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Campos, Brasil, Rousseff

Muerte de candidato presidencial podría cambiar rumbo electoral en Brasil

Los analistas creen que en el nuevo escenario quizás se acentúe la polarización entre Dilma Rousseff, que busca la reelección, y su principal oponente, Aécio Neves

El candidato presidencial brasileño Eduardo Campos murió el miércoles al estrellarse el avión en el que viajaba en la ciudad de Santos, estremeciendo la carrera por los comicios de octubre, informa la agencia Reuters.

Aunque era tercero en las preferencias de los brasileños, el socialdemócrata Campos era considerado uno de los políticos más brillantes de Brasil. Su muerte sacude el tablero a menos de dos meses de las elecciones del 5 de octubre.

Analistas dijeron que su candidata a la vicepresidencia, la popular ambientalista Marina Silva, podría capitalizar la ola de pesar y desafiar a la desgastada Dilma Rousseff en una segunda vuelta.

Rousseff, que con 36 % de las preferencias lidera las encuestas para la reelección al frente del Partido de los Trabajadores (PT), decretó tres días de luto oficial.

Tanto ella como el su rival socialdemócrata Aécio Neves, segundo en los sondeos con un 20 %, suspendieron el miércoles temporalmente sus campañas en señal de pesar.

Heredero de una dinastía política, Campos fue gobernador del estado de Pernambuco, en el empobrecido nordeste de Brasil.

Campos fue llorado por los empresarios brasileños, que veían en el economista un socialdemócrata favorable a los negocios que había prometido restaurar la confianza en las cuentas fiscales y reanimar la estancada economía.

Su apuesta de fondo era capitalizar el creciente descontento en Brasil con el Gobierno del izquierdista PT, que lleva 13 años en el poder.

No quedó inmediatamente claro qué pasará ahora con su caudal electoral, aproximadamente un 10 % de las preferencias según las últimas encuestas.

Pero analistas dijeron que el impacto emocional de la muerte de Campos podría impulsar una eventual candidatura de Silva.

“Nuestra visión inicial es que esto vuelve la elección mucho más competitiva”, dijo Joao Augusto de Castro Neves, analista de la consultora de riesgo Eurasia.

Una candidatura de Silva, que logró el tercer puesto en las elecciones presidenciales de 2010 y tiene un fuerte apoyo entre votantes jóvenes y evangélicos, complica el panorama para Neves y también para Rousseff, añadió.

Vera Chaia, profesora de ciencia política en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, sostuvo que las características de alguien dispuesto a escuchar y conciliar posiciones hacían a Campos un político diferente.

“Deja un gran vacío, principalmente porque tenía una nueva manera de hacer política”, sostuvo Chaia en diálogo con BBC Mundo.

Sin embargo, una paradoja es que quizás ahora el grupo que lideraba termine obteniendo más votos de lo que anticipaban las encuestas, y no sólo por el factor emotivo que plantea su muerte.

Para las elecciones de octubre Campos no solo se presentaba como un exministro de Ciencia y Tecnología del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva o un exgobernador del estado de Pernambuco que dejó el cargo con altos índices de popularidad.

También tenía como compañera de fórmula a Silva, que en las elecciones de 2010 obtuvo un sorprendente apoyo de 19 % (unos 20 millones de votos) como candidata presidencial del Partido Verde.

Para estas elecciones Silva creó un nuevo grupo denominado Rede, pero el mismo fue inhabilitado por la justicia por faltarle las adhesiones mínimas requeridas para entrar en la carrera. Fue entonces que la ecologista decidió unirse a Campos.

Una pregunta que muchos se hacen ahora es si Silva será la candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB), que por las reglas locales tiene 10 días para tomar una decisión sobre el sustituto de Campos.

Chaia evaluó que, con su estilo y popularidad, Silva podría conseguir nuevos votos pero generaría un efecto de “radicalización de campaña” por tener peor relación con Rousseff y Neves que la que tenía Campos.

Otra posibilidad es que los socialistas opten por nombrar un candidato de su propio partido, lo que podría generar tensiones con Silva y debilitar la alianza que ya sufría tensiones internas.

Los analistas creen que en este escenario quizás se acentúe la polarización entre el PT de Rousseff y el PSDB de Neves, la misma que Campos pedía evitar.

“O Marina Silva asciende a la posición abierta con la muerte de Eduardo Campos, o la tercera opción desaparece”, escribió Elio Gaspari, columnista del diario O Globo.

Por ahora, consternados por la tragedia en la que murieron otras personas que viajaban con Campos, ni Silva ni los principales dirigentes del PSB han dado señales públicas de lo que piensan hacer.

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