Chicago.

Decenas de miles de personas más marcharon en Nueva York, junto con unas 15.000 en Houston, 50.000 en San José y 30.000 en la Florida.

Hubo protestas menores en varias poblaciones, desde Pennsylvania hasta Connecticut y de Arizona a Dakota del Sur, con cientos de participantes.

Los departamentos policiales de una veintena de ciudades estadounidenses, consultados por AP, calcularon cifras de manifestantes que totalizaron 1.100.000.

En la mayoría de las ciudades, los manifestantes vistieron de blanco para simbolizar la paz y la solidaridad.

En Los Angeles, numerosos manifestantes vestidos de blanco agitaron banderas estadounidenses y cantaron en inglés el himno de ese país, mientras algunos danzantes folclóricos mexicanos saludaban a la multitud.

En Chicago, inmigrantes indocumentados de varios países, desde Irlanda hasta Polonia, marcharon junto a los hispanos, aplaudidos por numerosos oficinistas que tomaban el receso para almorzar. En Phoenix, los manifestantes formaron una cadena humana frente a los establecimientos de Wal-Mart y Home Depot.

Una protesta en Tijuana, México, bloqueó el tránsito de vehículos hacia San Diego, en el cruce fronterizo más activo del mundo.

Muchos manifestantes portaban carteles en español que decían: "Somos América" y "Hoy marchamos, mañana votamos". Otros agitaron banderas mexicanas o usaron sombreros y bufandas con los colores de sus países de origen.

Algunos corearon las siglas de Estados Unidos en inglés, y otros gritaron consignas como "¡Sí se puede!"

Había quienes vestían camisetas que tenían impreso el mensaje: "Soy ilegal, ¿y qué?"

La Casa Blanca reaccionó fríamente.

"El presidente no es aficionado a los boicots", dijo el secretario de prensa Scott McClellan. "La gente tiene el derecho de expresar pacíficamente su punto de vista, pero el presidente quiere que una reforma incluyente sea aprobada por el Congreso para poderla promulgar".

El boicot fue organizado por activistas de los derechos de los inmigrantes, disgustados por una legislación federal que consideraría un delito grave la inmigración ilegal y construiría una valla en la frontera entre México y Estados Unidos. El objetivo de la protesta era llamar la atención sobre el poder económico que representan los inmigrantes.

En algunas concentraciones se hicieron presentes pequeños grupos que se oponen a la inmigración, incluido uno en Pensacola, Florida.

"Deberían deportar a los 13 millones de extranjeros, y luego tomar a todas las personas que reciben un cheque gratis por desempleo y obligarlos a hacer esos trabajos", dijo Jack Culberson, un coronel retirado del ejército, quien asistió a la concentración en Pensacola. "Tan sencillo como eso", dijo.

Los sectores que dependen del trabajo inmigrante fueron los más afectados por el paro, aunque no de manera uniforme.

Tyson Foods Inc., la mayor productora cárnica en el mundo, cerró una decena de sus más de 100 plantas, y reportó un "ausentismo mayor al habitual" en otras instalaciones. La mayor parte de los cierres de negocios ocurrió en estados como Iowa y Nebraska.

Ocho de las 14 plantas procesadoras de pollo de Perdue Farms cerraron durante el día.

Goya Foods, que se autoproclama la mayor cadena de comida rápida propiedad de hispanos en el país, suspendió las entregas en toda la nación, salvo en la Florida, tras argumentar que deseaba expresar su solidaridad con los inmigrantes, que son sus consumidores principales.

Ninguno de los 175 trabajadores estacionales que trabajan en las 200 hectáreas de cebolla de Mike Collins, en el sudeste de Georgia, se presentó a trabajar.

"Tenemos que trabajar mucho en esta época del año para cosechar estas cebollas", dijo Collins. "Tenemos pedidos que cumplir. Perder un día en esta época nos causa una enorme cantidad de problemas", añadió.

En la zona de Los Angeles, restaurantes y mercados habitualmente concurridos estaban desiertos y los camioneros evitaban el puerto de cargas más grande del país. En el centro de la ciudad, uno de cada tres pequeños comercios estaba cerrado.

"No me importa si pierdo mi trabajo", dijo José Cruz, un salvadoreño que protestó con cientos de miles de personas en la población de Homestead, ubicada en la zona rural de la Florida, en vez de asistir a su empleo en la construcción. "Vale la pena perder muchos empleos para obtener mis papeles".

El impacto en algunas escuelas fue significativo. En el Distrito Escolar Unificado de Los Angeles, donde el 73% del alumnado es hispano, aproximadamente 72.000 estudiantes de secundaria y preparatoria se ausentaron, casi uno de cada cuatro.

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