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Actualizado: 29/04/2024 2:09

Acusación, EEUU, Trump

Trump busca convertir una causa legal en una batalla política

La acusación incluye 31 cargos por “retención deliberada” de documentos clasificados, muchos de ellos descritos como secretos militares de gobiernos extranjeros

Donald Trump puede enfrentar décadas en la cárcel por esconder secretos militares en su casa, pero el sábado parecía ser un hombre sin la carga de la lucha legal que condujo a una acusación federal de 37 cargos por delitos graves a principios de esta semana, informa Politico.

En sus primeros comentarios públicos desde su imputación, Trump dejó en claro que su mejor defensa, y quizás la principal, contra los cargos se librará en arenas ante audiencias amistosas en lugar de en la sala del tribunal.

El expresidente buscó alentar a sus partidarios para que vieran a todo el sistema de justicia estadounidense como corrupto, con todo su poderío destinado a atacar a los conservadores y desplegado para evitar que el gane las elecciones de 2024.

La acusación, dijo, era una “burla”, hecha solo porque los demócratas le temían.

“Estas personas no se detienen y son malas y tenemos que deshacernos de ellas”, dijo Trump a una audiencia reunida por el Partido Republicano de Georgia. “Estos criminales no pueden ser recompensados. Deben ser derrotados”.

Pero si bien esa estrategia ha ayudado a Trump a convertir los escándalos que ha enfrentado a lo largo de los años en fortalezas políticas, el caso nuevo y extremadamente detallado pondrá a prueba los límites de esa estrategia de una manera que Trump nunca antes había enfrentado.

La acusación fiscal sugiere que Trump ordenó personalmente que se escondieran documentos altamente clasificados en cajas de cartón que ordenó enviar a Mar-a-Lago cuando expiró su presidencia.

Cuando los Archivos Nacionales y el Departamento de Justicia intentaron recuperarlos, dice el Departamento de Justicia, Trump ordenó a un alcahuete que reubicara docenas de cajas para que no las encontraran.

La acusación incluye 31 cargos por “retención deliberada” de documentos clasificados, muchos de ellos descritos como secretos militares de gobiernos extranjeros, incluidos los aliados. Seis de los cargos contra Trump y su alcahuete, Walt Nauta, también fueron por obstruir la investigación del gran jurado.

Trump no ocultó su plan para presentar el procesamiento en su contra, dado a conocer por el fiscal especial Jack Smith, como diseñado en secreto por el presidente Joe Biden, aunque la Casa Blanca y el Departamento de Justicia han hecho todo lo posible para mantener un muro entre ellos. el asunto

“Esta es una guarida de gente enferma que necesita ser limpiada”, proclamó.

Trump usó sus comentarios para degradar tanto a Smith, a quien llamó “trastornado”, como al caso que Smith armó en su contra, que se fundamenta en pruebas extraordinarias brindadas por empleados de Mar-a-Lago, asesores cercanos de Trump e incluso uno de sus abogados —Evan Corcoran— a quien un juez le ordenó testificar ante el gran jurado que investigaba el asunto.

Smith entregó el viernes su primera declaración pública desde que se hizo cargo de la investigación en noviembre, diciendo que “las leyes que protegen la información de defensa nacional son fundamentales para la seguridad de Estados Unidos y deben hacerse cumplir”.

“Las violaciones de esas leyes ponen en riesgo a nuestro país”, agregó.

Trump también anticipó algunas de sus defensas legales, citando la decisión de Bill Clinton de guardar las cintas de una entrevista con los periodistas en su casa en lugar de entregarlas a los Archivos Nacionales. Trump afirmó que la Ley de Registros Presidenciales le permitía eliminar todos los registros creados durante su administración, incluso si estaban clasificados, y convertirlos en su propiedad personal y eliminarlos a voluntad.

La postura combativa de Trump fue evidente incluso al escoger a su compañera de viaje camino al discurso de Georgia.

Trump viajó a la reunión desde su club en Bedminster, Nueva Jersey el sábado temprano con la representante Marjorie Taylor Greene (R-Ga.), quien ha sido una de sus más feroces defensoras.

En el camino al evento, los simpatizantes se alinearon en las calles para echar un vistazo a la caravana y algunos sostenían carteles de “Caza de brujas” para saludarlo cuando bajaba del avión. En la sala, fue tratado como un héroe conquistador. La multitud estaba llena de sombreros rojos y partidarios de Trump, personas que sostenían sus teléfonos en alto para tomar una foto. La audiencia estalló cuando el exmandatario paso por su lado en la caravana.

© cubaencuentro

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