El canto funk-jazz de Tania Maria

La pianista, compositora y cantante brasileña, Tania Maria es una referencia obligada del jazz. Inicia estudios de piano a los 7 años: a los 13, gana el primer lugar en un concurso de su nativa San Luis, localidad del Noroeste de Brasil. Más de 25 álbumes grabados en un itinerario que la ha llevado a presentarse en los principales festivales de jazz del planeta.

1971, da a conocer el LP Olha Quem Chega, el cual tiene mediana aceptación; pero, con Piquant (1980) recibe el prestigiado reconocimiento Golden Leonard Feather Award. Después editaría otras placas que la confirman pianista muy privativa de habla muy singular: Love Explosion (1983), Made In New York (1985), Lady From Brazil (1991), Europe (1997), Viva Brazil (2000), Intimidade (2005), Brasil Whith My Soul (2005) y Via Brasil (2006), entre otros.

Funk-jazz de fuerte raigambre africana con un groove (swing) contiguo a ciertos enlaces afrocubanos (changüí, songo, timba, pa’ca, chaonda). “Sí, me interesa mucho la música cubana por los estrechos vínculos con Brasil. Ellos con su riqueza rítmica y nosotros con un trabajo armónico proceloso. Escuché una vez ‘La Comparsa’, de Ernesto Lecuona, y quedé fascinada; he coincidido con Chucho Valdés, gran músico: cuando vi en vivo a Irakere me pareció estar escuchando a un grupo brasileño, me di cuenta de los vínculos musicales de Cuba y mi país natal. Misa Negra pudo haber sido escrita por un músico de Brasil. Sí, así lo creo, mi funk tiene vasos comunicantes con el son y el mambo cubano. Tuve oportunidad de asistir a un concierto del grupo cubano NG, La Banda y quedé pasmada, me han hablado muy bien de Los Van Van, a ver si los escucho por ahí cuando coincidamos en algún festival”, declaró en 2008 la compositora y pianista residente en París.

Aparece Canto (Naïve, 2012), fonograma respaldado por la sonoridad de trombón (Gó Do “Trombone”, Andre Gomes, Tinoco Amaral), sax tenor/soprano (Flavio Bala), guitarra bajo (Reginaldo Feliciano, Marc Bertaux, Thierry Fanfant), percusiones (Edmundo Carneiro, Julinho Gonçalves), batería (Luiz Augusto Cavani) y coro (Coro Copacabana integrado por Sandra Luiza, Ricardo Noguera y Lia).

Diez temas en los que el piano percutivo y sinuoso de la vocalista del éxito “Funky Tamborim” se pasea con extraordinaria técnica por coloraciones de soul, samba, pop, bossa nova, funk y jazz. Influencia vocal de Sara Vaughan: improvisaciones de scat de raigambre bop. Clústeres tentadores que hacen referencias a Bill Evans, por su imaginativa y limpia precisión armónica, y a Winton Kelly/Erroll Garner por los acuses bluseros. Presencia anímica de Antonio Carlos Jobim desde concordias impresionistas de raigambre debussyana.

Inicia el convite con la samba “Chorinho brasileiro” (Maria) en la que el trombón de Gó Do dibuja riffs de exuberante articulación armónica. La exposición cobra calibres de belleza ondulada en “Canto” (Maria), una suerte de soul/bossa que remata en arenga scat de incitante diálogo con el piano. “Samba do gato” (Osawa/Maria): acompasadas enunciaciones de piano y percusiones en barrancos de arrobada sensualidad funky, y expresivas improvisaciones en scat.

En el clásico “Petite Fleur”, del clarinetista Sidney Bechet, Maria realiza una versión lirica en portugués y la presenta bajo el título de “Florzinha”: el trombón de Gó Do suscribe un solo de lenitiva y gozosa extensión de samba, el cual coquetea con los silbos del Bechet de los años 50 del siglo XX en París.

Convite de azoros que continúa con “Vou te amar” (Maria), “Ça c’est bon” (Maria), “Zé Marmita” (Brasinha/Antonio), “Carlos Songs” (Maria) y “Thanks Mr. G.”(Maria). Confirmación de la vitalidad de una instrumentista que ha dejado huellas imborrables en las plazas del jazz contemporáneo.

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