Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Se despega la Mega

El viejo dicho de que Miami es la tumba del artista cubano parece estar cobrando aún mayor vigencia en la televisión local

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El presentador de televisión Camilo EgañaFoto

El presentador de televisión Camilo Egaña.

Desde que llegué a Miami en el año 2000 comencé a escuchar un comentario que me ha molestado mucho desde que lo oí por primera vez: “Miami es la tumba del artista cubano”, pero después de los recientes cambios acaecidos en la otrora pujante cadena de televisión La Mega se pega, me parece estar oyendo ahora a Raúl Alarcón Junior tararear complacido aquella canción que cantaba Leonora Rega con tanto sentimiento —y una ese de más que luego afortunadamente omitió—, titulada Cavaste una tumba.

Por supuesto que el retoño del Alarcón original no es el único sepulturero en funciones en esta ciudad de Miami cuando de enterrar a los artistas cubanos se trata, pero lo jodido de este caso es que los otros, al menos, no son cubanos, o sea, no son “astillas del mismo palo”, como en la penosa inhumación que nos ocupa.

Camilo Egaña, Daysi Balmajó y Lourdes Ruiz Toledo han desaparecido de la pantalla megalítica para ser sustituidos por sucedáneos venezolanos y colombianos, a falta de mexicanos a la orden, parece ser que por compromisos extraartísticos con el mercado y el capital ―”son rumores, son rumores” dice la letra de cierta pegajosa canción―, y como hay un Dios misericordioso en el cielo, que castiga sin palos ni piedras, la jugada sustitutiva, en vez de reforzar el rating y hacer más atractiva la oferta para la costa oeste, se complicó con la inesperada y sorpresiva renuncia de Fernando del Rincón -la carta de triunfo mexicana del canal, en su malsana obsesión por el acento charroneutro-, y un descenso de las temperaturas de la audiencia, agravada además por la ausencia vacacional de Alexis Valdés de Esta noche tonight.

El que Venevisión Internacional y Univisión en Miami prefieran talentos no cubanos para sus telenovelas ―con excepciones que ratifican la regla― es hasta cierto punto entendible, aunque no justificable, pero que la Mega se despegue ahora con esto en sus programas es penoso y censurable, en una ciudad de mayoría cubana, adonde tanto talento cubano ha tenido que emigrar sin poder encontrar suficientes oportunidades de trabajo en la radio y la televisión debido a ese rechazo existente.

He asistido a muchas obras de teatro interpretadas por cubanos donde he encontrado el verdadero acento neutro que tanto preconizan las televisoras mexicanas, sin lograrlo verdaderamente, así como actuaciones excelentes que ameritan un mayor reconocimiento televisivo, como las de los actores de Oda a la tortura, presentada recientemente por Miami Estudio.

Como cubano, me duele mucho que esto les suceda a mis compatriotas en el exilio, boicot que no sólo ocurre con los actores sino también con los músicos, al extremo de que muy pocos cantantes cubanos logran que sus canciones sean radiadas por las emisoras de Univisión Radio, de donde fue sacada del aire el tema Mi corazón, de Lena con Alejandro Sanz, parece ser que para que no compitiera con la de Shakira con el mismo intérprete español que estaba en el aire por esa misma época.

(A propósito, Univisión Radio tuvo que pagar una fuerte multa recientemente por practicar la llamada “payola”, es decir, recibir dinero de los productores de las disqueras para que les radiaran sus canciones)

Es cierto que se debe fluir con el Universo, pero ello no quiere decir que la sociedad civil miamiense se tenga que quedar con los brazos cruzados ni con la boca cerrada ante estos atropellos televisivos de la Mega contra su propia sangre; además de no sintonizar el canal, como ya muchos estamos haciendo, hay que llamar a las cosas por su nombre, como lo está haciendo Camilo Egaña en su blog Cuarenta cosas.

Conforme digo lo malo, quiero destacar también que Telemundo Canal 51 no se ha hecho cómplice de esta tendencia discriminatoria, porque en sus producciones encuentran cabida cubanos, colombianos, venezolanos y mexicanos en ejemplar armonía, y que su programa Acceso total hace honor a su nombre, con las puertas abiertas al talento, sin atender a la nacionalidad ni al dichoso “acento neutro”, porque la sabia política de esta cadena es una multiculturalidad basada en la correcta pronunciación del idioma, sin obsesión con un español mexicanizado como hace su competencia.



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