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Teatro cubano, Teatro

El teatro perdido de los 50

La escritora y periodista Rosa Ileana Boudet prosigue en su labor de divulgación del patrimonio teatral cubano

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Rosa Ileana Boudet, una incansable historiadora del teatro cubano, no cesa en su empeño investigativo, no solo de lo que ocurría en los escenarios, sino también de las vicisitudes, los logros y los reveses de dramaturgos, actores, funcionarios públicos y cuantos tuvieron que ver con las artes escénicas de nuestro país.

En 2010 publicó Teatro cubano: relectura cómplice. En 2011, LuisaMartínez Casado en el paraíso. En 2012, Cuba: viaje al teatro en la Revolución. En 2013, Escritos de teatro: crónica, crítica y gacetilla. Y no queriendo que terminara el 2014 sin un nuevo aporte, casi a finales del presente año, Rosa Ileana Boudet nos ofrece una recopilación de lo que ella justamente llama el teatro perdido de los 50, década ésta de un teatro olvidado como herencia burguesa, criticado hasta el cansancio, a veces en forma peyorativa, como lo describe en la introducción. Y agrega: Fue el que encontramos en 1959 y del que casi no se habló más.

De ahí la importancia de recuperar y dejar constancia de ese período.

Copio a continuación un texto de la contraportada que explica, mejor de lo podría hacer yo, el resumen o razón de ser de este libro.

“Considerada un páramo, una tierra baldía o un momento de transición, la puesta en escena estrenada en Cuba entre finales de los años cuarenta y 1959, es un tema aplazado y casi enterrado. La Revolución barre con los vestigios del teatro anterior, no sólo el producido en sus ‘salitas’. Este libro, escrito a partir de conversaciones con Francisco Morín, director del grupo teatral Prometeo, ofrece un registro y no un enjuiciamiento de la imagen escénica en años de convulsión y crisis, Aunque Morín es el eje principal, se nutre de fuentes documentales y testimonios para preguntarse sobre sus avatares y sus paradojas. Acompañado de un apéndice con críticas de algunos montajes, incluye el dossier ¿Los críticos contra Electra Garrigó? con la documentación de las puestas de 1948 y 1958”.

Se incluye también en dicho apéndice “Ojo con el crítico”, sardónica respuesta de Virgilio Piñera a quienes menospreciaron su Electra Garrigó.

Debemos felicitar y agradecer a Rosa Ileana por su ingente quehacer en pro de nuestra cultura teatral. Su trabajo es especialmente arduo pues en Santa Mónica (California) donde reside no tiene acceso directo a fuentes de información. Depende de testimonios orales (tan difíciles de transcribir) como, en este caso, sus “conversaciones con Francisco Morín” (subtitulo del libro) y de su recolección de programas, recortes de periódico, con frecuencia parcialmente ilegibles por el maltrato de los años, además de la tediosa búsqueda en archivos digitalizados y en la Internet.

Ante tan meritoria labor, no sería justo señalar deficiencias y omisiones.

La única objeción que podría hacer el lector es que a veces no se especifica el año a que se refiere lo escrito. Pienso que de haberse titulado los capítulos “1950”, “1951”, etc., eso no ocurriría. Pero quizás, tal clasificación pondría límites cronológicos muy estrictos a lo narrado. También se extrañan los pies de grabado en las ilustraciones, lo cual obliga a consultar las páginas finales para identificar obras y actores.

El teatro perdido de los 50. Conversaciones con Francisco Morín. Rosa Ileana Boudet, 2014. Crónicas del teatro cubano. Ediciones de La Flecha, Santa Mónica, California, 275 paginas. Este libro puede adquirirse pulsando aquí.


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